Educación sexual para infancias y juventudes: una biblioteca que crece sin estereotipos

05 de septiembre, 2022 | 14.43

(Por Milena Heinrich) Lejos del tabú y del paradigma biologicista, de la mirada obturada que se resiste a las preguntas "incómodas", o de la etiqueta que atravesó a generaciones de asociar menstruación con "convertirse" en mujer, en el último tiempo crece la biblioteca de libros de educación sexual integral orientados a infancias, adolescencias y juventudes que se piensan desde una perspectiva transversal y abordan temas profundos, como las construcciones sociales, los estereotipos, la diversidad, el autoconocimiento y la autonomía del cuerpo.

"Yo pregunto" y "Todas las infancias, todos los colores" (Chirimbote), para niñas y niños pequeñitos; "Pubertad en marcha" (Iamiqué), de Camila Lynn, Gloria Calvo y Agostina Mileo, con unas ilustraciones preciosas, información, tips y un manifiesto en contra de los prejuicios; "La menstruación es genial" (Montena), de la psicóloga española Anna Salvia, que reubica la forma de hablar sobre el tema y revierte la carencia en educación menstrual; o "La soberanía de nuestros cuerpos" (Penguin Random House), de la médica tocoginecóloga y transfeminista Fabiana Taul, conocida en redes como @soberaniamenstrual, son algunos de los textos que ensanchan el corpus de difusión sobre sexualidades desde un paradigma de derechos, en deconstrucción y con una mirada integradora.

Un libro es termómetro de época o se adelanta a su tiempo, y en nuestro país -con varias legislaciones, como la ley de Educación Sexual Integral- todavía se sabe de censuras a temas o textos en escuelas porque son "incómodos" o porque la ley se implementa con limitaciones; todavía persisten estereotipos o se piensa sólo desde una perspectiva que pierde de vista la construcción social que rige las dimensiones de lo biológico, como la menstruación. Por eso, la de sexualidades es una biblioteca que siempre se está armando al calor de la pregunta y los cambios que se que motorizan en la arena social y política.

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Estos libros potencian la premisa del saber como una herramienta de "soberanía", en línea con la propuesta de Taul; de "pensamiento crítico" como invitan Lynn y Calvo, o de "orgullo", como espera Salvia en entrevista con Télam, para quien "un buen conocimiento del cuerpo y del ciclo menstrual convierte lo que era motivo de burla en motivo de orgullo", al señalar que una vez que comprendes "aceptas las características de estas fases y las aprovechas, sintiendo que controlas no desde la auto represión sino desde la aceptación y escucha de las propias necesidades".

Consultadas por Télam, en una respuesta conjunta, Camila Lynn y Gloria Calvo, dos de las tres autoras de "Pubertad en marcha", proponen conectar el tiempo social y el biológico: "La pubertad es un momento de la vida, como los hay otros, en el que se empiezan a dar una serie de cambios biológicos. Resulta interesante ponerse a pensar en cómo estos cambios son interpretados desde la cultura. Cómo hay ciertos mandatos sociales que se sostienen en justificaciones que apelan a la naturaleza invisibilizando que las personas encarnamos la cultura. En este sentido, ampliar la escucha y acompañar amorosamente a quienes transitan la pubertad, dando lugar a los interrogantes y deseos que les van surgiendo, es una manera de ir propiciando nuevos sentidos".

Anna Salvia, psicóloga, trabaja dando talleres de educación sexual en Cataluña, España. Allí también "la menstruación sigue siendo un gran tabú". Hay una carencia y esto significa que "no saben qué es exactamente ese fluido, en qué órgano se produce y por qué, qué relación tiene con la reproducción, o que la menstruación sale por un orificio diferente al de la orina. Y eso es así porque sus familias y sus profesores tampoco lo saben, o porque es un tema tan tabú que no se les ocurre hablar. En los últimos años, estamos empezando a romper el tabú pero nos queda mucho camino por recorrer", dice.

La médica especializada en Ginecología y Obstetricia, Fabiana Taul, también influencer en Instagram y TikTok, sostiene que lo que se no nombra no existe y así arranca su primer libro, pensado para jóvenes. "Quería nombrar a todas, todos, todes. Y nombrar con su correcto nombre más allá de las personas, como, por ejemplo, puede ser una estructura anatómica. Para tener soberanía sobre algo y como seres humanos que estamos totalmente atravesados por el lenguaje necesitamos poder nombrar nuestro cuerpo, nuestro sentir, nuestras emociones y orientaciones. Poder nombrarlo hace que lo podamos vivir".

¿Pero por qué no se nombra? ¿Se puede hablar de resistencia? ¿Y en todo caso por qué sigue siendo un tabú hablar de temas como la sexualidad, el cuerpo o la menstruación? Para Nadia Fink, integrante de la Cooperativa Editorial Chirimbote, que desde su lema se enuncia a favor de "infancias libres", si bien suena anacrónico pensar en resistencia "es real que los cambios van mucho más lentos en las personas adultas" y "las resistencias" se concentran en esa población en general, aunque "por suerte, hay excepciones". En la misma dirección se ubica Taul, que asegura que "la resistencia y el tabú no existe entre niñes y adolescentes sino en las personas adultas".

