Una exposición demuestra que de confusiones y equívocos también está hecha la historia del arte

29 de marzo, 2023 | 19.23

(Por Mercedes Ezquiaga) El Museo Nacional de Bellas Artes inauguró la exhibición temporaria "Papeles antiguos", curada por el especialista Ángel Navarro, que presenta más de un centenar de dibujos de grandes maestros italianos de los siglos XVI al XVIII, pertenecientes a la colección Bayley, un valioso conjunto adquirido en 1906 por el primer director del Museo, Eduardo Schiaffino.

De confusiones y equívocas atribuciones también está hecha la historia del arte, tal como demuestra este poderoso conjunto de 600 dibujos -una disciplina por tanto tiempo considerado "menor"- que incluso al momento de la compra motivó que se acusara a Schiaffino de adquirir obras "de dudosa calidad. Estas polémicas, probablemente, incidieron en su alejamiento del cargo como director del Museo, hacia fines de 1910", explica el director de la institución Andrés Duprat.

El catálogo original, tal como lo adquirió el primer director del Bellas Artes, incluía dibujos preparatorios de artistas como Parmigianino, Giorgio Vasari, Guido Reni, Giovanni Battista Gaulli, Federico Barocci, pero también figuraban allí los nombres de Rafael Sanzio, Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, en obras que hoy se reconocen como copias o estudios realizados a partir de los trabajos de estos maestros.

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"Schiaffino descubrió que esta colección estaba por salir a subasta y pensó que era la oportunidad de contar con dibujos antiguos en el museo. Viajó hasta Florencia a pedir que no se realice la subasta ya que él quería comprar el conjunto entero. Regresa, le pide al gobierno argentino 40 mil francos y en menos de 20 días el gobierno se los da, cuando Argentina era un país pujante. Además, acá no existía el mercado del arte", relata a Télam el especialista Ángel Navarro durante una recorrida por la exhibición.

El conjunto seleccionado de poco más de cien dibujos se despliega agrupado por núcleos temáticos que simbolizan nada menos que las regiones de origen de cada autor: de este modo, Roma, Venecia, Parma, Florencia, Lombardía o Génova y el Piamonte van agrupando a los dibujantes, tal como señala con grandes tipografías cada pared de las tres salas que hilvanan el recorrido.

"Este acervo que pertenecía al coleccionista inglés John Whitcomb Bayley se creó a mediados del siglo XIX cuando la historia del arte que conocemos hoy no existía existía, la gente no tenía idea de lo que era, por ejemplo, el manierismo. Hasta ahí la historia era simplemente lo que había contado Giorgio Vasari y esa historia se terminaba en Leonardo Da Vinci. Además, muy poca gente coleccionaba dibujos. Para Schiaffino era la posibilidad de acercar esa historia del arte a la sociedad local, al público general y a los estudiantes de arte", desgrana Navarro.

Hay muchísimas escenas religiosas volcadas en estas hojas, algunas de ellas pequeñísimas, con tinta roja o sanguina, pero también dibujos preparatorios, y repertorios que hacen referencia a ciertas temáticas como la antigua Grecia a través de dibujos de Hércules o de Apolo, donde es incluso posible reconocer a uno de los hijos de Laocoonte en el ejemplar "Cabeza de hombre joven".

En la región de Roma, por caso, se aprecian dibujos preparatorios para lo que sería luego el gran fresco para la Iglesia de la Santísima Trinidad de los Españoles, que se encuentra justo arriba de la plaza España, en la capital italiana, o las copias de grandes referentes -aquellas mal atribuidas- con escenas del juicio final para la Capilla Sixtina o de los famosos ángeles que caracterizan el imaginario del renacentista Rafael.

Así, presentada bajo el núcleo temático "Copias excelsas", se exhiben trabajos que en la colección Bayley aparecían atribuidos a Rafael, Miguel Ángel o Leonardo, y que a principios del siglo XX constituían para el público porteño la oportunidad de apreciar  por primera vez en su vida -como explica el texto de sala- obras de estos artistas. Aunque, claro, no lo eran.

Navarro, quien viene investigando desde hace ya varios años, remarca que "esta colección presentaba atribuciones equivocadas, confundía temas y autores, y reclamaba la atención y el estudio por parte de especialistas. Era necesario controlar autorías y, eventualmente, plantear e investigar nuevas atribuciones. Se debía asociar las obras a un tiempo y un lugar de producción para vincularlas, a la vez, a un ámbito creativo y a un posible artista. Había que conocer ideas, distinguir trazos, formas y modos expresivos, para compararlos con la imagen que teníamos ante nuestros ojos y confirmar, así, su autoría, esto es, una atribución".

Tal vez uno de los casos más desconcertantes -tanto como notable- es el del pintor Bartolomeo Moretti, ubicado casi al comienzo del recorrido en sala, a quien se le atribuyó en aquel catálogo de principio de siglo tres dibujos: "Creemos que este artista nunca existió. Su identidad no ha sido corroborada. No aparece mencionado en biografías o textos de la época, ni tampoco se conocen obras a él asignadas en otras colecciones o museos".

Con respecto a las atribuciones, el curador explica que "cada región tiene una manera diferente de dibujar. Se necesita conocer cómo maneja su mano el artista, los rasgos, la procedencia del papel sobre el que dibuja, los materiales con los que dibuja y a partir de eso uno se va aproximando. El dibujo en Venecia es de un estilo muy pictórico, mientras que en Roma y Florencia -que son más parecidos- la línea es fundamental. Y mientras que los napolitanos tienen una tendencia más decorativa que el resto, los sicilianos demuestran cierto floreo en el paisaje, por decirlo de alguna manera", describe el curador.

"Papeles antiguos. Dibujos italianos del Museo Nacional de Bellas Artes", la exposición de 112 piezas, que se despliega en las salas 37 a 40 del primer piso, del museo Nacional de Bellas Artes, podrá visitarse hasta el 18 de junio, de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita en Av. del Libertador 1473.

Con información de Télam