Llega a los cines Oppenheimer, la esperada película de Christopher Nolan en la que Cillian Murphy interpreta al padre de la bomba atómica. Basada en la novela biográfica de 2005 Prometeo Americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, escrita por Kai Bird y Martin J. Sherwin, la cinta de Nolan repasa la historia de la creación del arma de destrucción masiva lanzada sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasika al final de la Guerra Mundial. Un proceso, el del proyecto Manhatthan y la creación de la bomba atómica, que es bastante conocido, pero ¿cómo fue la vida del científico después de lo relatado en el filme?
Robert Oppenheimer era uno de los físicos teóricos más brillantes de Estados Unidos y el hombre clave dentro del Proyecto Manhattan desarrollado por el Gobierno estadounidense durante la II Guerra Mundial para crear la primera bomba atómica. Tras el bombardeo de las ciudades japonesas entre el 6 y el 9 de junio de 1945, hecho que precipitó la rendición del país y la victoria de los aliados en la contienda, Oppenheimer siguió ligado a las investigaciones científicas del Gobierno durante varios años.
En 1947, el secretario del Gobierno Lewis Strauss (Robert Downey Jr. en la cinta de Nolan) lo nombró Director del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey), cargo que mantuvo durante 21 años. Allí coincidió con uno de los físicos más ilustres de la historia, Albert Einstein, que además de ser profesor del Instituto fue uno de los científicos que advirtieron en 1939 al presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt sobre la posibilidad de que la Alemania nazi desarrollara armas nucleares, una carta que propició el inicio del proyecto que capitaneo Oppenheimer.
También en 1947, Oppenheimer fue nombrado presidente del Comité de Asesor General de la Comisión de Energía Atómica (AEC) de los Estados Unidos. El físico desempeñó el cargo de asesor nuclear del Gobierno y defendió la idea de que las autoridades civiles del país debían gestionar la energía atómica y los desarrollos nucleares en lugar de que todo el control estuviera en manos del Ejecutivo estadounidense. Introdujo además el programa Átomos por la Paz en 1953 para que las naciones compartieran armoniosamente los avances de la tecnología nuclear evitando la proliferación de armas nucleares en todo el planeta.
La oposición a la bomba de hidrógeno
A partir de 1949, los Gobiernos soviético y estadounidense comenzaron una carrera por desarrollar la bomba más destructiva jamás creada: la bomba de hidrógeno, también conocida como bomba H. Oppenheimer, al conocer los riesgos y el funcionamiento de este arma durante sus investigaciones en el Proyecto Manhattan, se opuso frontalmente a su desarrollo, encabezado por Edward Teller (personaje interpretado en la película por Benny Safdie). Asustado y arrepentido tras los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, el científico temía que su utilización podría multiplicar exponencialmente las muertes de la bomba atómica.
El físico no recibió demasiado apoyo dentro del Gobierno estadounidense y en noviembre de 1952 Estados Unidos llevó a cabo con éxito su primera prueba con una bomba de hidrógeno. Como Oppenheimer había predicho entre las desventajas de esta arma, la carrera armamentística no hizo más que intensificarse y la Unión Soviética realizó su primera prueba con la bomba H en 1953.
En 1954, en plena "caza de brujas" del senador Joseph McCarthy que investigaba posibles vínculos de cualquier ciudadano estadounidense con los comunistas, el FBI trató de demostrar que Oppenheimer tenía algo más que simpatía con el comunismo. El físico, como otras tantas personalidades norteamericanas de su época, sobre todo artistas, fue perseguido por el macartismo, Y, lejos de aceptar las alegaciones, solicitó una audiencia pública para probar su inocencia.
En un proceso que también recoge la película de Nolan, Oppenheimer trató de demostrar, sin demasiado éxito, su lealtad a la bandera pero la audiencia dictaminó el fin de su mandato como asesor nuclear de la AEC, cargo del que fue suspendido por Lewis Strauss, el mismo hombre que lo nombró, al conocerse las acusaciones antiamericanas. En 1965, el científico fue diagnosticado con cáncer de garganta a los 60 años, probablemente por su malsana afición al tabaco. El año siguiente comenzó un tratamiento de radioterapia y quimioterapia que no consiguió frenar su enfermedad. El 15 de febrero de 1967 entró en coma y tres días más tarde falleció en su casa de Princeton a los 62 años.
Con información de Europa Press.