La historia de Jonathan Shaw, el tatuador que conoció a Manson, es “el hermano” de Johnny Depp y el verdadero Jack Sparrow

El escritor y tatuador de los famosos de Hollywood Jonathan Shaw dialogó con El Destape de cara al estreno de Scab Vendor, la película documental que recorre su extraordinaria vida.

20 de abril, 2023 | 18.14

La vida de Jonathan Shaw, escritor, viajero, buscavidas, tatuador de celebridades como Johnny Depp, Iggy Pop, The Ramones, Kate Moss y The Cure, entre otros, podría ocupar varios tomos de un libro de aventuras. Ahora, en apenas una hora y media, los cineastas Mariana Thome y Lucas Barros se animaron a contar su historia en el documental Scab Vendor, que repasa algunos de los aspectos más curiosos de su camino hasta llegar al estrellato: desde sus primeros años en cuña de artistas -su mamá fue la estrella de Hollywood Doris Dowling y su papá el jazzista consagrado Artie Shaw- a su caída en las drogas, sus viajes por el mundo y sus encuentros con personajes de la cultura popular como el escritor Charles Bukowski, el asesino Charles Manson y el actor Johnny Depp, a los entresijos de la rutina del tatuador. Como adelanto a la película que se verá en el marco del BAFICI 2023, Shaw dialogó con El Destape y compartió su mirada sobre los aspectos más curiosos que aborda el filme.

- ¿Cuál es tu impresión de la fama?

Bueno, mi vida desde antes de nacer estuvo atravesada por ella. Mi papá y mi mamá fueron muy famosos y yo fui criado en esa estructura, aunque nunca me importó ese factor de tipo social; era un chico cualquiera. Lo que sucedió es que, cuando crecí, empecé a percibir que la fama tiene una parte muy oscura: mamá era alcohólica y papá era un narcisista, un neurótico que fue muy capo en su rol artístico, pero que estuvo totalmente borrado de mi vida. Se fue cuando era chico, a eso hay que sumar que mamá era un desastre, pobrecita. Y yo vi eso desde muy chico, fue muy loco. A lo largo de los años empecé a observar un patrón en mucha gente famosa: no tienen carácter, son enfermos mentales o espirituales. 

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- En ese momento de ausencia familiar, ¿quiénes ocuparon los roles materno y paterno de tus primeros años?

Como no tuve los ejemplos de mamá y papá "normales" de toda la gente común, tuve que desarrollar un carácter de sobreviviente. Fui a la calle y ahí encontré a mis hermanos y a algunas figuras paternas como Bukowski, que apareció en mi vida cuando era chico y tenía deseos de convertirme en escritor. 

- ¿Cómo fue ese primer encuentro con Charles Bukowski?

Era fan de sus cuentos y de toda su obra. En esa época había un diario semanal, de tipo underground, que empezó a publicarse a fines de los años ‘60 y en el que había una columna de Bukowski, con todas sus locuras y vivencias callejeras. Era auténtico y me daba muchas ganas de escribir. Cuando toqué la puerta de su casa por primera vez pensé que me iba a encontrar con un superhéroe.

- ¿Y fue el superhéroe que esperabas?

Más o menos, pero en la charla que tuvimos nos dijimos muchas cosas, chupamos mucho, terminamos borrachos y a cierta hora la charla pasó a ser una pelea y terminamos a los golpes. Pero fuimos amigos; después lo iba a visitar y me enseñaba muchas cosas, libros que debía leer. También leyó cuentos y poesías mías, y me dijo que era un escritor, sí, pero también un pendejo que nunca iba a escribir algo de valor hasta que tuviera una vida en el mundo. “Sos un nada”, remató. En ese momento me pareció un viejo pelotudo.

Tomé su consejo y me fui para la vida, así me convertiría en alguien. Después de que me dijo eso no lo vi más. Hoy estoy seguro que, desde arriba o abajo (hace alusión al cielo y al infierno) si estuviese leyendo las cosas que escribí, le gustarían mucho. La verdad es que, en cierta forma, le agradezco su enseñanza porque estar en la calle, desesperado y sin rumbo, me obligó a salir hacia lo desconocido, en busca de un mejor destino de vida. 

- Esa etapa de tu juventud coincidió con tu experimentación con las drogas.

Sí, las drogas fueron la llave que me abrió las puertas del cielo y después de muchos años me condenó al infierno, pero sin la droga me podría haber suicidado, como le pasó a un primo hermano muy querido. Bueno, yo soy hijo de alcohólicos…

- ¿Sentís que estabas “predestinado” a tomar esa elección en tu vida?

Seguro, yo creo mucho en el destino y en la predestinación, nuestro paso por el mundo está planeado aunque podamos tener la posibilidad de ir torciendo el camino con algunas decisiones. Como me rijo por el espiritismo de Allan Kardec, soy hijo de umbanda y trabajo con religiones secretistas, siento que he desarrollado un punto de vista de la vida muy espiritual. Soy un hombre de fe.

- El documental de tu vida cuenta el momento en que conociste al asesino Charles Manson, ¿en qué contexto se trazó ese vínculo?

Fue todo muy loco. Para empezar a responder tengo que confesar que desde los 12 años yo era una bomba a minutos de explotar; era una criatura salvaje y lastimada por todas las cosas que me había tocado ver y pasar. Cargaba mucha ira y odio. Resulta que los pensamientos son muy poderosos y estoy convencido de que atraen lo que somos de forma oculta, creo en eso: recuerdo fantasear, cuando era chico y tenía 10 años, en ser un serial killer (asesino serial), entrar en silencio a la casa de mis vecinos y matarlos. Fue el arte lo que me salvó de convertirme en eso. Si partimos de esa base y luego a eso le unimos que Charles Manson tenía una figura de padre para todos los chicos desabrigados y desamparados, los cables se unen muy rápido. Estuve poco tiempo con el grupo de Manson. Lo primero que pensé es “mirá que capo”. Lo tenía como una figura paterna.

