(Por Marina Sepúlveda) Reconocido por sus pinturas de líneas negras, colores puros pincelados y abstracción geométrica como sello, este año se conmemoran 80 años del fallecimiento del artista neerlandés Piet Mondrian, uno de los modernos del siglo XX cuya producción trazó una búsqueda de un arte universal que lo llevó a ser parte del movimiento artístico "De Stijl" (El estilo), impulsado en 1917 en los Países Bajos y proyectado en una obra creada en París, Londres y luego Nueva York, donde falleció.
"He tenido una vida feliz, por mi trabajo. Un poco difícil. Es difícil expresar, pintar, lo que se siente. Es una gran batalla. Sé que sería una tortura si no lo llevara al lienzo. Nunca me siento libre, siempre hay una compulsión que me impulsa a seguir adelante. Cuando un cuadro está terminado, me siento satisfecho por un momento, y luego la presión vuelve a aparecer. Siempre está en marcha", decía Mondrian en sus últimos años.
Figura central del arte moderno del siglo XX, Mondrian es parte de esa lista impactante que lo ubica junto a Rembrandt, Vermeer, Van Gogh y Escher como artistas más reconocidos de los Países Bajos.
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Exponentes del arte abstracto geométrico, Pieter Cornelis Mondriaan, conocido como Piet Mondrian (Amersfoort, 1872 - Nueva York, 1944), fue el hijo de un director de escuela calvinista y dibujante aficionado, y sobrino del artista Frits Mondriaan. De ambos recibió su introducción al arte, siendo su tío quien le dio las primeras lecciones de pintura a los 14 años, recibiéndose por mandato paterno como maestro de dibujo. A los 19 años ingresó en la Academia Estatal de Bellas Artes de Ámsterdam, donde recibió una educación artística tradicional, y es la ciudad en la que vivió casi 20 años.
Pionero del arte abstracto, sus cuadros son el resultado de la larga búsqueda de una nueva forma de arte orientada al equilibrio y perfección formal, una progresiva estilización cuyo punto de partida fue el naturalismo y el impresionismo, presentes en sus paisajes, pasando luego por las corrientes del postimpresionismo, simbolismo y cubismo. A partir de 1908, su necesidad de innovar se hizo más evidente: dejó los paisajes naturalistas y encontró inspiración en la teosofía y las vanguardias.
Pero existe un Mondrian previo a estas identificables geometrías asociadas a su nombre: el de los paisajes de su época en Ámsterdam, y el descubrimiento en 1903 del ámbito rural de la región de Brabant, con sus molinos de viento, granjas y graneros, que poblaron sus pinturas y le dieron respiro de la ciudad.
Allí descubrió un juego de líneas, planos y relaciones que anticiparon las posteriores exploraciones no figurativas, según refieren en el portal "Mondrian Route", creado por la Gifted Art Foundation junto al Kunstmuseum Den Haag y el Instituto neerlandés de Historia del Arte.
Mondrian pintó naturalezas y bodegones, paisajes y retratos, dio clases de dibujo para mantenerse, y a los 39 años, después de ver la obra de Picasso y otros cubistas partió a París para seguir su búsqueda, dejando atrás casa, prometida y una carrera. En París estuvo entre 1912 y 1914, año este último en que visitó su país quedando varado ante el estallido de la Primera Guerra Mundial, pudiendo regresar a la capital francesa en 1919, y en esa ausencia, sin embargo, mantuvo el alquiler de su taller.
A su vez, en ese tiempo de la guerra y en un país neutral, Mondrian conoció al filósofo teosófico M.H.J. Schoenmaekers, cuyo trabajo sobre el significado simbólico de las líneas y la construcción matemática del universo, influyeron decisivamente en su pintura.
Pero, un capítulo fundamental en su vida fue la participación en el movimiento -y la revista homónima- "De Stijl" (De Estilo), surgida en 1917, en Países Bajos, por iniciativa del artista y crítico de arte Theo Van Doesburg junto a Bart van der Leck, Vilmos Huszar. Allí Mondrian publicó ensayos y reflexiones sobre el arte y el "neoplasticismo", el término acuñado por el artista que liberaba la obra de la representación de una percepción visual momentánea y respondía, en cambio, "a una visión abstracta global de la armonía del universo".
