Así es la obra de teatro argentina que saltó al cine en una imperdible comedia mordaz

La culpa de nada, comedia de Victoria Hladillo que saltó del teatro al cine y transcurre en una fiesta de cumpleaños que sale mal, es una de las sorpresas de la comedia nacional.

16 de julio, 2024 | 21.52

La culpa de nada nació como un proyecto teatral escrito y dirigido por Victoria Hladillo que se presentó entre el 2016 y el 2020 en el teatro El Camarín de las Musas y en distintos festivales y que, luego del fenómeno de la sala llena y la buena repercusión, mutó de lenguaje y se convirtió en una película de premisa simple -una pareja en crisis luego del nacimiento de su hija decide apostar su relación en un cumpleaños sorpresa que termina muy mal-, personajes fácilmente identificables -una ensalada de machistas y feministas que chocan en un juego de guerra de sexos- y un guion repleto de chistes inteligentes y mordaces: una verdadera fiesta de la comedia nacional que merece ser vista en una sala de cine.

Hladillo, directora de las exitosas comedias de teatro La sala roja y Cartón Pintado, entre otras, reúne a su equipo de trabajo habitual en una comedia incómoda y provocadora que aborda temas tales como la violencia de género, el machismo naturalizado de hombres y mujeres y las conductas egoístas que se pueden despertar entre un grupo de amigos donde todos quieren seguir sosteniendo apariencias de felicidad, a pesar de que la realidad les muestre lo contrario. En diálogo con El Destape, la cineasta presentó La culpa de nada y repasó el origen de la comedia ácida que escribió para reírse de la hipocresía de la clase media acomodada.

¿Cómo surgen tus ganas de llevar tu obra de teatro al cine?

- Nosotros somos un grupo de trabajo que viene laburando desde el estreno de mi primera obra, La sala roja, en el 2013, hasta ahora. Lo que empezó a suceder es que por el éxito de La sala roja nos empezaron a llegar muchas propuestas para llevarla al cine, a tal punto que terminé vendiendo los derechos para que la realicen como una serie de televisión en Brasil. A partir de ahí nos empezó a tentar la posibilidad de hacer una película con el equipo de La culpa de nada… todo empezó como una idea que en algún momento se empezó a concretar, impulsada por una red enorme de colegas y amigos que estuvieron atrás apoyando la producción.

Hablemos del proceso de traspaso de lo que empezó como una obra de teatro y mutó a una película. Son lenguajes con códigos muy diferentes…

- Por definición, el teatro tiene un espacio escénico y trabaja justamente con todo lo que no se muestra. Los actores y actrices tienen que construir un verosímil, un mundo que no se ve en escena y que es construido a partir de sus relatos y sus emociones. Por el contrario, en el cine está la posibilidad de mostrar todo lo que querés de ese relato. Entonces, el gran desafío fue desasnar qué de todo ese juego al que la obra de teatro alude, en el cine está bueno que se muestre y que sea una escena en sí mismo.

Más allá de eso, los dos saltos que da la película en relación a lo que era la obra de teatro son: la casa, con muchísimos cuartos que se abren como un laberinto para que los personajes se digan infinidad de cosas y secretos, y la presencia de Cami, la bebé, que toma un protagonismo definitorio en el relato.

¿Nunca dirigiste cine antes de La culpa de nada?, ¿esta es tu ópera prima?

- Sí, primera película. Aún así me formé como directora de cine y trabajé durante muchos años en una productora de cine publicitario hasta que fui mamá. Ahí dirigí varios cortometrajes. Esta película también viene de una motivación muy profunda de realizar un largo.

La culpa de nada puede verse los sábados de julio a las 19 en el Cine Arte Cacodelphia (Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1150, CABA). En agosto tendrá estreno en el Cine Gaumont, en espacios INCAA, con fecha a definir.