Retrato de familia: muestra del artista Lucian Freud en el museo de su abuelo Sigmund

20 de julio, 2022 | 15.06

Los vínculos sanguíneos de tres generaciones confluyen en el Museo Freud de Londres, donde el espacio consagrado a preservar el legado del célebre psicoanalista austríaco de nombre Sigmund dedica por estos días una muestra a su también famoso nieto, el artista plástico Lucian Freud, que reaparece en esta selección de retratos, fotografías, dibujos e ilustraciones en la proximidad de dos aniversarios: el centenario de su nacimiento, el 8 de diciembre, y diez años desde su muerte, que se conmemora este 20 de julio.

Lucian Freud regresa al último hogar de su abuelo con una exposición que permite asomarse a sus obras más íntimas y poco exhibidas, desde dibujos infantiles a cartas ilustradas y retratos de familiares que se reúnen por primera vez en la casa museo de Sigmund Freud y su hija Anna, pionera en psicología infantil. El cuadro de una palmera, pintado a pastel, tiza y tinta en 1944, vincula al artista con su tía psicoanalista en un bucle de cercanía, ausencia y alejamiento que se repetiría con otros miembros de la familia.

El árbol genealógico del fundador del psicoanálisis, como era de esperar, oculta secretos, relaciones mal llevadas, trastornos de distinta índole, algunos de los cuales se insinúan en esta muestra que lleva por título "El pintor y su familia" y está enfocada en los vínculos que su nieto tenía con sus parientes. ¿Conflictos con su madre? Lucian Freud parecía tenerlos, tal como sospecha el curador de esta selección, Martin Gayford, que conoció al artista y fue retratado por él.

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En una de las obras exhibidas, que data de la década de 1970, se aprecia un retrato de su madre, Lucie, que no revela ningún indicio de antagonismo o adoración. Freud se empeña en lograr la objetividad absoluta, centrándose al mismo tiempo en su vestido estampado y en su piel surcada por el tiempo. El retrato de la mujer cuelga sobre el famoso sofá de consulta de su abuelo. La mujer yace como flotando en el espacio, con los ojos cerrados, los brazos en alto en un gesto de rendición.

Más inquietante es el grabado de Freud de 1999, "Head of Ali", un retrato de su hijo Alexander "Ali" Boyt, quien explica en un texto que cuando su padre lo retrató tenía graves problemas con las drogas. Por eso se le cae el párpado izquierdo. En "Esther y Albie", reproduce a su hija y novelista dando pecho a su bebé. "Contaba historias maravillosamente", sostuvo Boyt en la inauguración de la muestra, que tuvo lugar hace pocos días.

El joven pasó tiempo en la cárcel, pero nunca se sintió "ignorado" por su padre ausente. "Tuvo muchos hijos con diferentes mujeres y no vivió con casi ninguno de nosotros. No era un hombre de familia ni le gustaba vivir en una unidad familiar. Pero tampoco era alérgico a ser padre", indica Boyt, que junto con Esther Freud figuran entre los 14 hijos reconocidos de Lucian Freud de diferentes relaciones.

Freud mencionó en su testamento a 10 hijos, que se repartieron una herencia estimada en unos 50 millones de euros. Poco antes rechazó reconocer a los cuatro descendientes que tuvo con Katherine McAdam, aunque parecían "mi propio reflejo en el espejo", según admite Boyt. "Estuve mucho tiempo perdido en una nube de droga y cuando salí de la niebla, mi padre ya los había rechazado Fue duro para ellos", admite el ahora asesor de programas de rehabilitación al periódico The Guardian.

Si Lucian y su abuelo tenían algo en común era su obsesión compartida por el deseo. Sigmund, sin ayuda de nadie, rescató a la sexualidad humana de la oscuridad victoriana, en tanto que Lucian hizo una ostentación de cuántas parejas puede tener una persona, tanto hombres como mujeres.

En vida, el pintor conservó su intimidad sin piedad pero ya lleva una década muerto. En los últimos tiempos surgieron nuevas hipótesis sobre su vida: un programa del año pasado exploró sus relaciones homosexuales en la década de 1940 y cada vez es más claro que su amistad con Francis Bacon fue una especie de gran historia de amor, como al parecer, fue su relación posterior con Kate Moss .

¿Tiene alguna relevancia preguntar por los detalles de la vida sexual de Lucien? Sigmund lo haría. "Si un estudio biográfico está realmente destinado a llegar a una comprensión de la vida mental de su héroe", dice en su libro de 1910 sobre Leonardo, "no debe pasar por alto en silencio la actividad sexual o la individualidad sexual de su sujeto".

En esta ocasión, los desnudos brillan por su ausencia: el tema suscitó las mejores obras de Lucian Freud y tiene mayor pertinencia en la casa de su abuelo obsesionado con el sexo. Lo que irrumpen en cambio son apenas atisbos aislados de la vida compleja y escandalosa del artista, del que se franquean recuerdos sentimentales como la portada que diseñó para la novela de Esther Freud, "Hideous Kinky", como para demostrar que, después de todo, era un buen padre.

La tía Anna, también conocida psicoanalista, compró el dibujo en la primera exposición en solitario de su sobrino, en Londres. La obra cuelga junto a la chimenea del antiguo salón de la casa de ladrillo y acogedor jardín, que el pintor dejó de visitar tras la muerte de su abuelo, en 1939.

Boyt no reprocha a su padre, a quien tacha de "egoísta, motivado" y un artista que "anteponía su trabajo a todo lo demás". "Estuvo con Picasso después de la Segunda Guerra Mundial y se forjó la idea de que debía volcarse en la pintura si quería ser bueno", evoca. Freud flirteó con el surrealismo en sus primeros años, pero pronto viró hacia el realismo y se convirtió en uno de los mejores y más crudos pintores figurativos británicos. Retrataba a familiares, amigos y conocidos - incluso a la reina Isabel- y era magistral en composiciones de animales y el entorno vegetal. "Lucian Freud: el pintor y su familia" estará abierta al público hasta enero de 2023.

Con información de Télam