Retratos, paisajes urbanos, bodegones y otras derivas temáticas o estilísticas que conforman el corpus creativo del fotógrafo argentino Humberto Rivas totalizando un acervo de más de 23.000 negativos, placas y diapositivas de diferentes medidas acaban de ser adquiridos por el Ayuntamiento de Barcelona -la ciudad que el artista eligió como destino de su exilio en 1976- para para garantizar la conservación y difusión de su obra.
La adquisición de este monumental archivo, concretada a través del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB), consolida el reconocimiento del aporte de Rivas (Buenos Aires, 1937 - Barcelona, 2009) en el relato de la fotografía contemporánea y materializa la voluntad de la familia para que el fondo continúe en la ciudad, según dio a conocer la institución en un comunicado, reproducido por la agencia de noticias Europa Press.
El fondo adquirido comprende 23.193 negativos, placas y diapositivas de diferentes medidas, así como los contactos; seis maquetas de fotomontajes; 200 tirajes originales realizados por el fotógrafo, que representan temas que han caracterizado su obra como retratos, bodegones, fachadas de comercios y paisajes urbanos, así como un lote de documentación textual, la mayor parte compuesta por apuntes preparatorios para clases, recortes de época y otros documentos personales.
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En ese lote de documentación se encuentra también la correspondencia con el fotógrafo y diseñador América Sánchez, también argentino, que lo animó a instalarse en la ciudad catalana, adonde llegó junto a su compañera, María Helguera.
Rivas fue uno de los fotógrafos argentinos más importantes de la historia. Luego de formar parte de la generación Di Tella de la década del 60, retratando a figuras como Jorge Luis Borges, Rómulo Macció, Roberto Aizenberg y Juan Carlos Distéfano se fue a España huyendo de la última dictadura militar. Allí desarrolló gran parte de su carrera y obtuvo un importante reconocimiento, aunque su obra nunca dejó de ser valorada en la Argentina, donde se le dedicó una gran retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta en 2014. Sus imágenes han alimentado a una larga estirpe de fotógrafos como Adriana Lestido, Marcos López o Juan Travnik y gracias a la galería Rolf Art sus obras se vieron en la feria ArteBA.
Por sus retratos austeros, casi minimalistas, Rivas era conocido como "el fotógrafo del silencio". Sus capturas siempre frontales pretendían revelar pliegues ocultos de figuras públicas, algo que conseguía a fuerza de ir variando afiebradamente el ángulo y las condiciones técnicas de la toma. Todo eso le reportó numerosos galardones, desde el Premio Nacional de Fotografía en 1997 hasta el Premio de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Barcelona (1997) y la Medalla de Oro al Mérito Artístico, que le fue concedida pocos días antes de su muerte, en 2009.
Al fotógrafo le interesaba captar "la esencia de las cosas independientemente de su naturaleza", una condición que encontraba tanto en el registro de personas y animales como de espacios urbanos vacíos: habitaciones de hoteles anónimos, casas deshabitadas, avenidas desiertas, puertas y ventanas clausuradas o fachadas abandonadas de la periferia de ciudades como Buenos Aires, Valencia, Barcelona o Ámsterdam. Testigo de una época, su obra incluye muchos paisajes (algunos de ellos, como los de la serie "Huellas", muestran los rastros de la Guerra Civil Española) en los que habla de ausencias y presencias a partir de esos espacios urbanos decadentes y vacíos.
"Rivas sacudió ese tributo al realismo con su mirada vanguardista y su convicción del potencial artístico de la fotografía. La singularidad de su fondo no es sólo también fotográfica, sino histórica", señaló el ICUB en su comunicado.
Para el artista, las fotografías debían hablar por si mismas: su gran temor era "que una imagen no diga nada". Todavía en vida, y con motivo de la gran exposición que le dedicó el Museu Nacional d'Art de Catalunya en 2006, donó al espacio varias de las imágenes expuestas, recordó Europa Press.
La operación materializa también la voluntad de la familia, que siempre había manifestado su deseo de que la obra se quedara en Barcelona, la ciudad donde pasó la mitad de su vida.
La conservación del fondo Rivas en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona facilitará el estudio de este autor, ya que a parte de los tirajes los estudiosos podrán consultar la documentación y las maquetas, así como sus cuantiosas imágenes de sitios abandonados, calles desiertas, paredes desnudas, casas vacías y puertas cerradas, entre otros temas en los que se propagó su inventiva.
Con información de Télam