Es médico y presentará un documental sobre la filosofía en los consultorios: "Es muy difícil asumir que no entendemos"

Tras pasar por la última edición del BAFICI, la película Los médicos de Nietzsche llega a las salas de cine argentinas el próximo jueves 17 de agosto. Entrevista con su protagonista, el médico generalista Esteban Rubinstein, sobre los cruces y convergencias que pueden establecerse entre estas disciplinas.

01 de agosto, 2023 | 16.54

El Doctor Esteban Rubinstein es médico del Servicio de Medicina General del Hospital Italiano de Buenos Aires. Hace algunos años, comenzó a estudiar la obra de Friedrich Nietzsche y la forma en que el filósofo alemán cuestiona la verdad, la razón, la moral y la compasión. Sobre su historia y la pasión que lleva adelante habla Los médicos de Nietzsche, original collage documental de Jorge Leandro Colás que se estrena en salas de cine el jueves 17 de agosto tras recibir elogios en la última edición del BAFICI. En diálogo con El Destape, Rubinstein adelantó claves de la película y de su historia personal como un profesional de la salud fuera de lo común.

- ¿Cómo te convertiste en médico?

A los 18 años me interesaba mucho la ciencia, el arte y la biología, pero tuve mucha dificultad a la hora de elegir una carrera que estudiar. No me gustaba mucho Medicina hasta que hice un test vocacional y charlé con gente que vio en mí capacidades para eso. Me metí en la universidad sin tener mucho conocimiento de la carrera ni familiares médicos y no la pasé muy bien. 

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- ¿Por qué?

Todo el tiempo pensaba que no iba a terminar siendo médico porque era algo que no me gustaba del todo. Creo que ahora tengo más claro, a partir de que empecé a estudiar a Nietzsche, Heidegger (Martin) y Spinoza (Baruch), que la Medicina está escindida y se estudia de forma escindida. Por más que todo el tiempo se habla de que el cuerpo es uno solo, las cosas están claramente separadas, aunque en ese momento no yo no tuviera mucho interés en, por ejemplo, estudiar el sistema nervioso, obvio que hay que estudiarlo porque es importante, pero ahora estoy con más herramientas para entender el significado de escindir, de separar para estudiar, y la necesidad que ha tenido la ciencia de seguir este modelo a pesar de que esta escisión implica una negación y una pérdida de lo total.

- ¿Las facultades de Medicina te preparan para hacerte estas preguntas?

No, pero también está bueno no culparlas por eso. Es difícil aprender un idioma y la verdad es que en la facultad de Medicina tenés 6 años para aprenderlo, no es sencillo. Es como querer enseñarle Filosofía a un pibe de 18 años. 

- ¿Cómo entra Nietzsche en tu vida y cuándo empezaste a implementarlo en la práctica profesional?

La verdad es que no siento que implemente a Nietzsche, dado que no hago una medicina nietzscheana, ni que aplica técnicas concretas a partir de su filosofía. No puedo dar un curso de cómo usar a Nietzsche, Heidegger y Spinoza para atender, pero sí creo que tanto leerlo, como las películas que veo, me sirven en la práctica con los pacientes.

Viniendo de una familia muy cartesiana, gente de la ciencia que tenía una mala valoración sobre Nietzsche, debo confesar que lo conocí de casualidad. Sucede que además de médico soy editor y en 2010 pude viajar a Frankfurt para presentar unos libros, y allí me hice un amigo que me acercó a la filosofía de Nietzsche por un taller. Al principio fue durísimo, no me gustaba lo que plantea en contra del judeocristianismo, el cartesianismo, lo que está bien y lo que está mal, la moral, pero al cabo de dos meses me empecé a copar con su manera de ver las cosas en Así habló Zaratustra, y me di cuenta de que claramente lo que siempre me molestó de la Medicina es la moral y que yo no lo tenía conceptualizado como tal.

- ¿En qué momento empezó a disgustarte el concepto de ‘lo moral’ en la Medicina?

