La casa de los conejos: la última dictadura desde los ojos de una niña

Valeria Selinger adapta de manera eficiente la elogiada novela de Laura Alcoba con un reparto de grandes nombres, entre los que destacan Darío Grandinetti, Miguel Ángel Solá y Silvina Bosco.

21 de octubre, 2021 | 20.38

La casa de los conejos -brillante novela de Laura Alcoba- cuenta la historia de Laura, una niña que a sus ocho años debe aprender a vivir en la clandestinidad unos meses antes del golpe de Estado de 1976 y durante los primeros años de la dictadura cívico militar hasta su exilio en Francia, dos años más tarde. Un relato emocionalmente duro que el lenguaje cinematográfico y la mano de la cineasta Valeria Selinger traduce de forma correcta.

Con su padre detenido, la pequeña debe huir junto a su madre buscada por las fuerzas represivas, acostumbrarse a usar nombres falsos y a cambiar de residencias hasta que ambas se instalan en la "casa de los conejos", en La Plata, donde viven Diana -embarazada de tres meses- y su marido Cacho. Al no poder asistir a la escuela, la chica pasa los días en esa casa donde funcionaba una imprenta clandestina de Evita Montonera. La Diana con la que convive es Diana Teruggi, quien por entonces estaba embarazada de Clara Anahí, la nieta desaparecida de “Chicha” Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo (fallecida en 2018).

En La casa de los conejos la mirada de la niña protagonista se construye a través de los pequeños detalles. A rasgos generales, hay un trabajo cumplido. Sí es cierto que con un poco más de profundidad y dinamismo en el tratamiento de la historia, los resultados serían mucho más convincentes. Por momentos, no se siente la conexión entre la cinta y la novela que llevó al reconocimiento masivo a Alcoba.

La casa de los conejos. Nuestra opinión: Buena.

Dirección: Valeria Selinger.

Elenco: Darío Grandinetti, Guadalupe Docampo, Paula Brasca, Mora Iramaín García, Federico Liss, Patricio Aramburu, Nahuel Viale, Silvina Bosco, Agatha Fresco, Santiago Lozano, Verónica Schneck, Luis Longhi y Adrian Silver; y la participación especial de Miguel Angel Solá.

Estreno en salas de cine argentinas

Entrevista con Valeria Selinger, directora de La casa de los conejos

- ¿Cómo llegaste a la novela de Laura Alcoba?, ¿qué te impulsó a querer adaptarla al cine?

La novela me llegó por medio de mi madre, que es escritora y conoce el tipo de literatura que me interpela. La leí de un tirón y mientras lo hacía iba viendo imágenes de una posible película. Sentí la necesidad de hacer la adaptación porque lograba unir puntos de la historia que se conectan con mi propia vida y con la de muchos lectores que también se sintieron atravesados de forma emocional. Eso me dio todavía más empuje para encarar el proyecto.

- ¿Cuáles fueron esas imágenes de tu historia personal que se fueron despertando con la lectura?

Básicamente, el silencio de la niña que vive en una situación que es peligrosa y no puede contar a todo el mundo lo que le está sucediendo y lo que está pasando. También, un punto de conexión mucho más subyacente, y no menos importante por eso, fue la búsqueda de Clara Anahí. En el libro no es el tema central pero sí es un “condimento” más que me interesó mucho porque, como a la mayoría de los argentinos, la falta de identidad en tantas personas es algo que me conmueve muchísimo.

- ¿Cómo fue el proceso de contar la película desde la mirada de una niña?

Para mí era indispensable contarla así, no había otra manera. De repente fui eliminando cosas que había tanto en el libro como en la primera adaptación mental que hice, que contribuían a dar explicaciones por demás sobre el contexto sociopolítico en el que se vivía. Me di cuenta que todos estos componentes estaban de más; a una niña le importa más estar jugando que el accionar de Montoneros. La mirada de la niña pasa por los detalles de lo que hay alrededor, de la vida cotidiana.

- ¿Laura Alcoba formó parte de la realización de la película?

No exactamente. Tuvo una mirada exterior y estuvo de acuerdo o no con algunas cosas de la adaptación. Primero la llamé para que hiciésemos el guión juntas y ella me dijo que no, que ya había terminado su obra y no tenía necesidad ni ganas de meterse de nuevo. Aún así me daba la carta blanca para poder hacer mi propia Casa de los conejos.