Los diarios de la dispersión de Rosario Bléfari, una forma singular de hacer arte

09 de junio, 2023 | 19.34

(Por Dolores Pruneda Paz). El "Diario de la dispersión" que la pionera de rock alternativo, actriz y escritora Rosario Bléfari publicó en 2020, hasta pocos días antes de su muerte, fue recuperado en un libro con el mismo nombre, que suma textos inéditos donde reflexiona sobre esa manera de hacer -dispersa, experimental, persistente- con que la líder de algunas de las bandas más influyentes de la escena indie regional le dio forma a libros, discos y películas icónicos que fueron sello de época y de más de una generación.

La edición de Mansalva suma a las columnas publicadas por Bléfari (1955-2020) entre enero y julio de ese año -siete en total, una cada mes, la última 15 días antes de morir- en la revista digital La agenda, textos inéditos recopilados por el músico Fabio Suárez, su compañero desde que se conocieron en 1988; el padre de Nina, música también, hija de los dos; coautor de Suárez, la legendaria banda pop noise de los 90 donde ella cantaba imágenes de infancia, paisajes de ruido, el paso a la madurez.

"Él investigó en los archivos de Rosario, en su computadora, en sus cuadernos y así llegamos al texto definitivo que es este libro, había mucho material sin publicar", dice a Télam Nicolás Moguilevsky, editor de Mansalva, sobre el libro llega después del "Diario del dinero" que estaba trabajando a la par.

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Bléfari murió el 6 de julio de 2020 y el libro del dinero llegó a las librerías dos semanas después. "Diario de la dispersión" no será el último libro de ella que publique este sello, hay títulos inhallables que se plantean recuperar y textos inéditos que asumen surgirán con el tiempo.

"Somos editores hace muchos años de Rosario Bléfari, el programa de publicación incluía muchos títulos que, de hecho, vamos a seguir publicando. Hay mucho material inédito y muchos libros también que ya no se consiguen, publicados hace mucho. La idea es tener toda su obra en nuestro catálogo", señala Moguilevsky.

"Este será el diario de la dispersión -escribe Bléfari el 30 de diciembre de 2019-. Quiero ver cómo hago lo que hago y si en realidad hago algo. Quiero ver cómo las ideas se transforman y a qué puerto llegan, si es que llegan. Celebré la dispersión como método a partir de cierto momento de la vida en el que me di cuenta que no estaba mal, que era una manera de hacer. Ahora quiero comprobar si es cierto o se trata de una de esas cosas que con el tiempo se van volviendo algo así como mitos personales".

Al día siguiente apunta: "Pienso en la lógica del tejido, algo que se agarra y crece, cómo se agarra, aumentar y disminuir, puede avanzar hacia cualquier lado. Tejo sin ton ni son, ensayando lo básico y probando hacer puntos diferentes, inventados o mal recordados. Me quedo parada en cualquier parte de la casa, suspendiendo cualquier otra acción, interrumpiendo algo que iba a hacer, enganchando la lana y pasándola para un lado y el otro, conclusión: cualquier cosa que haga, si la repito, se transforma en un patrón, arma una trama reconocible y eso es algo musical. Y es un recurso en la escritura también. Cena de fin de año, brindis, familia y todo lo demás me alejan del pentagrama, de mi papel en tratamiento y del tejido".

-Télam: ¿Qué diálogo establece este diario con el anterior?

-Nicolás Moguilevsky: El diario del dinero son 30 años de escritura, desde que Rosario tenía 18 años, hasta 2018-2019 más o menos, donde cuenta un poco la historia de su vida a través de sus gastos, de una manera no ordenada cronológicamente por decisión propia. El diálogo que existe entre estos dos libros está en el género. Este es un diario de la pandemia, la dispersión que arrancó ya estando en La Pampa adonde fue a visitar a su padre cuando se desató la cuarentena.

-T: ¿Qué trama propone ese tejido?