- ¿Nunca percibiste la oscuridad de ese hombre?

Jamás. Después de fumar porro, hacer la vida loca y cogerme a las chicas me fui del grupo de Manson, pero no me olvidé de toda esa experiencia. Al poco tiempo, cuando empezaron los asesinatos y nadie sabía quién era el masacrador me había fascinado con el caso y trataba de aventurar yo también, ante la falta de pistas, un responsable de la matanza. Nunca pensé que podría tratarse de Charles Manson.

- ¿Qué pasó cuando te enteraste de la verdad?

Cuando lo agarraron la sorpresa fue enorme. “Ese podría haber sido yo”, pensé. 

El arte del tatuador, su amistad con Johnny Depp y los secretos de Piratas del Caribe

- ¿Qué te llevó a interesarte por los tatuajes?

El dibujo siempre estuvo presente entre mis intereses, pero no tenía la disciplina y la atención para desarrollar mis habilidades como artista. Durante mis años vagando por las carreteras de México soñaba con ser marinero y tener mi propia embarcación para irme a América del Sur, a Brasil. Eso me puso en contacto con muchos marineros de los años ‘70, que usaban tatuajes. Acá vale hacer una aclaración: el tatuaje no era nada que estuviese a la moda en ese momento y se lo relacionaba con las peores esferas sociales o con los surfistas. Ver todo eso me motivó a potenciar toda mi faceta artística a través de mis diseños. Era una salida laboral que podía darme dinero, permitirme dibujar y viajar por el mundo. Nunca fue mi meta transformarme en “el tatuador de los famosos” pero, una vez más, apareció el destino. Una de las primeras celebridades en tatuarse conmigo fue Johnny Depp. Él se tatuó por amistad.

- ¿Cómo se hicieron amigos?

En una fiesta en la casa de unos amigos en común, todos drogadictos menos Johnny. Yo tenía 30 y él 20 años, aún no era conocido en Hollywood. En ese momento yo estaba casado con una linda mina brasileña y en mi dentadura había muchas piezas de oro, una onda gitana. Johnny entró un día en el departamento donde todos tomábamos droga y se quedó porque le parecimos gente interesante. Súper simpático se presentó e hicimos amistad.

Después no nos vimos durante un año hasta que él me llamó a mi entonces casa de Los Ángeles para pedirme si le podía hacer un tatuaje. Cuando llegó al estudio lo hizo con muchas revistas y con cara de tremenda vergüenza las desplegó para que las viera. “Ese soy yo”, admitió. Fue su momento de teen idol, había hecho una serie de televisión y tenía una banda de rock. Se sentía ridículo con la exposición y no sabía si quedarse en Hollywood o mandar todo a la mierda y seguir en la banda. Yo lo miré y le dije “no seas pelotudo, esa banda de rock no te va a proporcionar ni una cerveza. Andá por el camino del dinero”.

- ¿Sos consciente de que podías haber marcado un cruce en la trayectoria de tu amigo a lo que es ahora? 

Sí, fui un role model (un ejemplo a seguir) para ese chico. Mucha de su imagen y estilo se basó en mí, fui una inspiración. Para mí es un elogio eso. También creo que nunca fue consciente de todas esas cosas que me copió, ya que como actor está acostumbrado a chupar almas. Ese es su talento.

- Pasaste de buscar una figura paterna a convertirte en una.

Tal cual, ocupé ese espacio que no tuvo su hermano mayor, con quien no habla desde hacía muchos años. No habla con el tipo que le enseñó a leer y escribir, el que le abrió las puertas para ser lo que es. 

- En la película sobre tu vida se revela que el verdadero capitán Jack Sparrow, de la película de Disney Piratas del Caribe, sos vos.

Es el mayor hallazgo del filme (risas). De hecho puede verse en la peli cómo le pido a Johnny los derechos autorales simbólicos del personaje. Lo hablé con él, pero un poco se hizo el boludo. La verdad es que nunca pensé que me iba a representar en el cine como un pirata en una de las historias más taquilleras de Disney y cuando le cuento esto a otros me dicen que soy un chamuyero. Bueno, ahora tienen la película para que vean que todo es cierto. 

- ¿Te sentiste representado en su interpretación de Jack Sparrow?

No, pero en otras películas sí. Sí en Ninth Gate, que es bastante satánica, que fue dirigida por Roman Polanski. Vi la película y tuve una sensación rarísima. El momento de rodaje coincidió en un período de tiempo en el que viví con Johnny en París. Chupamos mucho y salíamos por ahí, yo con mi novia y él estaba enamorando a Vanessa Paradis.

- ¿Te gustaría que Johnny Depp sea el actor elegido para una ficción sobre tu vida?

Me encantaría. Tengo un guión de 120 páginas, el único que escribí y voy a escribir en mi vida,  pensándolo para él. Se lo presenté antes de los Piratas del Caribe, lo leyó y se mostró maravillado. Y después se borró, todo un tema del manager maquiavélico que tenía en ese momento. Pienso que ahora, lo estoy esperando, podría llegar a darse la oportunidad.

Proyecciones en el BAFICI 2023

  • Viernes 21-4 – 21.05 hs (El Cultural San Martín – Sala 2)
  • Sábado 22-4 – 14.15 hs (El Cultural San Martín – Sala 2)
  • Lunes 24-4 – 14.30 hs (Cine Lorca – Sala 2)