Todos los grandes rockstars de los '80 pasaron por el lente de Andy Cherniavsky, una de las fotógrafas más reconocidas y prestigiosas de nuestro país. Su triste infancia -a temprana edad tuvo que hacerse cargo de su hermano tras el abandono de su familia-, la obra que la consagró y las fotografías más icónicas de los artistas y bandas más importantes del rock argentino (desde Charly García a Virus, pasando por Los Abuelos de la Nada, Gustavo Cerati, El Flaco Spinetta o Fabiana Cantilo, entre muchos otros) cobran vida en Expuesta, el documental de Eduardo Raspo que le rinde homenaje. En diálogo con El Destape, Cherniavsky repasa aspectos claves de su vida, a pocas horas del estreno en cines que permitirá a muchos conocer su historia.
- ¿Qué te llevó a querer contar tu historia en un libro y una película?
Si bien escribir el libro me saturó de catarsis, es diferente la relación que se puede generar con una película: cuando Eduardo Raspo me propuso hacer el documental me negué rotundamente porque toda mi historia personal ya estaba superada y fue reparada. Aceptar rodarla terminó de enviarme a un lugar de dolor por esa nena que fui y que vivió tantas cosas tristes, y como a través del rock sanó y consiguió una familia que la contuvo y le dio lugar. En buena forma me siento tan Expuesta como el título de la película, y estoy bien con eso.
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- ¿Te provoca nostalgia ver tus fotografías en retrospectiva?
No, siempre estoy mirando para adelante, pensando en el próximo trabajo. Por eso no me daba cuenta de todo lo que estuve haciendo en estos años hasta que me puse a armar el libro y la peli. Descubrí una cantidad monumental de cosas que hice para el rock. Aunque también trabajé en moda y publicidad, lo único que trasciende son mis fotografías a artistas del rock nacional. Y todo lo que muestro en Expuesta es apenas un pedacito muy pequeño de un archivo prácticamente no revisado, porque nunca hice una muestra o un libro de inéditos.
- Fuiste pionera como fotógrafa profesional, no había tantas colegas en la Argentina de los '70
Así es. En ese momento todas mis credenciales decían fotógrafo. Fotógrafa casi que no existe. Es una gran lucha incorporar el lenguaje inclusivo a nuestros trabajos.
. Tu papá y tu mamá se separaron y quedaste al cuidado de tu hermano siendo una adolescente, ¿qué recordás de ese período de adultez temprana?
Fue horrible, sentía mucho miedo y soledad. Estaba a cargo de mi hermano, que lidiaba a su manera con la no existencia de los grandes y terminó dejando el colegio a los 15 años, en los ‘70. Esa fue la gota que rebalsó el vaso. No podía más, con 13 años me tiraba en la cama a llorar. Hubo momentos durísimos. Me mata pensar en esa adolescente que se quedó sola. Parecía inverosímil que dos adultos de clase media profesionales dejaran a dos chiquitos viviendo en soledad.
La temprana muerte de mi hermano en un accidente de tránsito, nos dio un golpe y eso hizo resetear todo. Ahí decidí que si no cambiaba algo en la relación, no los veía más. Hoy pudieron revertir esa historia siendo abuelos, incluso estando más cerca mío. Son dos personas que piensan demasiado en ellos mismos. Lo bueno es que entre toda esa tristeza apareció Charly García, iluminando mi vida.
- ¿Cómo conociste a Charly García?
En ese momento yo salía con Dani, su hermano, y cuando fallece el mío Charly ocupó su cuarto en mi casa. Fue la primera persona que empezó a reconocerme como fotógrafa, cuando nomás había hecho un curso de tres meses y no tenía título.
- Un gesto muy paternal
Él fue una figura paterna. Recuerdo cuando me regaló un libro de Annie Leibovitz, ese gesto fue todo lo que necesitaba. Para esa instancia ya trabajaba como fotógrafa en varias plazas: empezaba a la mañana un recorrido por tres plazas, sacaba las fotos a los chicos, las revelaba y tenía un cuaderno con todas las direcciones. Era más empresaria que fotógrafa, todavía no había conectado con el arte.
Fueron hermosos los años que conviví junto a Charly. Hacíamos fiestas muy divertidas en casa, nos juntábamos a ver los partidos del Mundial o películas de Woody Allen, y a escuchar discos de música. Nos fumábamos un porro y dejábamos que nos estalle la cabeza con tantas bandas increíbles. Eso sí, la primera reacción antes de conocernos fue de total vergüenza.
- ¿En qué sentido?
Era fanática de Sui Generis y tenía un poster enorme al pie de mi cama que no sabía si descolgar o dejar que lo vea. Al final lo dejé y terminó transformando mi vida. Fue una figura de identificación total, cambié mi pelo, mi ropa y mi vida en función de pertenecer a su estilo de vida y al de sus amigos.
- En Expuesta comparás a la fotografía con la caza. ¿Cómo se entrena para ser una buena cazadora de fotos?
¡Al principio era un quilombo sacar las fotos! (risas) Hasta que llegó Serú Girán no había luz en los shows, con suerte tenías un seguidor. Tenías que entrenar bien el ojo y rogar que los disparos hayan salido bien.
- ¿Hay artistas más fáciles de fotografiar que otros?
Quienes tienen más acting encima. No hay muchos Luca Prodan y Charly García, máquinas generadoras de acción. Cada dos minutos eran bestias, no sabías qué se les iba a ocurrir.
- ¿Y tapas de discos que hayan sido desafíos complejos o dolores de cabeza?
Sí. Nadie se acuerda de la tapa del álbum Todos tus muertos, de la época analógica, pero a mi me fascina. Había tomado fotos de los miembros de la banda con retratos muy cerrados y se me ocurrió hacer un slide de diapositivas con instantáneas de calaveras de México. Hice un sandwich con las fotos y le pedí al laboratorio que las copie así. Fue un montaje cuando todavía no se hablaba de montajes y es una tapa que no reconoce nadie, pero que a mí me encanta porque fue un desafío creativo y tecnológico.
- ¿Hay rockeros contemporáneos que te conmuevan?
Me encanta Conociendo Rusia y Bándalos Chinos, tienen estilos y búsquedas que me atraen. Igual, no sé cuanto de toda la música nueva va a perdurar con la intensidad que perduraron los grandes del rock. Justo el otro día le comenté a Fito (Páez) que cuando fui a verlo canté y bailé como la primera vez. Fue viajar al pasado y descubrir que en el fondo sigo siendo una rockera de los años '80.
- Expuesta, de Eduardo Raspo. Estreno en el cine Gaumont (Avenida Rivadavia 1635, CABA) y en salas de Argentina.