(Por Leila Torres) Convertido en el escritor español más vendido en el género de novela histórica con más de 4 millones de lectores, Santiago Posteguillo suma un nuevo libro a su colección sobre el universo romano con "Roma soy yo", el comienzo de un proyecto ambicioso que persigue retratar la vida de Julio César desde su juventud hasta su muerte a través de los vínculos con personajes cercanos que forjaron su identidad como sujeto histórico y las épicas de las que fue protagonista.
"Siempre he querido escribir sobre Julio César, lo que pasa es que el personaje me imponía mucho porque es el eje en torno al cual pivota todo el mundo romano y, adicionalmente, la civilización occidental. Entonces, escribir sobre alguien tan importante, tan conocido, de quien tanto se ha escrito, se han hechos series de televisión, es un poco abrumador", cuenta en una entrevista a Télam el español Santiago Posteguillo (1967) -filólogo, lingüista, y doctor europeo por la Universidad de Valencia-, que acaba de presentar su reciente novela en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
En 2006, el narrador publicó una trilogía voluminosa sobre la historia de la antigua Roma titulada "Africanus" con el primer título de nombre homónimo, al que le siguió "Las legiones malditas" y "La traición de Roma". También escribió "La trilogía de Trajano", que profundiza en este período histórico con la figura del emperador romano Marco Ulpio Trajano.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Por su trabajo, el autor recibió el Premio de la Semana de Novela Histórica de Cartagena, el Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana en 2010, el Premio Barcino de Novela Histórica de Barcelona en 2014, y fue nombrado Escritor Valenciano del Año en 2015. En 2018 fue galardonado con el Premio Planeta por su novela "Yo, Julia" sobre Julia Domna, que tiene un segundo volumen "Y Julia retó a los dioses".
"Al escribir de Escipión, Trajano, Julia Domna, ocho novelas de 800 a 1100 páginas cada una sobre el mundo romano, llega un punto donde empiezo a pensar que tengo un conocimiento razonable", explica Posteguillo sobre cómo los libros anteriores prepararon el terreno para escribir "Roma soy yo", publicado por Penguin Random House. Como el escritor respetaba tanto al personaje de Julio Cesar, cuenta a Télam que necesitaba sentirse "adecuadamente equipado para este viaje narrativo" que es "Roma soy yo", donde un juicio crucial pero poco conocido es el motor de la historia.
- Télam: ¿De qué manera el proceso de investigación de tus libros anteriores te fueron acercando a la complejidad del personaje de Julio César?
- Santiago Posteguillo: Escipión me explica de dónde viene Cesar y Trajano o Julia Domna me hacen ver que cualquier otro gobernante romano después de César se miran en él como un modelo. Escipión, al derrotar a Aníbal, hace que en Roma se convierta en el centro de poder del mediterráneo occidental. Eso hace que llegue mucha riqueza a la ciudad pero no se distribuye ¡Oh, sorpresa! de forma igualitaria. Entonces, eso va generando dos bandos muy irreconciliables: una oligarquía senatorial que quiere tener y retener todos los privilegios, la tierra, el dinero y una más amplia mayoría de ciudadanos que reclama a través de los tribunos de la plebe redistribución. Y es en este bando del pueblo en el que tenemos que situar a César 150 años después.
-T: En toda esta producción que hay sobre César y a partir de tu proceso de investigación para este libro ¿Encontraste algo que te haya sorprendido?
-S.P: Me sorprendió lo importante que fue algo que sabía que no era muy conocido, que es que él entra en la escena pública romana ejerciendo la abogacía. Algo que por otro lado era relativamente habitual en un patricio romano que quiere empezar a fajarse en debates públicos antes de conseguir entrar en el senado. Porque los juicios eran a puertas abiertas entonces si se juzgaba a alguien relevante, esto concitó la atención de mucha gente y acudieron al foro. Si alguien destacaba por oratoria y en su capacidad de argumentar llamaba la atención. César elige un primer juicio muy complicado. Cuando él decide hacer la acusación en el juicio del 77 a.C contra el senador Dolabela hay una parte de promoción personal pero ¡Caramba, podría haberlo hecho en un juicio en el que no se jugara la vida!. Él entra por la calle del medio, contra un senador corrupto, mano derecha del dictador Silla, un personaje muy sombrío, que tiene contratados sicarios. Entonces, enfrentarse con 23 años contra eso pues has de tener un espíritu muy audaz.
Me pareció muy interesante este momento porque hay un antes y un después. Es en este momento donde el pueblo de Roma dice "Cuidado que aquí tenemos un líder que es capaz de enfrentarse contra la oligarquía senatorial. No les tiene miedo". Me pareció clave y que no era conocido.
-T: ¿Pudiste acceder al texto del juicio?
