(Por Carlos Aletto) La aparición de una nueva edición de "Viaje al fin de la noche" del controvertido Louis Ferdinand Céline, escritor colaboracionista y autor de obras contra los judíos, reabre el debate sobre la presencia de sus libros en las librerías y su inclusión en efemérides literarias, así como la relación entre su vida personal y su obra, una cuestión que atravesó varias instancias luego de que en 2018 los editores franceses que contaban con el consentimiento de la viuda del autor desistieran de publicar tres textos antisemitas de su autoría ante la presión de grupos sociales.
Valioso clásico rescatado ahora por Edhasa, "Viaje al fin de la noche" tiene el estigma de haber sido concebido por un escritor que apoyó la alianza del Eje conformada a partir de 1940 por Alemania, Italia y Japón. La obra maestra de la literatura editada en 1932 es el primer libro del autor, que por entonces no hacía ninguna manifestación visible de antisemitismo. Sin embargo, a partir de 1937, Céline escribió una serie de polémicos textos antisemitas en los que abogaba por una alianza militar con la Alemania nazi y continuó expresando públicamente opiniones de esa naturaleza durante la ocupación alemana de Francia. Después del desembarco aliado en Normandía en 1944 huyó a Alemania y luego a Dinamarca, donde vivió en el exilio. Fue condenado bajo el cargo de colaboración por un tribunal francés en 1951, aunque logró ser indultado por un tribunal militar poco después. Regresó a Francia donde reanudó su carrera como médico y escritor.
Los tres panfletos "Bagatelles pour une massacre" ("Bagatelas para una masacre"), "L'Ecole des cadavres" ("La escuela de los cadáveres") y "Les beaux draps" ("Un buen lío") se publicaron inicialmente en 1937, 1938 y 1941. Se caracterizan por el antisemitismo y también por la adhesión de Céline a muchas de las mismas ideas que los fascistas franceses.
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En 2018 se filtró la intención de Gallimard para volver a publicarlos en forma de "una edición crítica" y "sin ninguna complacencia", tras obtener el acuerdo de la viuda del escritor, Lucette Destouches, quien en ese momento tenía 105 años y murió un año después. La editorial debatió durante semanas sobre la conveniencia de difundir esos textos, pero el editor Antoine Gallimard señaló que, a su juicio, no se daban "las condiciones metodológicas y memoriales" para plantear "con serenidad" esa publicación, y justificó la decisión de vetarlos en nombre de su "libertad de editor" y de la sensibilidad con su época.
Este debate se reabre ahora ante la publicación de una nueva edición de "Viaje al fin de la noche", en momentos donde la sensibilidad social aparece más exacerbada que nunca.
Con el título original de "Voyage au bout de la nuit", el libro se publicó por primera vez el 15 de octubre de 1932 y por ella Céline obtuvo el premio Renaudot, mientras que por dos votos no ganó el prestigioso Goncourt. La obra es considerada una de las mejores novelas del siglo XX y fue traducida a 37 idiomas.
La novela es especialmente famosa por su estilo, que imita el lenguaje hablado y el uso del argot, y ha influido ampliamente en la literatura francesa contemporánea. Durante el relato aparece la experiencia personal del escritor a través de su personaje principal, Ferdinand Bardamu, el alter ego del autor, quien participó en la Primera Guerra Mundial en 1914. Al igual que "Sin novedad en el frente", el libro de Erich Maria Remarque escrito en 1928, la obra revela el absurdo de la guerra, a la cual califica de "matadero internacional enloquecido" y expone lo que para él es la única forma razonable de resistir a tal locura: la cobardía. Es hostil a cualquier forma de heroísmo, el mismo que va de la mano con la violencia. Para el narrador, la guerra pone de manifiesto la podredumbre del mundo, que es un tema recurrente en el texto.
Céline contribuyó con la prensa colaboracionista con más de treinta cartas y entrevistas, incluyendo muchas declaraciones antisemitas. El novelista alemán Ernst Jünger afirmó que el escritor le dijo en 1941 que estaba "aturdido" porque los alemanes no exterminaban a los judíos franceses. Incluso algunos nazis pensaban que los pronunciamientos antisemitas del narrador eran tan extremos que resultaban contraproducentes. Bernhard Payr, el superintendente alemán de propaganda en Francia consideraba que Céline "partía de nociones raciales correctas", pero su "jerga salvaje y sucia" y sus "obscenidades brutales" arruinaban sus "buenas intenciones" con "gemidos histéricos".
