Marco Berger: "Hay que tener delicadeza al trabajar con cuerpos"

El director de “Taekwondo” y “Un rubio” vuelve al ruedo con “El Cazador”, un logrado thriller ético que llega a CINE.AR TV el jueves 28 de mayo. (AVISO: Esta entrevista puede contener spoilers)

24 de mayo, 2020 | 00.05

Marco Berger es un artesano del cine. Películas como “Plan B”, “Hawai”, “Taekwondo” o la reciente “Un rubio”, muestran a un director exponente del cine queer, con ganas de superar sus propios límites. Entre un magma de cuerpos erotizados, desnudos artísticos, bultos que se registran con deseo y seducciones pícaras que devienen caricias, florece “El Cazador”, la menos Berger de las cintas de Berger.

“No me presenté en la ENERC porque me daba angustia el hecho de que solo eligiesen a seis personas de un total de mil postulantes”, cuenta de entrada en la charla con tono humilde. También, regaña con sutileza el haber llegado diez minutos antes de lo acordado al encuentro: “Subí a la terraza que y 40 voy”. Arriba hace frío.

Empezó a dedicarse al cine de grande por cuestiones económicas y es consciente de los logros que cosechó en una industria cruel. “El Cazador”, película que estrena en CINE.AR TV el jueves 28 de mayo a las 22 horas, se aleja del registro dramático romántico para adentrarse de lleno en un submundo oscuro de extorsiones y pornografía infantil. A las 11.40 sube para la nota. De porte coqueto, sonríe y muestra lo que trae: “Tazas para los dos. Hay té y agua caliente. También traje alcohol en gel, por las dudas”. Afuera, el coronavirus acecha Buenos Aires.

- En medio de la pandemia, ¿qué te produce estrenar “El Cazador” vía streaming?

Obvio que preferiría que la película se exhiba en una sala, pero en el marco de la pandemia no voy a especular hasta que la situación se calme, me parece una actitud snob. Si las condiciones están para estrenar online,  me parece excelente. Lo que me entusiasma es que todo el mundo va a poder ver “El Cazador” en paralelo: desde un pibe que vive en Palermo hasta uno que vive en un pueblito de Salta.

- Democratizás tu cine.                

Totalmente. Estuve pensando que si salimos de esta pandemia podríamos repensar la simultaneidad de estrenos tanto en el Gaumont como en Cine.ar. Que todo el mundo tenga acceso.Tengo la sensación de que en octubre el coronavirus se va a volver algo anecdótico y vamos a retomar nuestras costumbres, entre ellas ir al cine.

- “El Cazador” aborda temáticas delicadas, la pornografía infantil y la “pornoextorsión”. ¿Cómo surgió la idea?

A raíz de dos situaciones. En una ocasión hice una búsqueda en Google y me aparecieron fotos de pibitos que eran menores de edad. Me llamó la atención que sea tan fácil el acceso a este material, estas búsquedas deberían restringirse. Con este interrogante, empecé a indagar en páginas como XTube y descubrí que casi no hay límites en lo que se muestra. No me quise imaginar lo que podría encontrar en sitios de la “Deep web”, que igual es inalcanzable para cualquier ser humano normal. Lo otro que me motivó a hacer la película fue un caso policial de principios del 2000, en el cual un adulto y su ayudante de 18 años captaban menores para fiestas, a través de la promoción de clases de matemática y de computación.

En “El Cazador” quise correrme del erotismo y la sexualidad presente en mis historias y tratar el tema con la seriedad que merece. La película no busca ser provocadora sino profundizar la parte humana que hay por detrás. Fue el mayor desafío que afronté como director.

- El protagonista se ve envuelto en una red de extorsiones sexuales debido a una grabación, lo que me llevó a pensar en las consecuencias del mal de uso de la tecnología. ¿Leés “El Cazador” como una metáfora de estos peligros?

No lo pensé así. Lo más importante, y lo que quise remarcar tanto en “Ausente” como acá, es la posición de los adultos frente a estos problemas. Personas oscuras va a haber siempre. En el mundo de las redes sociales hay muchos adolescentes pillos que saben de las amenazas que habitan en la red.

Nadie puede negar que un chico o chica de 13 años se sienta explotado de hormonas y tenga ganas de tener contactos sexuales o fotográficos a través de herramientas tecnológicas, interactuando con otros adolescentes; pero es el adulto quien tiene que tomar riendas en el asunto y aconsejar sobre el buen uso. En el caso del protagonista, el ser gay lo traba para hablar con su familia sobre el problema que lo carcome. Y la sospecha de que su entorno lo rechazaría por tener un video sexual con otro hombre, lo condiciona al silencio. Si la mirada del adulto no comprende, sentimientos que no están mal terminan convirtiéndose en un castigo. Es terrible.

- Quizás por ese temor a la no comprensión de las familias, muchas personas LGBTIQ+ se refugian en las apps sociales o de citas para sentirse contenidos. ¿Ves esto como una barrera para establecer contactos reales?

Más que barrera, lo pienso como una nueva forma. Recuerdo que cuando tenía 22 años me llamaba la atención que, en la Avenida Santa Fe, fueses a caminar y no hubiese levante gay. Unos amigos me comentaron que se debía a que el chamuyo se había mudado a Internet, con los chats gays. Me dio bronca, de hecho nunca me abrí una cuenta. Pero entendía que era una transformación en la forma de relacionarnos.

