La clásica película de Disney Alicia en el país de las maravillas cumplió 70 años desde su estreno en 1951, una producción que costó 3 millones de dólares, duró cinco años y contó con hasta tres directores, 13 guionistas acreditados, 750 artistas, 800 litros de pintura para conseguir 1.000 tonalidades de acuarela en cerca de 350.000 dibujos. Todo ello insuficiente para el público, pues sólo recaudó 2,4 millones de dólares.
En la década del sesenta, al igual que Fantasía, Alicia en el País de las Maravillas fue repuesta en las universidades, donde los alumnos apreciaron su psicodelia, especialmente si estaban bajo el influjo de algún estupefaciente. Walt Disney no quería que la película saliera al mercado de nuevo tras estos estudios, pero fue exactamente lo que ocurrió luego de fallecer en 1966.
Con un póster focalizado en sus colores más vivos y su carácter experimental (y para experimentar), el filme fue un éxito que, a día de hoy, hubiera recaudado 322 millones de dólares. En 1923, cuando era joven y trabajaba en un estudio dedicado a la creación de cortometrajes mudos en Kansas, realizó uno de ellos que mezclaba animación con acción real. Se titulaba Alice's Wonderland, que fue su carta de presentación en Hollywood. Disney contrató a Aldous Huxley, el escritor de Un mundo feliz para que firmara un libreto adaptando los cuentos de Carroll.
Sin embargo, se encontraron con un guion demasiado literal. Fue esta la razón principal (junto con un fallido proyecto anterior con la actriz Ginger Rogers) para que el Estudios se decidiese definitivamente por el tono más fantástico y casi de tira cómica que otorgaba el poder hacerlo completamente por animación. Cuando se comenzó a trabajar en la versión de la película, finalmente optó por Kathryn Beaumont en lugar de Rogers. El filme se inspira en el famoso libro de Lewis Carroll, donde el personaje principal es la niña Alice Liddell. Lo mismo sucede con su continuación, A través del espejo y Lo que Alicia encontró allí.
La historia
Empieza con una aburrida Alicia inmersa en sus propios pensamientos mientras su hermana le imparte una clase de historia. El sopor hará que se quede dormida. De pronto, verá a un conejo con un reloj y saldrá corriendo tras él para ver hacia dónde se dirige. Le pierde la pista tras una madriguera, pero al franquearla, la niña cae por un agujero que la conduce directamente al País de las Maravillas.
Será allí donde conozca un singular mundo animal, no solo al Conejo Blanco al que ha seguido, sino a El Sombrerero loco, a la fumadora Oruga azul, al Gato de Cheshire y a la malvada Reina de Corazones. Alicia asistirá también a un evento muy especial, un "no-cumpleaños", cuya canción se propagó por el mundo y a través de los tiempos.
La fantasía se toca con la realidad. ¿Quién, en un arrebato, no gritó "¡Que le corten la cabeza!" como la malvada Reina de Corazones? O incluso al ver un conejo blanco corretear por el campo se puede pensar que lo hace porque no quiere llegar tarde y que al pasar a través de su madriguera también se acabaría hablando con el Gato de Chesire.