Sin embargo, "Viaje al fin de la noche" es un largo relato que denuncia los horrores de la guerra, y el pesimismo del protagonista Ferdinand Bardamu. El protagonista viaja a África, donde el colonialismo es considerado el purgatorio de los europeos sin destino, pero para Bardamu es el infierno. Por eso luego huye hacia la América de Ford, del dios Dólar y de los burdeles.
En "Viaje al fin de la noche", Céline se caracteriza por desdeñar el patriotismo o el nacionalismo, ya que considera que son uno de los muchos valores falsos en los que el hombre se extravía. La cobardía le permite al protagonista ser desertor sin culpa en la guerra, huir de sus responsabilidades en las colonias, renunciar a su trabajo en Ford y pretender ignorar el intento de asesinato de su abuela. Durante el viaje de Bardamu a África, califica al colonialismo como "un mal del mismo tipo que la guerra" y condena su principio y la explotación de los colonos occidentales.
La crítica al capitalismo surge con claridad en la parte dedicada a Estados Unidos, durante el viaje a Nueva York y Detroit, principalmente en la sede de las fábricas de automóviles Ford. Incluso su postura anarquista es clara en varias ocasiones cuando pone de relieve lo absurdo de un sistema jerárquico y describe la obediencia como una forma de rechazo a vivir. Para Bardamu, el ideal y los sentimientos son mentiras y "la vida es solo un delirio lleno de mentiras" porque "la verdad no es comestible".
A quienes dicen que Céline no era antisemita, sino que odiaba a todos por igual, en "Viaje al fin de la noche" parece darles la razón. Bardamu expresa su perplejidad y desprecio contra valientes o cobardes, colonizadores o colonizados, blancos o negros, americanos o europeos, pobres o ricos. El narrador no perdona verdaderamente a nadie en su visión desesperada y, para su protagonista, nada parece tener finalmente importancia ante el carácter ridículo del mundo.
Sin embargo, fuera de su obra la actitud de Céline hacia el fascismo no fue ambigua. En 1937 y 1938 apoyó una alianza militar franco-alemana para salvar a Francia de la guerra y la hegemonía judía. Después de la victoria electoral del Frente Popular francés en mayo de 1936, el narrador veía al líder socialista Léon Blum y a los comunistas liderados por Maurice Thorez como mayores amenazas para Francia que Hitler, según uno de sus biógrafos, Frédéric Vitoux, quien llegó a afirmar: "Céline preferiría una docena de Hitlers a un Blum todopoderoso".
Después de la guerra, el escritor fue declarado culpable de actividades potencialmente perjudiciales para la defensa nacional, debido a su membresía en el Cercle Européen colaboracionista y las mencionadas cartas enviadas a revistas colaboracionistas.
Por este bagaje problemático, la circulación de la obra de Céline enfrentó sucesivos obstáculos. En 2011, a propósito del quincuagésimo aniversario de su muerte, el Estado francés había previsto conmemorar al escritor, pero la presión pública de algunas organizaciones, como la asociación de familiares de judíos deportados, hizo que finalmente el Ministerio de Cultura borrara el nombre del escritor de la lista de personalidades a homenajear en ese año.
Sin embargo, a pesar de su actividad política y su postura ideológica, Céline es considerado un referente y maestro por muchos escritores. Incluso en España se publicó en 2013 un libro titulado "El descrédito", en el cual un grupo de narradores decidió homenajearlo. Se destaca en el prólogo del volumen que la obra del narrador merecía un tributo por encima de cualquier consideración biográfica, histórica o política, porque "sus palabras enseñan verdades y su nihilismo ha permitido a muchos individuos liberarse de ataduras y contemplar objetivamente el mundo".
En la actualidad, la cancelación de obras de escritores cuestionados históricamente es un tema delicado que genera un intenso debate en la sociedad. Hay quienes argumentan que las obras deben ser evaluadas por su valor literario o artístico independientemente de las opiniones o acciones del autor. Otros en cambio sostienen que los autores que han expresado opiniones odiosas o han participado en acciones reprensibles no merecen ser honrados o celebrados a través de sus obras.
En el caso de Céline, algunos escritores y expertos críticos literarios argumentan que su obra sigue siendo significativa y valiosa, ajena a las consideraciones del escritor, y que la censura de sus textos es contraproducente y limita la libertad de expresión y el intercambio de ideas. En las librerías argentinas se concentra por estos días el gran dilema. Queda claro que nadie decide por los lectores y las lectoras: cada uno decide si la obra merece emanciparse o no de la vida de su creador.
Con información de Télam