Helmut Ditsch, célebre por sus telas monumentales inspiradas en la naturaleza argentina y por las cifras estratosféricas pagadas por ellas, acaba de develar su tributo pictórico inspirado en el Río de la Plata, empleando la misma técnica con la que asombra pintando glaciares, montañas, desiertos y al mar. “Esta obra simboliza mi gran suerte de haber nacido argentino”, afirmó el artista.
Ditsch consiguió dos veces el récord argentino por la venta de una obra de arte. La primera vez fue en 2010 con la obra inspirada en el océano Atlántico (El Mar II), cuya operación alcanzó los 875 mil dólares (superando la marca que tenía Antonio Berni con “Desocupados). Seis años más tarde, revalidó el hito con la monumental Cosmigonón, que recrea al glaciar Perito Moreno (7,30 metros de largo por 2,73 de alto), comprada por otra empresa europea en 1,5 millón de dólares. Ahora, se dio el gusto de llevar a la tela un escenario tan postergado por su paleta de colores como simbólicamente representativo para el artista: el Río de la Plata.
Los estudios de Helmut para esta obra se basaron en su método de trabajo habitual que es inmerso en la naturaleza, en este caso frente al río. Lo hizo durante varias jornadas en las que el ambiente y la atmósfera del lugar le permitieron captar el aura de ese escenario y obtener los contrastes deseados entre cielo y agua. Como premio, uno de los días se presentó con tormenta, y surgió un maravilloso arcoiris que Ditsch logró también llevar al lienzo otorgándole un factor casi mágico a su obra. El resto se resume en la capacidad de volcar a la tela ese realismo vivencial que este artista es capaz de convertir en técnica.
"Nunca me había atrevido a pintar un arcoiris. Si bien es el sueño de la mayoría de los pintores desde niño, con el realismo de mi técnica, es muy difícil, algo casi imposible, porque se trata de pintar luz y ese es un don con el que se nace. Por eso representó un máximo desafío lograrlo", expresó Helmut.
Nacido en 1962 en San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1988 el joven artista abandonó el país defraudado con las galerías de arte y los críticos. Emigró a Austria, tierra de sus antepasados, para alimentar su talento en la tradicional Academia de Bellas Artes de Viena. Tras un importante encargo del Banco Nacional de Austria en 1997, se convirtió en los años siguientes en el centro de atención de numerosos coleccionistas europeos por sus cuadros de naturaleza en gran formato, la mayoría de ellos inspirados en escenario de la Argentina. Los años lo llevaron a radicarse a Irlanda y actualmente vive en Vaduz, capital de Liechtenstein, al pie de los Alpes. Frecuentemente viaja a la Argentina para reencontrarse con su padre y sus hermanos.
La obra del Río de la Plata no es la más grande de Ditsch (mide 86 x 100 cm), ni tampoco planea darle un fin comercial. Su valor radica en lo que para el artista representa ese punto de la geografía. “Al pintarlo pensé en mis cuatro abuelos adolescentes que llegaron hace un siglo cruzando el Atlántico, en busca de una mejor vida a la que tenían en Europa. Ese hermoso arcoiris que surgió aquella tarde representa el umbral de la esperanza que iluminaba su camino y mi gran suerte de haber nacido argentino”, concluyó Ditsch.