Para comerte mejor: La increíble historia de Morfilm Festival, un espacio donde se come lo mismo que en las películas

Un proyecto que se reinventó en cuarentena y lleva hasta tu casa los mejores sabores de icónicas películas de la cultura pop.

30 de agosto, 2020 | 00.05

¿Cuántas veces nos pareció sentir el sabor de una delicia vista en una película? La famosa ratatouille de la rata Remy el clásico de Pixar, los espaguetis con albóndigas de “La dama y el vagabundo” o el lago de chocolate de Willy Wonka son algunos ejemplos de la infinidad de sabores fílmicos. ¿Y si pudiésemos comer lo mismo que se come en las películas, a un mismo tiempo que los personajes?

“Morfilm Festival” nació así, en un deseo por conjugar la gastronomía y el cine, acercándolo a los paladares interesados. Entrevista a Flor Mendez y Zaca Kesselman, les ideologues de esta exquisita propuesta.

- ¿Cómo surge Morfilm Festival?

ZACA: Un día en el que mirábamos ‘PulpFiction’ pensamos en que estaría bueno poder comer lo mismo que comían los personajes. En la película hay muchos diálogos en los que se habla de comida: recuerdo una escena en la que Vincent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) van a “apretar” a un tipo y justo lo encuentran desayunando una hamburguesa. Le preguntan qué hamburguesa es y él les responde que se trata de la “Big KahunaBurguer”, que en realidad forma parte de una cadena de hamburgueserías ficticia creada por Quentin Tarantino y que se la puede ver en varias de sus películas. “¿Qué gusto tendrá?”, nos preguntamos. Así empezó todo.

FLOR: Si bien teníamos la idea a principios del año pasado, recién en octubre pudimos concretarla. Quisimos que fuese un espacio en el que se uniese la movida gastronómica que hay en la Ciudad, con la proyección de películas. El objetivo es atraer a un público amplio, no solo a cinéfilos.

- ¿Cuál fue la primera película que “sirvieron”?

Z: Fueron dos, en el Festival Ciudad Emergente que se hizo en la Usina del arte: “Matilda” y “Charlie y la fábrica de chocolate”. Servimos la torta de chocolate que come Bruce en “Matilda”, y preparamos barras de chocolate Wonka para “Charlie y la fábrica de chocolate”. Fue un evento al aire libre y se llenó de gente, estuvo hermoso.

- ¿Esperaban una repercusión tan positiva?

F: La cantidad de gente en los primeros eventos gratuitos fue descomunal. Se generó un ambiente muy divertido. A partir de eso, empezamos a desarrollar nuevo material para seguir mostrando el proyecto en redes sociales y abrirnos a la posibilidad de trabajar con nuevos lugares. El Festival Emergente nos sirvió un montón en término de visibilidad, a partir de ahí pudimos hacer nuestra primera función paga: “PulpFiction”. Se agotó tan rápido que tuvimos que hacer dos más. Más adelante llegaría “Bastardos sin gloria” y la repercusión fue igual de buena.

- Es que la idea base es muy original. De hecho no conozco otro espacio que haga lo mismo.

Z: No. Ni en Argentina ni en el mundo. Sí existe una gran movida en internet donde se debate en torno a las comidas de las películas. De hecho, hay un canal de Youtube que recrea todas las recetas de un montón de películas y series. Pero un formato que te sirva lo mismo que están comiendo los protagonistas, en el momento en el que lo comen durante el largometraje, no hay.

- ¿Siguen algún criterio a la hora de elegir los restaurantes que harán los menús?

F: El proyecto actual es bastante diferente al que teníamos antes de la pandemia. Ahora pedís y te lo llevamos a tu casa. En el proceso de readaptación nos asociamos con restaurantes o con proveedorxs que hacen comidas alineadas a las propuestas de cada película que hacemos. A partir de la alianza hacemos un desglose total de cada plato, para entender de dónde viene, si tiene algún ingrediente fundamental y el sentido de la estética en la presentación, entre otras variables.

Antes, en las funciones presenciales que hacíamos en el Centro Cultural Matienzo, lo que hacíamos era trabajar con una proveedora en el caso de “Bastardos sin gloria” y el famoso strudel de postre, y con “PulpFiction” trabajábamos con la cocina del Matienzo.

Z: La opción de hacerlo con restaurantes aliados es una forma de ayudar a los espacios gastronómicos que no la están pasando bien en esta pandemia. Terminamos creando un canal de venta alternativo que como aditamento ayuda en la promoción del restaurante. Y siempre lo hacemos buscamos que esté relacionado a la temática de la película: cuando hicimos “El Padrino”  trabajamos con RenattoCucina Italiana, donde son especialistas en el armado de los platos ofrecidos.

- ¿Tuvieron muchos problemas para readaptarse? 

F: La verdad es que por ahora estamos funcionando muy bien. Es un plan llamativo, que atrae mucho. Pero sí, en el camino tuvimos que cancelar bastantes funciones programadas debido a la pandemia de coronavirus. Buscando alternativas se nos ocurrió presentar recetas de películas para que la gente las hiciera en su casa, pero no nos funcionó. Nos pedían delivery porque no tenían ganas de cocinar. Le buscamos la vuelta hasta que nos salió bien. Hay mucho de probar y equivocarse, películas que no nos han funcionado del todo.

- ¿Por ejemplo?

F: Luego de que “El Padrino” superase nuestras expectativas, probamos con “Goodfellas”, una película muy similar en cuanto al estilo, y no le fue tan bien. Ahí te das cuenta que no depende de la comida, ya que en las dos hay un menú de comida italiana.