Las tierras raras, tan necesitadas y problemáticas

17 de abril, 2023 | 16.43

En un contexto donde avanza un acuerdo para revertir el calentamiento climático y la contaminación, que parece insuficiente, la artista Florencia Levy explica que para su muestra "Última arquitectura" decidió tomar el desarrollo económico extractivista practicado en la República Popular China desde la década de 1980 porque ese país "tiene el monopolio de la producción de tierras raras y eso conlleva un trasfondo hipercomplejo a nivel geopolítico".

Los procesos de contaminación no son privativos de China. La minería a cielo abierto, el uso de agrotóxicos o las industrias, o las quemas de pastizales, por ejemplo, también golpean Argentina. Entonces ¿por qué tomar específicamente la ciudad Baotou, en la Región Autónoma de Mongolia, en China, para hablar del extractivismo sin tomar otros países? "La elección de Baotou tiene que ver con una situación específica, que es la relación de ese territorio con la producción mundial de tecnología: es ahí donde se engendra el 85 % de la producción de tecnología del mundo, no es en Argentina, ni Chile, Canadá o África".

"China tiene el monopolio de la producción de tierras raras y eso conlleva un trasfondo hipercomplejo a nivel geopolítico, ya que Occidente depende de la cadena de suministro de China", explica Levy.

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"Hace más de 50 años, Estados Unidos era el principal productor de tierras raras, pero los costos ambientales asociados con la eliminación de desechos radiactivos relacionados con la producción hizo dejaran de producir y se desplazaran a China, donde las regulaciones ambientales son más ´laxas´. China tiene el dominio de la extracción, producción y exportación de tierras raras, y esto afecta al resto del mundo porque es imposible aplicar sanciones económicas al país que suministra a casi todo el planeta estos elementos fundamentales para la producción de tecnología".

Si bien las tierras raras, los lantánidos, están presentes en el norte del país, u otros como Afganistán y Namibia, así como el esperanzador yacimiento sueco dado a conocer en enero -que representaría para Europa "liberarse de China"-, actualmente, China fortalece "su control sobre el sector al aumentar su inversión en proyectos mineros cruciales en África", destaca.

Lo importante es la implicación de "este monopolio relacionado a la dependencia de la industria militar", dice, porque "las tierras raras son necesarias para fabricar aviones, submarinos, misiles, y esto significa que la cadena de suministro militar de occidente depende de las decisiones de China de limitar o no las exportaciones", identifica. Algo que ejemplifica con "las tensiones diplomáticas con Taiwán" y el uso por parte de ese país de restricciones, una suerte de "armamentización de las tierras raras", transformando estos 17 elementos escasos en "un arma, muy potente".

En caso de un conflicto con Estados Unidos -dice Levy- "China puede interrumpir el suministro y en menos de tres meses Estados Unidos se quedaría sin aparato de defensa", dictamina.

En la guerra comercial entre Estados Unidos y China, menciona que a principio de año el gigante asiático anunció la restricción de acceso a dos empresas estadounidenses, "como represalia por las ventas de armas de Estados Unidos a Taiwán", por lo cual "el impacto potencial que tendría el embargo de China sobre el aparato militar occidental es crucial, y la dependencia de la OTAN de las tierras raras de China es incluso mayor que su dependencia de la energía de Rusia", dice sin hablar de las sanciones "recíprocas".

"Es imperioso dejar de hablar de nacionalidades y comenzar a pensar en los sistemas de poder que organizan esos territorios", dictamina sobre la cuestión ambiental.

En 2015 un artículo publicado por la BBC fue el comienzo de su trabajo concretado y expandido en la exposición presentada en Arthaus, para lo cual aplicó a una residencia artística en Shanghai con un proyecto "políticamente correcto" que el de su objetivo principal, ciudad a la que viajó en 2016.

"Había leído un artículo sobre este complejo minero en Baotou, y me pareció tan espeluznante, tan dramático y tan urgente, que apliqué a una residencia en China porque quería llegar a ese lugar", dice la artista.

"Una vez en Shanghai hice un proyecto de intervención en el espacio público, y me fui a Mongolia Interior, ahí estuve en Baotou, donde sufrí el episodio de censura y captura, y en Ordos que es una ciudad fantasma construida para dos millones de habitantes pero que por problemas de corrupción relacionados con la minería y la expropiación de tierras, quedó paralizada su construcción. Cientos de edificios altísimos completamente vacíos, hasta un museo, templos y parques…toda una ciudad muerta, o sin nacer".

Con algunas de estás imágenes de edificios quietos, la instalación "Lugar Fósil" articula y desprende de sí al resto de las obras: China y la denuncia de 2015 -país que lleva una campaña de descontaminación desde 2013 -, y la más actual depredación del suelo marítimo. "Cada materialidad está en relación con los procesos de pensamiento sobre el objeto específico y en relación con el resto de las piezas", dice.

En la instalación "Cientos de millones de años para estas formas", Levy propone "una situación más especulativa", trabajada con "personajes que representan humanxs pero no lo son, que hablan o cantan, sobre un pasado y un futuro", explica, para plantear "la problemática invisible y urgente de la extracción de nódulos polimetálicos del fondo del océano" que tiene lugar en este momento "y está absolutamente invisibilizada, como todas las formas y políticas de ocultamiento que existen alrededor del ecocidio", señala.

Relevantes para el desarrollo de la industria electrónica, la informática, autos eléctricos, la industria bélica tan en alza, y las fundamentales energías renovables con su horizonte del 2030, las tierras raras se sitúan como uno de los recursos más buscados pero complejos en su extracción por las consecuencias socioambientales aparejadas.

Con información de Télam