¿Los contenidos de una red social pueden realmente coexistir "globalizados" en una plataforma social en línea que busca establecer un equilibrio cambiante en el devenir entre la libertad de expresión y la seguridad de las personas en el marco de legislaciones particulares? Se trata de una pregunta sin respuesta aún, impulsada desde la contradicción intrínseca que lleva a prohibir determinadas manifestaciones artísticas contemporáneas y no otras, más allá de las buenas intenciones.
¿Cómo se aborda desde la plataforma la posible "colisión" de concepciones de mundo según países y culturas para garantizar ese "lugar auténtico y seguro para la inspiración y la expresión"?
"Queremos que Instagram sea un lugar donde las personas puedan expresarse, pero también tenemos la responsabilidad de mantener a las personas seguras. Tratamos de redactar políticas que equilibren adecuadamente la libertad de expresión y la seguridad, pero hacerlo para una comunidad de 2 mil millones de personas de todos los rincones del mundo siempre será un desafío", informan los representantes de la red social en Argentina.
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"Es por eso que constantemente reevaluamos nuestras políticas y trabajamos con expertos para asegurarnos de que estamos en el lugar correcto. Contamos con tecnología y también con nuestra comunidad para denunciar cualquier contenido que crean que infringe nuestras normas comunitarias para que podamos revisar y actuar de acuerdo con nuestras políticas".
"Las personas tienen la capacidad de apelar el contenido que se ha eliminado. Si su foto, video o publicación se eliminó por violar nuestras políticas, se le dará la opción de ´Solicitar revisión´ la próxima vez que abra la aplicación. Si nos hemos equivocado, se restaurará el contenido y lo notificaremos a la persona que solicitó la apelación", explican. Además ofrecen "la oportunidad de apelar la eliminación de una cuenta".
Sin embargo, queda en suspenso la consulta sobre los criterios utilizados por Instagram para evaluar el incumplimiento de los "Lineamientos de la comunidad y Términos de uso", ante el fatídico mensaje "de violación de las reglas de la comunidad" y la imposibilidad de acceder a la cuenta.
¿Por qué se censura, cancela, prohíbe? ¿Por denuncias de usuarios, por los famosos algoritmos compuestos por líneas de código con instrucciones escritas por programadores humanos?
¿Los contenidos de una red social pueden ser "globalizados" para una plataforma que busca un equilibrio entre libertad de expresión y la seguridad de las personas? La artista y periodista Emma Shapiro señala que existen varias ideas sobre cómo podrían lograr abordar las plataformas los diferentes modos de concebir el mundo desde lo político, religioso, cultural en general para garantizar un espacio virtual que no restrinja libertades.
"Las plataformas como Instagram apuntan a su comunidad ´global´ como su razón fundamental para censurar y acallar artistas, aunque en realidad, a menudo se esconden detrás de esa razón, entonces una manera de cambiar esto sería que los usuarios tengan más control sobre lo que ven, para que las imágenes que los ofenda no acaben en su ´feed´", plantea.
"A pesar de todo, ya influenciamos nuestros algoritmos hasta cierto punto, y darle a los usuarios más control los ayudaría. Muchos artistas y expertos opinan que no hay razón técnica ni lógica por las cuales compañías como Meta no sean capaces de crear mejores algoritmos para permitir más control de los usuarios y la libertad de expresión. No tiene sentido que pretendan no poder, por ejemplo, diferenciar entre arte y pornografía, pero pueden, de alguna manera, diferenciar entre un pezón masculino y uno femenino. Es bastante absurdo", explica.
"Suzanna Nossel, CEO de PEN America, propone un enfoque enmarcado en los derechos humanos internacionales. En este caso, las redes sociales se centrarían en los derechos humanos y la libertad de expresión legal, y los países que no estén de acuerdo podrán optar por no utilizar una plataforma. Esto ya sucedió en China o Rusia donde Instagram está prohibido (calificada por el segundo país como organización extremista). Si bien esta situación seguramente señalaría espacios problemáticos para la libertad en esos países, al mismo tiempo significaría que las empresas de redes sociales no estarían presionadas para cumplir con creencias autoritarias y partidarias", opina.
Ante el cuadro de Gustave Courbet "El origen del mundo" (1866) que fue un escándalo en su época ¿cómo se salva la distancia entre esa línea delgada entre arte y pornografía de acuerdo a la legislación? "En Estados Unidos, con respecto a la pornografía, un famoso juez de la Corte Suprema (Potter Stewart en 1964) dijo ´lo sé cuando lo veo´. Si bien puede haber ciertas determinaciones sobre si algo es pornografía o no (quién lo hizo, por qué y para quién), objetivamente, la frase es una afirmación subjetiva pero precisa. Para muchos, la pornografía se encuentra en el ojo del espectador. Entonces, ¿qué hacemos? La mejor manera de tratar con ello es que se tenga agencia para determinar lo que se quiere ver o no, y que el contenido en las redes tenga las etiquetas apropiadas", dice Shapiro.
Y agrega: "La obra de Courbet es un ejemplo interesante de cómo una obra históricamente provocadora confrontó a muchos sobre la misma cuestión antes de la existencia de las redes sociales. Pero incluso en su época, los espectadores elegían ir a ver la obra", concluye.
Con información de Télam