Son herramientas que dependen de la oferta y la demanda, de lo que se quiere saber sobre otro. Por eso para los gays existe Grindr, que ofrece un catálogo de lo que hay cerca de uno. Yo no lo uso porque no soy fanático de cuantos gays me rodean. Igual, es algo que no tiene que ver con las apps, sino con el uso que les damos. Se relaciona con el planteo de ética personal que muestro en la película.

- Si bien jugás con lo no explícito, el erotismo y la desnudez tienen un rol clave en tu cine. ¿Cómo se trabaja esto con actores heterosexuales? ¿Se charlan las inseguridades antes de filmar escenas de sexo entre hombres?

Lo primero que hago es tener una charla muy honesta con los actores. Les digo: ‘si viste alguna de mis películas, te habrás percatado que soy muy cuidadoso con los cuerpos que muestro, y tenés que saber que te va a tocar alguna escena de desnudez total o de sexo, si decidís participar’. Son las reglas del juego. La verdad es que si estás rodeado de profesionales es tan un solo un trabajo. Al respecto me gusta decir que un set es lo menos erótico que existe en el planeta. La magia del cine construye la famosa “tensión sexual” que, a propósito, no existe. Me atrevería a decirte que en las siete películas de ficción que hice nunca hubo tensión sexual entre los protagonistas. Es más, en muchos casos ni se caían bien.

Esa “tensión” es una fantasía que se genera en torno a la profesión. A veces chocan las bromas que te hacen, del tipo “eh vos, ¡cómo disfrutas cuando los filmas a todos en bolas!”. Hay muchos que siguen creyendo que en vez de filmar, estás haciéndote una paja. Y no es así. Cuando vas a trabajar con cuerpos hay que tener mucha delicadeza.

- Respecto de lo que me contás, ¿es complejo lidiar con prejuicios, como decir que las películas de Marco Berger “son todas porno”?

No paran de encasillarme. Lo que no entienden es que, si elijo contar historias de amor entre hombres, es porque son cercanas a como veo yo el mundo. Es loco, porque si pensamos en directores como Scorsese, Trapero o Woody Allen, no vamos a ver a nadie que le planche una etiqueta rotulando su trabajo ¿Conocés a alguien que haya calificado de neurótico al cine de Woody Allen?

- No.

Yo tampoco. Ahora, si estreno yo, es lo primero que hacen. “Cine gay” califican las distribuidoras. Me gustaría ver qué pasa si se invirtiesen los roles. Tendríamos películas con etiqueta “cine heterosexual”. Si el heterosexual dice que vio una película con temática gay es centro de bullying constante. Si el gay dice que vio Pretty Woman ¿creés que alguien le va a decir ‘che, te empezaron a gustar las minas’? Vivimos rodeados de prejuicios y eso hace que mis películas pierdan mucha audiencia, se piensa que es cine “de nicho” cuando en realidad no lo es.

- Los gays venimos de tener una representación demasiado martirizada en el cine: o morimos de SIDA o estamos destinados a la exclusión. Que tu cine refleje otras realidades posibles, ¿ayuda a derribar mandatos?

Creo que mi primer largometraje “Plan B” accionó como una bocanada de aire fresco a nivel mundial. Y fue una locura lo que pasó: la gente estaba contenta de tener por fin una película que contase una historia entre dos personas que se conocen, se aman y punto final.

Otro buen ejemplo del cambio en el tratamiento de los homosexuales en la industria puede verse con el empoderamiento de quienes se autodenominan maricas. Lo que me llamó la atención ver que en Netflix existe un reality donde el gay elegido es completamente marica y lleno de estereotipos. De pronto me encontré pensando ‘volvimos un poco a los ’80’, a asociar lo gay con lo femenino. Tenemos que ser conscientes de eso y tener presente que no solo existen ese tipo de gays.

- Lo prohibido y los secretos son tópicos recurrentes en tu filmografía ¿Qué rol juegan en vos?

Tienen que ver con la construcción de mi persona gay. Desde los 13 lo escondí, hasta salir del closet a los 18. Si bien fue una salida temprana, no quita todo el dolor y las molestias que pasé en el secundario. Usar caretas no está bueno. Eso me marcó tanto al punto de usarlo como material de exploración.

- ¿Sufriste mucho?

Enamorarse de compañeros y no poder decirlo es muy triste. Siento que el mundo me quitó la adolescencia pura que tuvieron todos mis compañeros. Se me prohibió ese universo por la cantidad de veces que se me pidió ser y actuar como heterosexual, como “alguien normal”.

- El día que se deje de preguntar a los chicos “¿tenes noviecita en el cole?” será menos doloroso afrontar que también existen infancias homosexuales.

El “tenés noviecita” es durísimo. Gracias a Dios vengo de una familia peronista muy abierta y nadie me excluyó por mi sexualidad. No me quiero imaginar lo que debe pasar una disidencia en un hogar de extremo catolicismo, o de mandatos patriarcales que reproduzcan acciones violentas, como echar a un hijo de la casa o demonizarlo como un monstruo.

“El Cazador” estrenará el jueves 28 de mayo a las 22 horas, por la pantalla de CINE.AR TV. Repite función el sábado 30 a las 22 horas. A partir del viernes 29 estará disponible gratis por una semana en CINE.AR PLAY.

  • En tiempos de pandemia, Marco Berger liberó sus películas “Plan B”, “Ausente”, “Hawai” y “Taekwondo”, para consumo hogareño. Más información en su cuenta de Instagram, @marcobergercine