Escritores, críticos, editores e intelectuales despidieron con tristeza y conmovidos al poeta y ensayistas Noé Jitrik, fallecido hoy, a los 94 años en Colombia, y recataron su vocación de enseñante, su generosidad, y su pasión por los libros, tanto por la lectura como por la escritura.
"Acaba de morir Noé Jitrik", escribió el escritor chaqueño Mempo Giardinelli, "compañero de más de cuatro décadas, camarada del exilio e irrepetible intelectual argentino. No puedo parar de llorar (...) se me va un amigo-hermano mayor-maestro con quien en los últimos 45 años estuvimos siempre cerca, en el exilio y en nuestra Patria, compartiendo literatura y pensamientos".
"Y todos estos días he estado pendiente de su agonía, lo que fue una manera de tenerlo presente -advierte el autor de cuentos como 'Chaco for ever"-. Y no sin una pizca de culpa porque quizás debí insistirle cuando me dijo que viajaba a Colombia y le sugerí que no fuera. Él se rió con ese espíritu juvenil que siempre tuvo a la par de su indoblegable espíritu crítico, me dijo que no me preocupara, que estaba feliz".
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Desde Manifiesto Argentino (MA), agrupación intelectual que fundó y compartió con Giardinelli, escribieron en las redes: " Se nos fue Jitrik, miembro fundador por allá en los dos miles... Su solvencia ética fue y seguirá siendo un derrotero por donde hallar ideas necesarias y las preguntas que justifiquen nuestro paso por la vida".
"Dejó textos muy valiosos e instaló una mirada novedosa sobre nuestra literatura -dijo a Télam el escritor Eduardo Jozami- y su fervoroso matrimonio con las letras no le impidió mantener un compromiso ético-político, como destacaran los intelectuales que lo propusieron este año para el premio Nobel de Literatura".
"Refugiado en México en los años 70, presidió la Casa Argentina que abrió sus puertas a todos aquellos exiliados que enfrentaban la dictadura sin distinción de agrupamientos políticos. Mantuvo siempre su apoyo activo a la lucha del movimiento de Derechos Humanos y a partir del 2015 se comprometió activamente en las luchas contra la ofensiva de la derecha neoliberal. Compartimos el dolor y lo despedimos con la tranquilidad de saber que su inmensa obra siempre habrá de acompañarnos", agregó.
Desde la editorial de la Universidad Nacional de Quilmes escribieron en Facebook: "con mucha tristeza despedimos hoy a Noé Jitrik, al que extrañaremos mucho: no solo es un querido autor de nuestra casa con su hermoso 'En el nombre de Noé' que hizo junto con Yuyo Noé, sino un amigo con quien contamos siempre".
Un posteo al que parece responder el propio Yuyo en otra altura del muro, donde se lee: "Más allá de su importantísima obra de escritor e historiador de nuestra literatura, ha sido una de las personas más hermosas que he conocido. Por su seriedad intelectual, su generosidad de espíritu, su predisposición a comprender el sentido de la vida, su simpatía para con los otros y su compromiso ideológico y personal con el proceso político y cultural de la Argentina que su clara inteligencia le hacia ver".
"He tenido el placer de realizar con él un libro sobre la extraña coincidencia de su nombre y mi apellido. Curiosamente esa palabra nos hermanó y fue la clave de una amistad que he vivido con orgullo", lo despide, Noé.
"Podría ser cualquier tomo de la 'Historia Crítica', o 'Long Beach', una novela cortita suya que siempre me divirtió muchísimo. Pero hoy cuando me avisaron, lo primero que recordé fue cuando vino, 93 años, pandemia, al velatorio de papá. El modo en que se previno del abrazo que fuimos a darle, ese límite interno que se habría puesto para protegerse de un contagio y sin embargo estar ahí, más firme que muchos, acompañando", escribió unos posteos más abajo Virginia Feinmann, hija de José Pablo.
"La vida intelectual de Buenos Aires nos resultará empobrecida sin la presencia de Noé Jitrik . Esa mente que seguía brillando y deslumbrando a lo largo de sus tan largos años. Tenemos el consuelo de acudir a sus libros, inagotables, siempre sorprendentes y no sólo en materia ensayística", dice a Télam la escritora Luisa Valenzuela, titular del capítulo argentino del PEN, la agrupación internacional contra la censura a los escritores.
"Noé Jitrik fue un enorme novelista, para sorpresa de muchos que no esperamos que quienes conozcan la receta sepan hacer la torta. Todo sucedió allá lejos, en Pereyra, Colombia, pero desde acá el abrazo que queremos darle a Tununa y a Oliverio y Magdalena es de corazón y por eso creo que les ha de llegar", concluye.
La periodista y escritora Gigliola Zecchin, Canela, cursaba Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba cuando Jitrik era su profesor. "Literatura argentina uno y dos -recuerda-, de una dedicación absoluta a sus alumnos. lograba contagiar fervor por la literatura", comenta desde Córdoba.
"Recién casado en ese momento con Tununa Mercado era como si fuese nuestro Sartre y ella nuestra Simone de Beauvoir: invitaba a los alumnos que quisieran y seguía dando clases en su casa, nos prestaba libros cuando no había celular ni fotocopiadora. Nos abrió mucho las puertas -repasa-, y los ojos y los oídos hacia la literatura argentina, con enorme intensidad y talento".
"A veces parecía que su alegría iba a trascender la muerte. Pero no. Llegó -dice por su parte el poeta correntino Carlos Battilana, discípulo de Jitrik-. El valor de la alegría estuvo en Noé como experiencia vital. Escuché muchas veces esa frasecita que repetía, siempre hay gente que cree que la fiesta está en otra parte, como reivindicando ese aquí y ahora, y esa posibilidad de disfrute y de intensidad con el otro".
Para el autor de "Lengua de llanura", Jitrik "fue un constructor. Nunca conocí a una persona con tanto deseo de hacer y concretar -remarca-. Ayudó, propició caminos, alentó a muchas personas. Su inteligencia era una medida de la exigencia, pero nunca con un lenguaje desalentador".
"Escribió de todo, emprendió mil objetos de estudio, coordinó a partir de los 73 años la Historia crítica de la literatura argentina. ¿Cómo hizo todo eso? Novelas, poesía, ensayos, crítica. ¿Cómo? Un amor por la vida y la curiosidad. Amó leer como una forma del oxígeno. Una figura que pasó varias épocas. Como capas geológicas. Pero más que 'aggiornarse' a cada una, intentó comprenderla con la sensibilidad y el estudio".
Desde México, donde compartió años de exilio en los 70 junto a muchos argentinos, tuiteaban el Fondo de Cultura Económica, la Feria del Libro de Guadalajara, La Universidad Nacional de México (Unam), la escritora Margo Glantz, lamentando su muerte. Y de este, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires que tantas veces caminó y adonde tantas veces expuso, la Facultad de Filosofía y Letras de la (UBA) adonde dio cátedra; o Interzona, entre tantos otros sellos, que postea: "Hoy somos una editorial que se queda sin palabras".
Con información de Télam