Autobiografía, autoficción, memorias, "Vaquera invertida" tuerce los sentidos de la palabra género en la palabra escrita y en el registro que le imprime la voz que narra este texto donde el cuerpo, el sexo y el placer son dispositivos para encontrarse y entender: "Tengo cierta resistencia a la ficción porque quiero escribir desde la experiencia", dice su autora McKenzie Wark, que viene del ámbito académico y en este volumen acerca una voz distinta a la que trabaja en otros textos.
Dice que escribió mas o menos 17 libros pero en "Vaquera invertida" se propuso algo distinto, una escritura más personal, menos académica, acaso única. Porque ella misma es otra. Sin embargo, una historia real es en sí misma una contradicción porque "ninguna historia nunca es cierta". ¿Qué es la ficción, qué es lo real? Quizá en el medio sólo queda la experiencia. "Yo quería un tipo de libro que cuestionara el género para que pudieras narrar y describir situaciones donde no hay una especie de narrativa convencional", dice sobre el dispositivo literario que construyó en este volumen, publicado por Caja Negra en su colección Efectos Colaterales, serie que apela a la fantasía y la imaginación para "captar los efectos colaterales de unos futuros tan próximos que ya colonizan el presente", se presenta la colección.
Entre las actividades que tuvieron a Wark de visita en Argentina una de ellas fue un taller de escritura trans: "La literatura trans anglófona está teniendo un florecimiento extraordinario en este momento. Parte de de mi tiempo está tratando de ser parte de eso: editar, publicar, traducir con la intención de consolidar una literatura y escritura trans", dice.
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Para McKenzie es clave crear espacios de lectura y escritura dentro "de comunidades específicas, marginadas históricamente, como es la comunidad trans. Nuestra comunidad siempre ha vivido en los márgenes y por eso nuestra escritura necesita del apoyo editorial, institucional, estatal y de la prensa, para que nuestra producción cultural sea sostenible en el tiempo", como dijo cuando participó de un debate acerca de si la literatura puede transformar el mundo o no. "Para nosotras -agregó- no es suficiente tener una comunidad editorial o consolidarnos como institución cultural. También es necesario lidiar internamente con cuestiones como la raza, la inmigración y las minorías dentro de las mismas minorías, que también son ignoradas".
En "Vaquera invertida", como se lee "el yo se disuelve en la carne" y ahí el sexo es una llave para entender: porque la pregunta por ese yo se construye en la acción, en la repetición, en el encuentro con otros cuerpos. "Podríamos aprender miles de cosas a través de la sexualidad, pero un montón de gente no lo hace. ¿Qué pasaría si elimináramos el tipo habitual de narrativa moral a las narrativas de identidad sobre el sexo y lo consideráramos simplemente como una práctica por derecho propio para sus propias ecuaciones? Eso también genera modos de estar en el mundo", asegura.
Con información de Télam