Hoy es el cumpleaños número 41 de Britney Spears, el segundo que la artista celebra desde que recuperó su libertad, luego de que la jueza Brenda Penny pusiera fin a lo que en Estados Unidos se denomina “conservatorship”: una figura legal que otorga a terceros el tutelaje de una persona. Este régimen pesó sobre ella desde el 2008 hasta fines de septiembre de 2021.
Desde el momento en que la cantante recuperó su libertad pasaron muchas cosas en su vida. A través de la red social Instagram, en la que acumula más de 41 millones de seguidores, la artista hace posteos en los que brinda (más) detalles escabrosos acerca de lo que fueron estos 13 años de tutela estricta a cargo de su padre. Aprovecha para descargar la bronca contra él, pero también contra su madre y sus hermanos, a quienes responsabiliza por ser cómplices de todo lo sucedido durante ese período.
En esa línea, publicó muchas “primeras veces de” luego de recuperar su libertad: la primera vez que fue a un bar, la primera vez que utilizó una tarjeta de crédito y la primera vez que volvió a tomar champagne.
Luego de que en 2021 Britney hiciera público su deseo de volver a ser madre (tiene dos hijos, Sean Preston, de 16 años, y Jayden James, de 15, fruto de su matrimonio anterior con Kevin Federline), en abril de este año anunció que estaba embarazada. Sin embargo, al poco tiempo tuvo un aborto espontáneo. En junio se casó con su pareja, Sam Asghari, e hicieron una mega fiesta a la que asistieron Madonna, Miley Cirus y Drew Barrymore. Pero ninguno de sus hijos estuvo presente. Esto levantó sospechas en la prensa acerca de la relación que mantiene con ambos hasta que, unos meses más tarde, en una entrevista que sus hijos dieron junto a su padre, uno de ellos dijo: “Solo quiero que (mi mamá) mejore mentalmente. Cuando mejore, realmente quiero volver a verla”.
Tras estos dichos, Spears aseguró que una parte de ella “ha muerto”. “He hecho todo lo posible por ser la mejor persona que puedo ser... (…)Por fin a los 40 sin las ataduras de lo que me hizo mi familia... le digo a mi hijo Jayden que le mando todo el amor del mundo todos los días por el resto de mi vida!!!! Mi amor por mis hijos no tiene límites y me entristece profundamente conocer que se lamenta de que yo no haya estado a la altura de sus expectativas... y tal vez algún día podamos encontrarnos cara a cara y hablar de esto abiertamente! !!!”, aseguró la cantante.
El 2022 también marcó el regreso de Britney a la música. Después de seis años lanzó un dueto junto al legendario Elton John. Se trata de una reversión del cásico Hold Me Closer, que les valió el ingreso al Top 10 de Billboard y el puesto número 1 en Itunes Charts. En un posteo, la princesa del pop le agradeció a Elton John el hecho de haber confiado en ella para realizar esa canción.
En su Instagram también sube videos probándose ropa y balanceando su cadera de un lado al otro, como si estuviera desfilando frente a la cámara. También comparte sus bailes, con movimientos casi espasmódicos, y posturas de yoga. Es una Britney completamente distinta a la que conocimos a fines de la década del ’90 y del 2000, en la que se la veía dócil, naive y con una sonrisa hermosa, que por momentos parecía un poco impostada. En esta nueva versión, la persona que mejor luce los jeans tiro bajo expone la furia y el dolor que siente por todas las injusticias que vivió en los últimos años, y no ahorra insultos y apreciaciones de todo tipo respecto a todos los miembros de su familia. También es muy habitual que suba fotos con posteos y luego los borre. Ella misma explicó que estas eliminaciones tienen que ver con las inseguridades que la atraviesan y la falta de confianza que le dejaron estos años de estricta tutela.
Todo esto hizo que sus fans dividieran sus opiniones. Hay quienes creen que esta Britney es más auténtica, sin filtros y con ganas de vengarse por todo el daño sufrido. Sin embargo, hay otro sector que advierte que algo extraño sucede con ella, ya que consideran que muchas de sus publicaciones son frenéticas, carentes de sentido y perjudiciales para su imagen.
El público no cuenta con la información suficiente para conocer realmente el estado de situación y mucho menos hacer diagnósticos. Sin embargo, la misma Britney hace alusión a las secuelas que le dejaron los años de tutela y el daño ¿irreversible? que le ocasionaron.
El conservatorship
La “curatela” (conservatorship) había otorgado a su padre y al abogado Andrew Wallet el tutelaje sobre Britney, ya que, según la justicia en aquel entonces, ella no se encontraba en condiciones mentales para ser autónoma. Inicialmente, se sostuvo que esta vigilancia y control sobre su vida iba a ser temporal, pero luego pasó a ser permanente.
Durante ese período, Spears no pudo disponer libremente de su dinero, manejar, votar, decidir cuándo ver a sus dos hijos, “postear” en sus redes sociales sin previa supervisión, ni hablar con la prensa sobre esta situación. Además, según lo que ella misma declaró públicamente ante la jueza Penny, fue obligada a trabajar bajo amenaza, no contaba con privacidad ni siquiera en su propia casa y fue medicada con psicofármacos contra su voluntad, bajo el estricto control de seis enfermeras. También contó que la obligaron a colocarse un DIU para no quedar embarazada pese a que, según expresó, deseaba tener hijxs con su novio.
Los fans de Britney tuvieron un rol clave durante todo el proceso ya que, desde 2019 fueron denunciando estos abusos dando origen al movimiento #FreeBritney. Sus seguidores comenzaron manifestándose en las redes sociales. Luego, en plena pandemia, empezaron a salir a las calles y a movilizarse a la puerta de los tribunales en los que se desarrollaba cada una de las audiencias. Una vez que finalizó la curatela, la misma Britney aseguró: “El movimiento #FreeBritney me salvó la vida”.
Si bien la tutela personal que pesaba sobre la artista finalizó en septiembre de 2021, aún sigue vigente una tutela financiera en manos de John Zabel, por la cual hubo diferentes audiencias a lo largo de este año y seguirán habiéndolas en 2023.