Entre el arte y la ciencia, el artista Axel Straschnoy presenta en galería Del Infinito su proyecto "Brave the heavenly breezes", un conjunto de borradores, pruebas, estudios y maquetas -como un gran cometa dorado- que reflejan su plan para lanzar una nave espacial que viaje a los confines del espacio exterior.
En constante revisión y desarrollo hacia el lanzamiento en algún futuro, "Brave the heavenly breezes" acerca el proceso de Straschnoy en su intención de construir y lanzar un "flaneur" interestelar basado en la tecnología ideada por Johannes Kepler hace más de 400 años, pero que la NASA y otras agencias espaciales utilizan en la actualidad.
Straschnoy es un artista visual nacido en Buenos Aires en 1978 pero que vive en Helsinki y en cuya obra trabaja con la confluencia entre arte y ciencia a partir de proyectos de investigación a largo plazo: películas de planetarios, performances, videoinstalaciones, ediciones, exposiciones itinerantes, colecciones de museo y películas de realidad virtual, conforman su universo de trabajo.
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El proyecto que está mostrando ahora en galería Del Infinito juega "con la diferencia de escala entre la enorme ambición y los escasos medios en una exigencia de hacer el espacio exterior accesible a todos", explican desde el espacio sobre la propuesta en la que el artista pone en tensión, por un lado, la investigación individual y la imaginación amateur con la sofisticación de la tecnología a gran escala, posible gracias grandes empresas u organismos internacionales.
La muestra va acompañada por un texto de Javier Villa, que empieza así: "Un hombre blanco de mediana edad fantasea con lanzar una nave al espacio. Aún siendo argentino y sin diplomas científicos en su CV, podría vehiculizar su deseo mañana mismo, ya que sólo necesitaría de un aventón que lo ayude a traspasar la atmósfera. El objetivo de su nave es explorar los confines de la galaxia (...). Pero la vela dorada con la que Axel Straschnoy va a atravesar el vacío estelar, no tiene un imperio por detrás. No carga con cámaras o radares. No tiene tecnologías de transmisión de datos y ni siquiera obedece a una dirección prefijada. Se trata de un flaneur del espacio-tiempo; una abstracción geométrica cuya falta de misión podría abrir agujeros negros para alojar la imaginación".
De acuerdo a los fundamentos del proyecto que el artista viene trabajando sí se podría lanzar una pequeña vela solar al espacio, aunque "probablemente tardaría miles de años en salir del sistema solar, pero movida por la escasa tracción de los pocos fotones que captará seguiría avanzando", sostiene. Y explica: "Por muy sencillo que sea crear una pequeña vela solar, aún habría que lanzarla más allá de la órbita terrestre, lo que, por el momento, supone un coste de lanzamiento imposible. Sin embargo, una vela solar es muy parecida a una cometa: una cometa sin cola, hilo ni peso. Construir cometas y probarlas puede ser una forma de desarrollar una vela solar".
"Brave the heavenly breezes" se puede visitar - o conocer- en avenida Pte. Manuel Quintana 325, PB, CABA, de lunes a viernes de 10 a 18.
Con información de Télam