Una exposición en el museo de l'Orangerie recupera la relación comercial que tuvo el pintor italiano Amedeo Modigliani (1884-1920) con su marchante francés Paul Guillaume, quien tuvo un papel fundamental en la difusión de la obra del italiano y contribuyó al éxito de uno de los artistas más vendidos en el mercado del arte.
Se trata de la primera muestra que explora ese vínculo por primera vez, una relación que Modigliani plasmó en un retrato de Guillaume donde debajo escribió "Novo pilota" en referencia a ese nuevo piloto que se convertirá en una suerte de mecenas y lo ayudará a salir de la pobreza y de la falta de atención que recibió su obra en un principio.
Es que hasta la intervención de su representante, el artista pasó como una exhalación por el París de principios de siglo, a donde llegó en 1906. Fue a través del poeta Max Jacob que el galerista y coleccionista Guillaume (1891-1934) descubrió a Amedeo Modigliani (1884-1920) en 1914 y se convirtió en uno de los primeros promotores del artista.
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A pesar de su falta de reconocimiento, el artista italiano estaba convencido de su genialidad y fue Guillaume quien "lo apoyó y lo instaló en un taller", explicó a la agencia AFP Simonetta Fraquelli, curadora de la exposición junto a Cécile Girardeau. Para la especialista, el marchante francés "ejerció un papel clave en la difusión de la obra del pintor en Estados Unidos".
Modigliani se había lanzado a la escultura justo antes de conocer a Guillaume, pero de la mano de su agente, entre 1915 y 1916, vuelve con ímpetu a la pintura. Es en esos años cuando le rinde homenaje con varios retratos, agrupados por primera vez en esta exposición parisina. El pintor italiano pinta el lema "Novo pilota" debajo de uno de esos retratos, dando a entender que Guillaume es su nuevo piloto.
En esa pintura, Paul Guillaume, de tan sólo 23 años, se muestra como un joven elegante y seguro de sí mismo, con la mirada fija en el espectador. Su silueta destaca sobre el fondo rojo oscuro, vestido con traje negro y sombrero que contrastan su rostro de forma angulosa y rasgos definidos.
Más de un centenar de pinturas de Modigliani pasaron por las manos de Guillaume, quien representó al italiano hasta que su puesto fue ocupado por el marchante polaco Leopold Zborowski. La exposición reúne gran parte de ese corpus y a la luz de varios elementos gráficos, fotográficos y documentales explora el vínculo que existía entre el pintor, fallecido a principios de 1920, y su galerista.
Con información de Télam