Cosquín Rock 2023: donde la actualidad se mezcla con la tradición

Las participaciones especiales de Divididos, Skay y "El Mató" deleitaron a los presentes.  Al menos 120.000 personas concurrieron al festival, que fue cuestionado por fallas en la organización.

19 de febrero, 2023 | 16.17

Después de meses, llegó el tan esperado fin de semana de rock en Cosquín. El primer día estuvo lleno de sorpresas, con casi 120 000 entradas vendidas. A lo largo de las nueve hectáreas que conforman el predio del Aeroclub Santa María de Punilla, seis escenarios con diversas propuestas hicieron de este el festival más variado en términos de estilos musicales, como así también el maridaje justo entre artistas nacionales e internacionales de renombre. Divididos, Skay y "El Mató" hicieron sus presentaciones y deleitaron al público.

Como contaron a El Destape los hermanos Urlich, ambos de 15 años y de Córdoba Capital, las expectativas de los presentes para este 2023 eran "muy altas": "Hace varios años venimos con nuestros papás", remarcaron los chicos que por su corta edad ya tienen bastante experiencia en estos eventos.

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En el Cosquín, la actualidad se mezcla con la tradición y la escena musical se disfruta a toda edad. Rocío, de 21 años, contó a este medio que compró las entradas para ver a Estelares, "El Mató" y Divididos pero que se quedará "hasta que aguante", en referencia a la posibilidad de pasar parte de la madrugada del domingo en el predio del Aeródromo, ya que la jornada finaliza cerca de las 4 AM.

Entre las 14 y las 16, cinco de los seis escenarios comenzaron a mostrar sus ritmos: en “La casita del blues” (sector del festival más relajado, con un espacio específico para quienes optan por tomar cerveza mientras algo "chill" suena de fondo) Greta Kohan y Viejo Motor fueron quienes dieron el primer paso. Minutos más tarde, en el escenario Boomerang, artistas de nicho pisaron fuerte, Bad e Ilan Amores combatieron el frío hasta cerca de las 18. A los saltos, nos acercamos al escenario Paraguay, donde disfrutamos de tendencias del rock y movimiento urbano cuando todavía el sol nos cobijaba: Rayos Láser y Las ligas menores estuvieron a cargo de ese particular momento, siendo uno de los escenarios que comenzaron a hacerse oír más tarde, sonando por primera vez cerca de las 16:15. 

En el escenario Sur, donde los nuevos talentos comparten suelo con los ya consagrados, fue el turno del indie, el trap y el pop, con la presencia de Rels B y Trueno, cuando el sol ya estaba desapareciendo entre las Sierras cordobeses y daba inicio a la parte más multitudinaria del día 1 del festival. 

El escenario Norte, el más cercano al ingreso del público y el más tradicional, brindó el punto nostálgico: Skay hizo un repaso por su carrera con algunos temas típicos de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota y de su carrera post PR ("Tal vez mañana", "Oda a la sin nombre" y "Jijiji" son algunos de los deleites sonoros con los que agasajó al público).

Las dificultades para llegar al Cosquín Rock

La mayoría de los asistentes que no tienen residencia en la provincia se tienen que alojar en otros puntos, teniendo en cuenta que en Cosquín viven unas 47 000 personas. Al mismo tiempo, llegar al Cosquín Rock sin alojarse en dicha ciudad es prácticamente imposible sin transporte propio: colas de hora y media para sacar el pasaje y la misma cantidad de tiempo para subirse a micros (que se supone tenían convenio con la organización del festival y debían pasar cada 15 minutos, como figura en este tweet de la cuenta oficial del evento

 Y, no solo no funcionaban como lo prometían, sino que en la ruta quedaban varados el doble del tiempo previsto para luego dejar a los pasajeros en cualquier lugar y con nulas indicaciones de como llegar al predio.

Los presentes y algunos periodistas que estaban cubriendo el evento se quejaron también por la falta de carteles y las indicaciones confusas que brindaban los policías y personal de seguridad de civil convocados para la fecha. 

Además, los costos que habían comunicado por gacetilla a la prensa eran completamente mentira. "No se puede consumir, los precios son un choreo", expresó indignado Federico, un fanático de Skay de 39 años que fue al festival con su novia. A modo de ejemplo: un vaso de Fernet costaba $3000 y un cono de papas fritas $2500. Además de los elevados precios, no había cartelería que indicara medios de pago ni tampoco que los tickets gastronómicos obtenidos durante la primera fecha no eran válidos en la jornada del domingo.

A la vuelta también hubo problemas.  "No paran los colectivos, no paran los taxis, no andan las aplicaciones para obtener autos y todo es un completo caos de gente caminando por una ruta a la deriva por horas", dijo Paula a El Destape, una joven de 20 años que vino exclusivamente desde Neuquén para el evento.