Victorio D'Alessandro: el desafío de una película de amor sobre el VIH, su lucha por salir del mote de galán y el precio que pagó con la fama de Casi Ángeles

En diálogo con El Destape el actor adelantó los desafíos que le propuso su nueva película, un drama romántico situado en la vida de un grupo de personas portadoras del VIH y en la discriminación que sufrieron en los '90.

11 de abril, 2023 | 17.47

Victorio D'Alessandro es una cara conocida de la televisión y un actor con una misión clara: perfeccionar su trabajo con la riqueza de las nuevas historias que se topen en su camino. En este marco, el joven actor que saltó a la fama de la mano de Cris Morena con la telenovela teen Casi Ángeles emprendió un nuevo desafío laboral con 0+, filme que propone una historia de amor en los '90 durante la proliferación de casos de portadores VIH, y los prejuicios y la discriminación que sufrieron debido a la falta de información clara. En diálogo con El Destape, Victorio, quien reparte su tiempo entre su agenda de trabajos en Argentina y España, adelantó este proyecto e hizo un sincero repaso de su carrera en los medios.

- No son muchas las películas que retratan historias de amor de personas con VIH y cuyo mensaje final es optimista.

La verdad es que me resulta increíble esa falta de representación de historias en el cine. Cuando empecé a leer el guion de 0+ estaba el tema del VIH como una cuestión de fondo que atravesaba la trama pero también encontré una historia de amor importante para contar, que me pareció bastante más dramática de lo que hoy veo como resultado. Lo que destacó mi atención fue poder involucrarme en una producción que trazara un paralelismo entre la Buenos Aires de los ‘90, con un pico de casos de portadores y gente a la que se le había despertado el virus tratando de lidiar con el desconocimiento que había sobre la enfermedad, contra una República Dominicana, donde la situación social era muy diferente.

La película tiene una primera parte muy oscura y la función de mi personaje, un tipo que tiene mucha plata pero que está roto por dentro, es tocar la tecla que levante la historia y la lleve hacia la concientización, sin transformarla en un panfleto.

- ¿Qué edad tenías en los ‘90?

Era muy chico, 5 o 6 años. Por eso, para 0+ debí asesorarme y vi muchas películas como Philadelphia, con Tom Hanks, que me encanta. Además, tengo un amigo que es portador del virus y transitó los ‘90, así que pudimos hablar de los tratamientos que existían, del rechazo. Fue un trabajo de investigación. Igual, al principio sucedió que mientras leía el guion decía ‘este tema ya es viejo’.

- ¿En qué sentido?

Creo que ya lo tenemos asumido y traducido al cuerpo. Tenemos herramientas y vivimos en una sociedad que aprendió a empatizar con las personas que portan el VIH. Pero, a la vez, también me encontré con personas jóvenes que en el 2023 no se hacen análisis de sangre para controlar que no porten el virus. Por momentos hay una falta de conciencia grave y este es un tema que merece profundidad. 

- Los personajes de 0+ lidian habitualmente con situaciones de rechazo, algo que en la profesión del actor es común. ¿Te rechazaron en muchas oportunidades a lo largo de tu carrera?

A veces está bueno recibir algún no y ante eso evolucionar como intérprete. El rechazo existe y como en esta profesión es moneda corriente y tiene efecto vaivén, creo que lo más importante es lograr tener una tranquilidad mental y seguridad a la hora de saber cómo encararlo. Me he llevado varios rechazos a lo largo de mi carrera, a muchos traté de encontrarles una explicación en primera instancia, pero con el tiempo me he dado cuenta que me terminaron beneficiando. Hay que estar preparado para que te digan ‘no’ infinidad de veces y trabajar más allá de lo que te ofrecen, sino en lo que vos tenés para ofrecer, un ser creativo que tiene que alimentarse.

- También hay que comer. ¿Te viste en la instancia de tener que aceptar roles que potencian un encasillamiento de lo que la industria espera de vos?

Vivimos etiquetados en este sistema cruel. Particularmente, creo que tuve la posibilidad de recorrer diferentes personajes más allá de algunos casos donde sí pesa el estereotipo de galán, lugar común en el que la industria me puso en algún momento porque a los productores les parecía que daba con el perfil. Lo bueno es que siempre me apoyé en el teatro como colchón de investigación, espacio que me permitió abordar textos que jamás llegaron a la Avenida Corrientes. Tuve momentos donde me puse firme: propuestas de obras de teatro comerciales, con teclas y nichos que no quería tocar ni transitar, personajes que tenían que ser tan sexualmente atractivos como para romper un vínculo; son roles que tienen que estar pero no creo que yo sea el actor indicado para encararlos. 

Por suerte tengo el privilegio de poder contar las historias que me gustan, aquellas que me hacen crecer actoralmente. Hoy soy tan curioso que decidí viajar al exterior no por falta de trabajo sino por búsqueda de otra cosa. Eso, en otro tipo de realidad, es casi imposible de realizar.

- ¿En qué búsqueda estás hoy?

Me gusta la dirección, hice algunas cosas para microteatro. También, estoy a punto de empezar a experimentar un nuevo desafío laboral que voy a encarar con Fernando Ferrer, quien hizo la obra La fiesta del viejo, con un unipersonal muy interesante, de un autor italiano, que cuenta un femicidio en donde tanto la mujer como el hombre comparten cuerpo. Haría los dos papeles, la víctima y el asesino. Es una primicia total, no se lo conté a nadie todavía y es un proyecto que me tiene muy excitado.

- ¿Tuviste otros trabajos antes de ser actor?

Fui ‘che pibe’ en una escribanía, estuve en una barra y en una pizzería. El germen de actor estuvo desde los 15 años, edad en que se despertó mi idea de entrenar teatro y empecé a ir a la escuela de Patricia Palmer. En paralelo jugaba a la pelota y leía mucho: Chejov, Lorca, poesía, literatura fantástica. La lectura fue uno de los principales motores que me abrió la cabeza para despertar mi vocación.

- Hablemos de la etapa Cris Morena.

La adoro a Cris. Te forma como persona.

- Mucho se le critica en los medios pero algo bien hizo: Lali Espósito, Peter Lanzani, vos.

Sucede que Cris Morena sabe lo que quiere contar, su exigencia está acompañada de una seguridad que logra transmitir a sus actores; no hay nada mejor que eso. Genera sinergia en los equipos, te educa artísticamente y como persona. Eso es para agradecer siempre,

- El boom de Casi Ángeles trajo aparejado la fama a temprana edad, ¿cómo trabajaste ese proceso repentino?

Fue muy fuerte porque en su momento nunca lo terminé de asimilar. Me decían que cuando Casi Ángeles saliera al aire no iba a poder salir de casa tranquilo y yo no prestaba atención. Cuando pasó el fenómeno de Cris fue raro: me pasa que si no estoy en confianza con el otro soy una persona muy tímida y cerrada en mi misma, y no me esperaba todo lo que se generó y tampoco sentía que yo me estaba preparado para eso. Me costó muchísimo, por momentos sufrí la fama, tuve momentos en los que me agarraron ataques de pánico y me temblaba el cuerpito, me largaba a llorar sin saber por qué, me transpiraban las manos cuando iba a lugares con mucha gente. Lo fui trabajando de un modo bastante naturista pero mi cuerpo registró esta parte de la fama. Todavía me pasa que no me acostumbro a los lugares con mucha gente, me empiezan a transpirar las manos y me quiero ir, prefiero pasar desapercibido.