En opinión de Fink, "llevar temas de educación sexual a la infancia implica revisar la propia educación sexual, crianza, enfrentarse a temas que no siempre fueron agradables para algunas personas. Y además de que sigue incomodando responder sobre esos temas hace que sea difícil abordarla integralmente", plantea la editora, cuyo abordaje con "niñeces siempre apunta a un lenguaje simple, pero no por eso empobrecido" para que los libros sean "disparadores y generadores de espacios para que se habilite la pregunta, la reflexión con libertad y ganas de seguir creciendo de la mano de las infancias".

En la medida que quienes escriben son adultos eso repercute en cierta vacancia sobre estas literaturas, aunque quienes llevan años transitando el paño reconocen que se avanzó mucho, porque las sociedades cambiaron, "en los últimos años hay un avance enorme en materia de identidad, de autoconocimiento, de poner en palabras las autopercepciones y sentires", describe Fink. En esa línea coinciden Lynn y Calvo y celebran que "cada vez hay mas libros que le hablan de esta manera a las infancias. Es verdad que probablemente falten, pero se ha ido avanzando".

¿Sigue asustando la palabra sexualidad entre los niños y las niñas? Para Fink, "el tema de las infancias libres asusta por un tema de desconocimiento. El temor de que las niñeces y adolescencia "se desborden" está sostenido por esa idea de que no pueden contenerse desde los parámetros de crianza que tuvieron las personas adultas".

Como explican Lynn y Calvo "es un tema que aún hoy sigue en disputa, pensar si las infancias son sujetos de derechos o si requieren ser tuteladas en ese ejercicio. Para nosotras la respuesta es clara, y desde ahí le hablamos a nuestros lectores y lectoras y buscamos que se pueda pensar y que el libro habrá nuevas preguntas para que sigan investigando y conversando con sus pares y con adultos de confianza. No buscamos bajar línea o una única respuesta".

Lo que señalan en una respuesta compartida se entronca con la idea que sostiene Fink de que "las infancias y adolescencias libres llegaron para quedarse, por eso es importante escuchar, estar abiertas como adultas y adultos, porque no vamos a poder responder sus preguntas o resolver sus dudas con nuestros propios bagajes. Tenemos que saber escuchar e incorporar todo lo nuevo que nos están diciendo porque nos están generando libertades para nosotrxs pero, sobre todo, para las generaciones que vienen".

Taul identifica otro paradigma a desterrar: "Cuando hablamos de educación sexual integral, en el conocimiento popular está lo biologicista: hablar sobre útero, pene, anticoncepción, evitar el embarazo y entender un poco cómo es menstruar y ya". La diferencia, dice, radica en plantear "una educación sexual integral que abarque no sólo la parte biológica, sino también la social, psicológica, fomentando el autoconocimiento pero sin imponerlo".

Y eso ocurre por ejemplo con la menstruación: durante muchas generaciones se la presentó como el salto directo a la adultez, como un quiebre definitivo de un tiempo a otro. Con su libro "La menstruación es genial", la psicóloga española revierte el discurso que dominó durante años de asociarlo con el convertirse mujer y marca la diferencia: "Sigues siendo una chica, pero ahora eres una chica fértil, cíclica y que menstrúa una semana cada mes".

Y así lo explica: "Nuestra cultura ha invisibilizado durante mucho tiempo el ciclo menstrual, negándonos las claves para poder vivirlo con plenitud y aprovecharlo al máximo. Las mujeres teníamos que disimular los cambios que vivíamos a lo largo del ciclo porque eran motivo de burla y de incomprensión. Se nos tildaba de histéricas, bipolares, frígidas, ninfómanas, pero sobre todo de que era imposible comprender a las mujeres. Y eso era verdad, porque no se explicaba el funcionamiento cíclico del ciclo menstrual, de modo que a menudo ni las propias mujeres se entendían y solo les quedaba disimular y esconder esos cambios".

Estos libros que se escriben comprometidos con la autonomía y la soberanía, que cuestionan la invisibilización y entienden que clave está en cómo las sociedades, los adultos, reinterpretamos los cambios biológicos, no sólo es una plataforma de preguntas y respuestas para niños, niñas y adolescentes, sino que también propicia conversaciones para que las nuevas generaciones se formen con conocimiento, confianza y consensos. Como dicen las autoras de "Pubertad en marcha": "Podemos pensar como potencia transformadora a la forma en la que desde el mundo adulto acompañamos a las infancias y juventudes, abrazando el paradigma de derechos, en sus experiencias, búsquedas y deseos".

Con información de Télam