Durante años y a los fines de la asociación rápida, a Siri Hustvedt se la llamaba "la mujer de Paul Auster", pero el peso propio de su obra y una época evidentemente más permeable a reparar en el trabajo literario e intelectual de las mujeres la convirtieron en la Virginia Woolf del Siglo XXI.
Más allá de las conceptualizaciones, Auster y Hustvedt llevan cuarenta años escribiendo y pensando. Él es poeta, guionista de cine, traductor del francés, ensayista y dejó una huella literaria con una familia de novelas de más de quince títulos que se tradujeron a cuarenta idiomas, como "La trilogía de Nueva York", "Leviatán", "El palacio de la Luna" y "El país de las últimas cosas". Ella, además de ser la autora de novelas como "Todo cuanto amé" o "El verano sin hombres, escribe ensayos como "Vivir, pensar, mirar", dedicado a temas que la apasionan y que investiga en profundidad: la psiquiatría, el psicoanálisis y el arte.
Yo leo absolutamente todo lo que hace y ella lee todo lo que escribo", contó Auster sobre cómo llevan aquello de compartir la vida y la profesión y, al final de su último y voluminoso libro, "La llama inmortal de Stephen Crane", incorporó una dedicatoria para Hustvedt: "Durante cuarenta años, fue la primera y más importante lectora que he tenido". Ella lo considera el editor en casa.
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En 2020, decidieron dejar cierta comodidad que les daba la burbuja literaria para unirse a Writers against Trump, un colectivo de intelectuales que organiza debates y acciones en contra de la reelección del republicano y militaron activamente en la campaña que llevó a Joe Biden a la presidencia. Bajo el título de Writers for democratic action ese mismo grupo de escritores organiza ahora debates sobre la situación en Ucrania, el control de armas necesario para frenar las matanzas en los colegios y el avance de los grupos antiabortistas.
T.: En los ensayos de Madres, padres y demás reflexiona sobre la maternidad, la crianza, el feminismo y la misoginia. El derecho al aborto está siendo cuestionado hoy en Estados Unidos. ¿Qué cree que está pasando? ¿Es un retroceso?
S.H.: Sí, asistimos a un retroceso y los derechos de las mujeres están amenazados. La supremacía blanca, masculina y autoritaria ganó mucho espacio en mi país, en los diferentes estamentos del gobierno y también en la cultura política. La creciente diversidad en los Estados Unidos y la aparición de una generación de mujeres negras en posiciones de poder representa un enorme desafío para esos sectores autoritarios de mi país que buscan un retroceso en materia de derechos. Además, están muy bien organizados. Los movimientos antiaborto llevan décadas trabajando, aún cuando la mayoría de los norteamericanos quiere dejar Roe vs. Wade -la sentencia judicial de 1973, por el cual la Corte Suprema dictaminó que la Constitución de Estados Unidos protege la libertad de una mujer embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones- de forma muy similar a como la conocemos.
Con información de Télam