Christian Arias (Enzo Vogrincic), la promesa del fútbol uruguayo, se encuentra completamente solo, sin rumbo, acosado por los medios y a la espera de alguien que lo guíe. La figura más cercana de su círculo es su opresivo padre (Rafael Spregelburd), que también es su manager y el titiritero que maneja las cuerdas de su vida dentro y fuera de la cancha. El problema es que a Christian el deporte dejó de interesarle y la irrupción de una chica, en su momento de mayor crisis, pone sus intereses en jaque y abre una pregunta en su cabeza: ¿y si acaso viví una realidad que nunca quise? 9 expone un universo complejo como lo es el fútbol profesional y los directores convierten lo que podría ser una película deportiva en un drama sobre la búsqueda de la felicidad y la plenitud. Dentro del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, El Destape dialogó con Rafael Spregelburd sobre su personaje y su relación con el fútbol.
- ¿Cómo llegás a este proyecto?
Fue un poco de milagro. Ocurrió en medio de la pandemia, filmamos en septiembre del año pasado, hubo que pedir los permisos correspondientes a todos los ministerios de Uruguay y de Argentina, y a mí realmente eso me salvó porque era un momento de mucha depresión. El teatro estaba naturalmente acabado, concluido, y la posibilidad de volver a actuar en un entono como Uruguay, que en ese momento no tenía casos de pandemia, fue extraordinario. Los directores me conocían de otras películas y pensaron que era “la” persona indicada para la película.
- Tu personaje es un padre opresivo, déspota, ¿estás cómodo con esas caracterizaciones más villanísticas?
Estoy acostumbrado a los villanos (risas), seres medio antipáticos con un grado de idiotez bastante importante. Me siento cómodo en esa caracterización. Lo más complicado de este personaje era que tenía que ser uruguayo, y para eso yo tenía que hablar en uruguayo. Me “coachearon” mucho ya que de otra forma hubiera expresado este personaje mucho más a la italiana. Lo difícil fue encontrarle el punto exacto de 'uruguayismo' a este Oscar tan temible.
- ¿Sentís que lo lograste?
Tengo que ver la película ahora, así que me dirás vos (risas)
- ¿Sos futbolero?, ¿tuviste que prepararte con algún tipo de conocimiento para la película?
Mi relación con el fútbol es intensa y muy extraña. Soy un tipo que hasta los 40 años no había pateado jamás una pelota, la única vez que jugué al fútbol en la escuela secundaria me fracturé un dedo del pie y me parecía una cosa peligrosísima para los seres humanos. Pero en el año 2010, unos dramaturgos amigos en Alemania, que tienen un equipo de fútbol, me invitaron a que formara un equipo argentino para ir a jugar un partido "amistoso" en la Feria del Libro. Así que, de pronto, me encontré gestionando dramaturgos y actores que sabían de fútbol, y que amablemente me invitaron a que me quedara en el equipo, a riesgo nacional para todos.
- ¿Se pueden saber los nombres de ese equipo?
Sí, Bernardo Cappa, Matías Feldman, Federico León, Santiago Gobernori, Mariano Tenconi Blanco, algunos editores de libros y periódicos como Lucas Funes Oliveira y Maxi Tomas. Fue una epopeya muy intensa. Estuvimos un año entrenando con Alfredo Graciani, jugador de Boca -que lamentablemente falleció el año pasado-, en Parque Sarmiento, y fue extraordinario.
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- Tuviste una transformación futbolística.
Hasta ese momento no había tenido ninguna relación con el fútbol y descubrí que era una cosa que me gustaba muchísimo. No soy buen espectador de los partidos, me gusta jugarlos con amigos. Una de las cosas que más me entusiasmó de esta película era que había escenas de fútbol. Soy muy malo, empecé a jugar hace diez años nada más. Soy pésimo y estaba preocupado porque no se notara en las escenas. así que mis compañeros uruguayos me armaban las jugadas para que más o menos yo pudiera pegar un par de gritos. Descubrí en el fútbol un mundo muy parecido al de la creación en la dramaturgia. Las reglas de juego de este deporte tienen un grado de equilibrio, de complejidad y de nobleza fascinante.
- ¿De qué jugás?
(Risas) Es una muy buena pregunta. Empezaron poniéndome en el arco, porque a cualquiera que no sabe jugar le explican un poco las reglas del arco, que son más sencillas. Como actor me protegía muchos los dedos, la cara, era un peligro. Entonces empecé a jugar. Era tan inhábil con los dos pies que me pusieron de 3: el 3 tiene que ser zurdo y como me daba lo mismo…Ahí metí mi primer gol, así que lo recuerdo con mucho cariño. Después, me pusieron de 9, el pescador: mejor quédate cerca del arco, tratá de agarrarla, si no la agarrás no pasa nada, no te mandes ninguna cagada en la defensa. Pero ahora, que sigo jugando todos los martes, estoy de 4, que es una posición muy defensiva.