-S.G: Encontré el juicio, la situación pero el texto está perdido. Sabemos quién era el acusado: senador Dolabela; de qué se lo acusaba: por corrupción generalizada; quién lo acusaba: los ciudadanos de la provincia de Macedonia porque les había robado mientras había sido gobernador. Sabemos que los abogados que contrata son los mejores de la época. Y sabemos cómo estaba constituido un tribunal, que tenía una predisposición a exonerar porque el dictador Sila, favoreciendo a la oligarquía senatorial, había establecido unos pocos años antes que a cualquier senador que se lo fuera a juzgar por corrupción, solo podría ser juzgado ante un tribunal de 52 jueces que, ¡qué casualidad!, son senadores también.
En ese contexto, era muy difícil que los macedonios encontraran algún ciudadano romano dispuesto a jugarse la vida y el prestigio que pudiera tener en una acusación que lo más probable es que fracasara. Es ahí cuando aparece Julio César. ¡Hombre, me sorprendió!
Lo que tuve que hacer fue recurrir a un experto, el catedrático amigo mío de derecho romano. Él enseguida lo identificó. "Está perdido", me dijo.
-T: ¿Fue eso una posibilidad para poner a jugar la ficción?
-S.P: Soy novelista. Puedo reconstruirlo pero quiero hacerlo bien. Entonces anoté lo que el catedrático me dijo: primero hay una petitio (petición formal de acusación), luego un adivinatio (el tribunal se reúne y decide quién acepta como acusación), luego tiene que haber una rejectio (es decir, la fase en la que un abogado puede recusar algún miembro del tribunal). Con esa explicación, me da textos paralelos. Otros juicios similares contra otros senadores por crímenes similares pero esos sí han quedado. Por ejemplo el de Cicerón contra Verres. Tú te lo puedes leer y puedes presumir que el otro fuera similar. Con toda esa información, lo recreo.
Hay mucho espacio de ficción para una novela histórica. Todos los diálogos son míos. Leo los juicios para ver cómo argumentaban los abogados de la época, entonces sí que construyo unos discursos en boca de Cesar que sean similares en estructura a cómo argumentaban en aquella época pero sí que transformo la sintaxis, porque la sintaxis latina es una sintaxis que a nosotros nos resultaría muy distante y parecería expulsiva para la experiencia lectora. Y lo que tu quieres es atrapar al lector. También salpico con palabras o términos en latín que explico por contexto o en un glosario al final para que haya una sensación de ambientación, que ayudan a que el lector se sienta en un juicio en Roma.
-T: Sobre los personajes femeninos ¿Qué rol ocupan en este libro?
-S.P: Creo que uno muy importante. Siempre van a tener un rol muy importante en las novelas que amenazo a hacer. Tienen roles importantes porque es un personaje cuyos referentes masculinos en su entorno familiar desaparecen muy pronto, cuando él es adolescente, fallece su padre y su tío. Él crece con su madre, con su joven esposa Cornelia, con la hija de ambos, con sus dos hermanas y con su tía. Lógicamente, creo que cuando un hombre crece en ese entorno es diferente a sí creces teniendo solo como referente femenino a tu madre. Él, de salida, ya establece una relación diferente. Él adora a su esposa y esa es una historia de amor muy desconocida. César se casará en tres ocasiones y tendrá muchas amantes. Cuando está con Cornelia, no tiene. A ella le fue fiel. Es un amor juvenil, pasional, que surgió de casualidad porque la casan a los 15 años con un chaval de 17 y las fuentes confirman que surgió la complicidad entre ellos. Se ve que se cayeron bien de inicio y se quisieron. Hasta el punto de que César se juega la vida por mantenerse junto a su esposa. Entonces también destaca esa historia de amor. El otro personaje que destaca es Aurelia, la madre, que forja al héroe.
-T: Tiene mucho peso la palabra de la madre en la novela.
-S.P: Sí. Además perdura en el tiempo. Va a estar presente hasta la tercera novela, y en la segunda se ve cómo ella también lo acompaña en todo su ascenso en el senado.
-T: ¿Creés que el romance en la novela histórica resulta un atractivo para los y las lectoras?
-S.P: Creo que era Borges que decía que una novela puede ir sobre cuatro temas: una historia de amor entre dos personas, sobre una historia de amor entre tres personas, un viaje o la lucha por el poder. Realmente lo que encuentras en "Roma soy yo" es una historia de amor, la lucha constante por el poder y hay viajes. Entonces tiene un montón de elementos que se pueden reunir en una novela histórica con comodidad por lo siguiente: el género de la novela histórica es un híbrido de literatura e historia, y cuando haces un híbrido lo puedes aderezar con más cosas. En este caso, se puede añadir la historia de amor y fluye bien.
Con información de Télam