Jim Carrey podría ser el comediante más conocido de la actualidad y a sus 60 años, goza de un gran presente laboral, que tuvo altibajos pero que siempre lo encontró venciendo las adversidades. A pesar de su encanto y su risa contagiosa, sus primeros pasos hacia la fama estuvieron plagados de dramáticos momentos que, sin duda alguna, tuvieron un gran impacto en su obra.
De vivir en una furgoneta a convertirse en estrella de cine
Carrey nació a las afueras de Toronto, en Canadá, es hijo de una ama de casa y un contable. De niño siempre mostró un gran interés por la actuación y la comedia. Le encantaba entretener a sus amigos y familiares con divertidos sketches y parodias. Sin embargo, vivió una infancia bastante dura.
Tras el despido de su padre, la familia de Carrey perdió su casa, por lo que abandonó el colegio y llegó a vivir en una furgoneta y en el patio de la casa de su hermana. El propio cómico lo calificó de un período "triste pero feliz" y admitió que, en cierta medida, le ayudó a desarrollar su característico sentido del humor.
Más tarde, su padre encontró un trabajo en una fábrica de neumáticos. Por su parte, Carrey y su hermano John hicieron todo para apoyarlo: fregaban los suelos y trabajaban de guardias de seguridad nocturnos. Pero Jim nunca abandonó su sueño de convertirse en un famoso comediante. A la edad de 10, Jim envió una carta a la popular presentadora de televisión Carol Burnett en la que pidió que lo contratara. En aquel entonces, Burnett le respondió que era demasiado joven y tenía que centrarse en los estudios.
Y con apenas 15 años, inspirado por su padre -el también músico aficionado-, Carrey debutó en un cabaret de Toronto, donde hizo impresiones de Elvis Presley, James Stewart y Jerry Lewis. Más tarde, dejó la escuela para empezar la carrera de cómico. "Mi padre podría haberse convertido en un gran comediante pero no creyó que fuera posible para él. Así que tomó una decisión conservadora y se convirtió en un contable", recordó Carrey en archivos periodísticos.
Las actuaciones de Carrey gozaron de gran popularidad entre el público canadiense. En 1983, el comediante se mudó a Hollywood donde comenzó a actuar regularmente en el club de comedia The Comedy Store. Dos años después, obtuvo su primer papel protagónico en el cine: interpretó a un adolescente seducido por una vampiresa en la película Mordiscos peligrosos.
Jim Carrey, mucho más que un comediante
A lo largo de su prolífica carrera, Carrey protagonizó decenas de películas. Si bien podría considerarse el verdadero rey de la comedia (La Máscara, Ace Ventura, Tonto y Retonto, Te amo Phillip Morris, son algunos de los ejemplos que bien podrían usarse para atribuirle este título), también destacó por varios papeles dramáticos. En 1988, se llevó un Globo de Oro por interpretar a Truman Burbank en la película dramática y de ciencia ficción The Truman Show (titulada The Truman Show: Historia de una vida en Hispanoamérica).
Jim también protagonizó la cinta de culto Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos en Hispanoamérica). Dio vida a un hombre que no puede superar a una ruptura amorosa y decide someterse a un procedimiento de borrado de memoria. Curiosamente, en aquel entonces, el propio actor acababa de separarse de su entonces novia. "Por favor, no dejes de sufrir", declaró en ese entonces el director de la cinta, Michel Gondry.
Cabe recordar que la vida de Carrey estuvo llena de tragedias personales. Perdió a ambos padres cuando estaba en la cima de la fama: su madre murió en 1991 y su padre la siguió en 1994. Y en 2015, se quitó la vida la exnovia de Jim, Cathriona White. Durante la ceremonia fúnebre, Carrey incluso cargó por algunos momentos su ataúd. "Jim, te amo. Por favor, perdóname. No soy para este mundo", escribió la mujer en su nota de suicidio.
El propio Carrey luchó contra la depresión por muchos años y tomó medicamentos antidepresivos. Sin embargo, en 2017, se sintió mejor, por lo que decidió suspender el tratamiento. El actor encontró la paz interior en llevar una vida solitaria. Comenzó a pasar más tiempo a solas, haciendo cosas que le gustan. En particular, Jim es un gran aficionado a la pintura y la escultura.