-D.P.P: Hay una trama que es la historia de su vida, de su profesión y sus acciones tanto en la vida íntima como en su vida profesional. El "diario del dinero" tiene mucho de vida doméstica y profesional: hay tanto gastos de supermercado o de cafés que se tomaba por la calle, como de compras para darle de comer a su familia, o ganancias módicas de recitales, honorarios de los talleres que daba y de actuaciones en películas y obras de teatro. Y el "Diario de la dispersión" es un documento mucho más íntimo donde habla directamente de su universo emocional.

-T:¿Fue pensado en conjunto con el anterior?

-N.M: Ella pensaba el "Diario de la dispersión" como un libro sin dudas. Por supuesto que lo fue presentando en las cuatro entregas que están en La agenda, pero el archivo estaba en su computadora como libro. Después, justamente, al ser un diario de dispersión, había documentos dispersos, reescrituras y cosas que Fabio Suárez fue encontrando y que nosotros editamos junto con él. Y todo eso es todo, es un diario de sus últimos meses.

-T: ¿Forman los diarios del dinero y de la dispersión parte de una serie mayor?

-N.M: Rosario era una persona que escribía muchos diarios. Hay fragmentos y cosas y otros diarios de otros momentos. Estamos en la fase de investigación, Fabio se está encargando de la recopilación, hay material, pero hay que respetar los tiempos emocionales de la familia.

Un legado de quien se sabe en retirada

Bléfari nació el 24 de diciembre de 1965 en Mar del Plata. Murió en La Pampa el 6 de julio. Paraba en la casa de su padre de 88 años en medio de la pandemia incipiente y de una enfermedad que avanzaba. Dejó obras de teatro, podcasts, montones de proyectos que impactaron en muchísima gente: de Suárez o la película Silvia Prieto emblemas de los 90; discos solistas como "Estaciones", los que hizo con Sue Mon Mont y Los mundos posibles, libros de cuentos y poesía. "Antes del río" y "Mis ejemplos", son algunos.

En la abstracción de pensar canciones simples para principiantes que aparece en el "Diario de la dispersión" aparece también la intención de un legado creativo: "Algo está mal en el devenir, en los cambios, tengo que recurrir más a la repetición y no pretender proponer nuevas cuestiones a cada rato. Hay frases, hay párrafos. No quiero ser tan regular y previsible pero tampoco está bueno que haya algo que no se llegue a entender o esté demasiado desparejo, como si le faltara algo. Menos ansiedad y no tener miedo de dar lo que se espera o lo que se adivina. Si el que toca cree adivinar lo que vendrá eso le facilitará la lectura y la ejecución". Escribe Bléfari en la entrada del 2 de enero de 2020.

¿Hay en ese legado, o en eso que escribe Bléfari en este "Diario de la dispersión", el deseo de la sencillez y el entusiasmo como una característica valorada y deseada? "Soy consciente de que hay que empezar con algo muy simple, comprobar que con las cuerdas al aire es posible tocar una melodía que produzca el gusto de sentir que estamos tocando algo, que ya se trata de música. Son seis cuerdas, seis notas, una se repite, el mi-grave en la sexta cuerda y agudo en la primera", dice al comienzo.

Cuando las temáticas de muchos textos suyos fueron el tránsito y el viaje, cuestiones vedadas en momentos de pandemia por Covid, el desplazamiento simbólico y la imposibilidad real planteada en su "Diario de la dispersión" en torno a la reclusión impacta.

"Quedamos mi padre y su hija acá, nuestra hija y su padre allá; así nos encontró la reclusión y parece una buena manera de repartirnos", escribía en una columna aquí rescatada, titulada "La disolución de la compacidad".

En esa idea de compacidad que se disuelve (condición o carácter de compacto: denso, poco poroso, con más contenido en menos espacio, unificado en sus piezas), habla también de una condición de materialidad disipándose.

Bléfari escribe: "en el camino muchas veces pensé que este era el diario de la dispersión pero también el diario de mi salud debilitada, aunque no hiciera alusiones directas a ella, el diario de las despedidas, el diario de una mujer que responde a la obligación filial de hija única para salvarse a sí misma al mismo tiempo, el diario del amor, la maternidad y la amistad a distancia".

Con información de Télam