La 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires inauguró la sala Horacio Gonzalez en el pabellón Ocre con un emotivo homenaje en el que participaron amigos y colegas del ensayista, quienes compartieron sus textos y también anécdotas.
Una pila de libros que ponía sobre la mesa pero de los que luego no hablaba, como si eso fuera una forma de abrir una conversación. Una conversación que no se terminará, porque como dijo alguien por ahí "nunca va haber una última conversación con Horacio
Gonzalez". Están sus textos, sus clases, su pensamiento complejo a la espera del debate, del encuentro, de la incomodidad. "Vivirás mientras podamos leerte, mientras podamos nombrarte", dijo otro. "¿Todas y todos tuvieron un Horacio que les salvara la vida?", se escuchó preguntar en el micrófono abierto de la sala.
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Con la presencia de su compañera Liliana Herrero en primera fila, la flamante sala Horacio Gonzalez se rindió a las palabras de su homenajeado. Amigos, colegas, alumnos, leyeron fragmentos de sus textos, de sus libros, de entrevistas. "La incomodidad es la precondición de la crítica", se escuchó. Otro recordó la forma en la que se despidió de la gestión en la Biblioteca Nacional y que ahora resuena con una potencia existencial: "Sin nosotros no somos nada".
La actriz Cristina Banegas eligió leer en voz alta fragmentos de una charla que dio Liliana Herrero a propósito de un plenario de pensamiento popular con el nombre del sociólogo: "Yo quiero defender la complejidad de Horacio. Era una conciencia desgarrada", había dicho la cantante.
Varios recordaron la relación incómoda que tenía con la Feria de "tensión y seducción" y dispuesto a hacer "actos de justicia" como cuando intervino en el debate público al posicionarse contra la invitación de la Feria a que fuera el Noble Vargas Llosa quien la abriera, considerando que había "dos Vargas Llosa", "el gran escritor que todos festejamos y el militante que no ceja ni un segundo de atacar a los gobiernos populares de la región".
También estuvieron presentes el editor Daniel Divinsky y el director de la Biblioteca Nacional, Juan Sasturian, quien elogió la gestión de Horacio González y compartió un texto que le había escrito hacía un tiempo, cuando murió, que dice así: "Mejor pensar que te llamó una voz para sumarte a la mesa inestable de la biblioeterna".
Por su parte, Maria Pía López resaltó el lugar de la ficción en González, leyó un fragmento de una novela y destacó que "fue un escritor de novelas a destiempo".
En tal sentido, para la socióloga es en ese terreno donde "Horacio produce en la ficción una libertad, produce una libertad para tratar con objetos y escritos que no estaba considerando en el ensayo".
Liliana Herrero agradeció la reunión. "HG pensó en el corazón del mito, en eso que llamaron poesía, ficción y luchó para liberarse del mito pero supo siempre que sin el mito no se puede pensar y sin salir del mito tampoco. Entonces, tratemos de pensar a Horacio como el mito que nos permita liberarnos del mito mismo".
Con información de Télam