Desde que estaba en la facultad. No me va esa cuestión de lo que “el paciente debe”, “el médico debe”, “la sociedad debería ser de este modo”, “las personas que no se cuidan son tantas”. Recuerdo que en algún momento traté de buscar herramientas en el psicoanálisis para ayudar a algunos pacientes y para pensar, y tampoco me gustaba; luego caí en la cuenta de que el psicoanálisis es más moralista que la Iglesia (risas). No tenía idea de que eso corresponde a toda una estructura moral.

- Y de estigmas…

Por supuesto. Lo que propone Nietzsche al correrse de lo moral es entrar en un mundo extramoral donde podemos amar a los demás sin juzgarlos ni culpabilizarlos. 

Filosofía en el consultorio

- ¿La Filosofía te ayudó a destrabar problemas de tu práctica profesional diaria?

Sí. En general, en  todo lo que me llama la atención como algo novedoso. Por ejemplo, en Heidegger el concepto de serenidad ante la técnica. Nosotros los médicos de familia estamos todo el tiempo discutiendo y pensando en el proceso de tecnologización de la Medicina y el desplazamiento del humano, y de repente Heidegger, en 1960, escribe un libro llamado Serenidad y dice que uno puede amar y no amar la técnica a la vez. Es un concepto hermoso que te saca de la encrucijada en la que nos metemos los médicos. Tenemos una nueva medicación que se desarrolló y está buenísima, ¿cómo no la vamos a usar? Después, por otro lado, todo eso implica que el paciente tenga que pasar por un montón de situaciones, con todo caro en el sistema capitalista y una industria farmacéutica que te asfixia, pero están las dos cosas.

Llevado a Nietzsche, cuando leí Ventajas y desventajas de la historia para la vida -un libro muy hermoso y sencillo para leer- me encontré con la descripción del peligro de la enfermedad histórica y ahí entendí muchas cosas.

- ¿En qué consiste el peligro de la enfermedad histórica?

Nosotros tenemos en la Argentina 30 mil desaparecidos, torturados y familias destruidas por eso. Ahora bien, está bueno que haya un Parque de la Memoria, que vayamos a las marchas del 24 de marzo y que haya una postura ética frente a los horrores de la última dictadura cívico militar, pero también está bueno pensar que, caer solo en eso y que la vida de una persona esté atada a la historia, también puede destruirla. Nietzsche dice que hay que estar atentos con la historia porque no está tan bueno siempre recordar, él escribe que la memoria puede ser jodida para uno y que a veces es mejor olvidar.

- Es un poco fuerte cuando lo pienso desde ese ejemplo

¡Obvio! Se te frunce cuando uno plantea esto desde un lugar que nos es tan doloroso. Bueno, sobre eso habla Nietzsche. Cuando un paciente llega a la consulta con un tema difícil como puede ser una violación en la infancia, se puede trabajar eso pero también el paciente puede olvidárselo o jugar a que una parte suya sea otra persona a la cual el haber sido violado no le determina la vida.

Esteban Rubinstein y Valeria Grossi en una de las escenas de Los médicos de Nietzsche.

- ¿Las reuniones de médicos para debatir textos de Nietzsche que muestra el documental existieron en la vida real?

Si bien son reconstrucciones artísticas hechas para la película, dentro del Servicio de Medicina Familiar nos juntamos una vez por semana con un grupo de unos 20 médicos, que van cambiando cada dos años, a discutir los pacientes y aquellos problemas para los que nos gustaría ayuda. Ahí cada colega opina desde sus saberes para ayudarnos entre todos. Desde que empecé a leer a Nietzsche mis aportes van desde ese lado, con cosas del autor que me parece que pueden vincularse a los casos que van llegando, pero también uso referencias de las películas que veo o de otros autores que sigo.

- ¿Tus colegas se toman para bien que en estas reuniones planteé posiciones desde estos filósofos?

Reaccionan muy bien y les gusta pero a la vez los angustia y sienten que les faltan herramientas. En ese sentido, en la película hay una escena hermosa donde una de las médicas dice ‘no entiendo’ con todo lo que significa para un médico no entender algo, es muy difícil asumir que a veces no sabemos cosas.