En las últimas horas se reveló una sospecha cada vez más fuerte entre médicos e historiadores que estudian al pintor Rafael Sanzio, que parece que no murió de sífilis sino de una enfermedad similar al coronavirus. Se basan en los síntomas y la cantidad de días en los que el artista desarrolló la enfermedad que derivó en su deceso a los 37 años, según un estudio donde se concluye que lo más probable es que haya fallecido de una pulmonía mal tratada.
Los relatos contemporáneos de su muerte revelan que la enfermedad del pintor duró 15 días y que Rafael estaba lo "suficientemente lúcido como para poner sus asuntos en orden, confesar sus pecados y recibir la extrema unción'', dice el estudio "La muerte de Rafael: una reflexión sobre la sangría en el Renacimiento", escrito por Michele Augusto Riva, Maria Emilia Paladino, Marco Motta y Michael Belingheri en "Internal and Emergency Medicine"
Los investigadores habían estado preparando el breve estudio antes de que la COVID-19 avanzara por el norte de Italia a fines de febrero; por lo tanto como médicos en ejercicio, tuvieron que suspenderlo al encontrarse trabajando en la primera línea de la crisis, atendiendo al personal de la salud que había contraído el virus en unidades de cuidados intensivos, según el portal de la señal Deutsche Welle.
"Por lo que sabemos, Rafael murió de una enfermedad pulmonar muy similar al coronavirus como la que hemos visto ahora", aseguró Riva, de la Escuela de Medicina y Cirugía de la Universidad de Milano Bicocca, quien agregó que ocultar a sus médicos que había estado visitando en secreto a sus amantes en las heladas noches llevó a los profesionales que atendían al artista a recetar erróneamente sangrías, según este nuevo estudio.
Hasta ahora, a 500 años de su muerte, se creía que el pintor renacentista padecía de sífilis, debido a las frecuentes relaciones sexuales con distintas mujeres. Por eso, abatido por una fiebre muy alta, el prolífico pintor, diseñador y arquitecto fue atendido por "los mejores médicos de Roma, enviados por el Papa", que temía perder al valioso artista, indicó Riva.
En el estudio de la prestigiosa publicación se cita al pintor italiano Giorgio Vasari, autor de la vida de los pintores (1540), quien revela que Rafael no les había revelado a los médicos sus "salidas frecuentes nocturnas en el frío... Hizo mucho, pero mucho más frío en marzo de 1520, y es muy probable que haya contraído neumonía", explicó el investigador.
Sin embargo los médicos le diagnosticaron una fiebre causada por "exceso de humores" y le recetaron sangrías, ya sea a través de incisiones o sanguijuelas, lo cual lo debilitó hasta matarlo a los 37 años. "En ese período, los médicos eran conscientes de los peligros de la sangría en el tratamiento de enfermedades infecciosas, pero estaban actuando sobre la información errónea… Un error médico y su propio error al no contar fielmente su historia contribuyeron a la muerte de Rafael", dijo Riva.
En el estudio descartan "una infección de transmisión sexual, como la sífilis, porque esta enfermedad no puede explicar el período de incubación" ni tampoco "una manifestación aguda de hepatitis viral podría tenerse en cuenta sin ictericia y otros signos de insuficiencia hepática. Y no se reportaron epidemias de tifus o peste en la ciudad de Roma en ese momento", agregó.