La autora española Layla Martínez profundizó sobre el abordaje de la política y del feminismo dentro del género terror y dio detalles del trabajo de investigación que realizó en torno al espiritismo y el ocultismo como vía de expresión para las mujeres en momentos en que no tenían una voz aceptada públicamente.
T: En una entrevista recuperaste no solamente la voz de Enríquez sino también las voces de Mónica Ojeda, de Fernanda Ampuero. Mujeres que hacen terror, que son latinoamericanas, con una impronta feminista en varios casos. ¿Cuál es tu opinión sobre su trabajo?
LM: Creo que tengo mucha suerte de ser contemporánea a ellas, poder ver cómo va evolucionando su escritura, y cómo hay una influencia recíproca entre todas. Ellas también tratan temas políticos, y esto demuestra que el terror es eminentemente político. Podemos verlo en el libro más famoso de Stephen King, It, al final está hablando de la desaparición de niños, de la violencia contra los niños, del bullying, del consumo y las marcas en Estados Unidos. En estas autoras es más evidente todavía porque era muy necesario hacer literatura desde el feminismo. Pienso también en el cine de la directora mexicana Michelle Garza Cervera, la película Huesera, que habla sobre maternidad desde un punto de vista feminista. Me parece un momento muy bonito, la verdad, para el género.
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T: Además de escribir e investigar, das talleres para mujeres sobre espiritismo, ocultismo y feminismo. ¿De qué se trata esto?
LM: He ganado una beca para estudiar y escribir sobre el espiritismo y su relación con el sindicalismo y el anarquismo. Este ensayo es un trabajo sobre la idea de que las mujeres han utilizado el espiritismo para tener un lugar y una voz pública cuando no los tenían. En el mundo anglosajón a las médiums las dejaban hablar, porque en teoría no hablaban ellas, sino que canalizaban a otros espíritus. Pero claro, con esa idea se convirtieron en estrellas, súper famosas, especialmente en la segunda mitad del siglo XIX. Y así consiguieron tener la independencia económica y la voz pública que no hubieran alcanzado si hubiesen hablado "por ellas mismas". Estaba en juego si ellas se lo creían o no se lo creían, hasta qué punto utilizaron esto para aparecer en entrevistas, para politizarse. Es un movimiento muy interesante que tiene asidero en el espiritismo. Luego vinieron una cantidad de médiums que fueron referentes feministas, o sindicalistas. Con una idea que es muy patriarcal, que es colocar a la mujer como "canal", de alguna manera ellas le dieron la vuelta para tener voz pública.
Con información de Télam