El grupo rechazaba la realidad percibida y defendía un lenguaje pictórico restringido en sus elementos más puros: la línea recta, los colores primarios y los neutros negro, blanco y gris; innovando desde sus postulados el arte, la arquitectura y el diseño, borrando fronteras estrictas.
De regreso en París, Mondrian publicó en 1920 sus teorías en "Le néo-plasticisme", en el que abordó el principio general de la equivalencia plástica, y reflexionó acerca del desequilibrio entre lo individual y lo universal desembocado en lo trágico. Fue un texto que dio mayor difusión a sus ideas en Europa.
En su búsqueda, Mondrian plasmó una visión abstracta global de la armonía del universo y la expresión del orden cósmico a partir de las relaciones manifestadas en la composición. "Estoy convencido de que la humanidad, después de siglos de cultura, puede acelerar su progreso mediante la adquisición de una visión más verdadera de la vida, de la realidad. El arte plástico revela lo que la ciencia ha descubierto: que el tiempo y la visión subjetiva velan la verdadera realidad", reflexionaba el artista.
La década del 30 marca un encuentro importante para estas latitudes en París, la del uruguayo Joaquín Torres García (Montevideo, 1874-1949) -artista clave de la vanguardia latinoamericana- y Mondrian, y la participación en la primera exposición de arte constructivista y abstracto en 1930, en oposición al surrealismo, bajo el nombre de "Cercle et carré" (Círculo y cuadrado).
Producto de estos intercambios, la obra de Mondrian circuló ampliamente en América Latina por medio de publicaciones e influenció a muchos artistas, y así como otras vanguardias modificaron la concepción sobre el arte, su obra influyó en el arte concreto, en el invencionismo de Buenos Aires y Montevideo de los años 40 y el neoconcretismo de Río de Janeiro a fines de los 50, según propone la investigadora María Amalia García.
De personalidad sociable y parte de la vida parisina, en 1938 Mondrian se mudó a Londres, y dos años después viajó a Nueva York en barco desde Liverpool, escapando del nazismo que catalogaba su obra como "arte degenerado" -al igual que a Klimt y Munch, entre otros artistas- en plena Segunda Guerra Mundial, corrido por la avanzada de las tropas alemanas.
Del otro lado del Atlántico fue acogido por el artista Harry Holtzman, a quien había conocido en 1934, la coleccionista Peggy Guggenheim y otros miembros de la vanguardia artística estadounidense, integrándose a la escena artística neoyorquina.
Como legado de su obra pueden observarse sus composiciones de colores primarios principalmente (amarillo, rojo y azul) junto al negro y el blanco como síntesis trasladados al diseño de sillones o cortinas de baño y otros objetos cotidianos. Y tan es así, que en ese flujo entre arte y el mundo de la moda, Yves Saint Laurent, entre otros, creó para su colección otoño / invierno 1965 una serie impactante de vestidos rectos, sin costuras visibles, que evocaban la geometría de Mondrian.
El año pasado, el Tate Modern de Londres le dedicó la muestra "Forms of Life" junto a la artista sueca Hilma af Klint. La exposición evidenciaba el paralelismo de las búsquedas artísticas traducidas en las 250 pinturas y dibujos expuestos: desde estilos y enfoques diferentes, los artistas habían desarrollado lenguajes abstractos, casi simultáneamente, a principios del siglo XX.
La excusa fue que ambos reflejaron "ideas, teorías y descubrimientos científicos", e incluso sin haberse conocido, su contemporaneidad se inscribió en las "nuevas formas de representar la realidad y la espiritualidad a través de sus creaciones", además de haber compartido la "fascinación por la naturaleza", el paisajismo y la observación de la abstracción como un modo "de entender el mundo y las fuerzas que mueven la Tierra", justificaron desde el Tate.
Pero algo curioso sucedió en 2022, en el 150 aniversario del natalicio de Mondrian. Ese año se descubrió que uno de sus cuadros fue expuesto colgado al revés durante 77 años. La obra en cuestión es la famosa "New York City 1" de 1941 que integró una retrospectiva del museo Kunstsammlung de la ciudad alemana de Düsseldorf. Según la curadora Susanne Meyer-Büser, durante la preparación de la muestra observó en una foto de 1944 al lienzo colocado en su posición correcta, "del derecho", mientras que al año siguiente, el MoMA de Nueva York lo había exhibido "en el sentido equivocado", y fue replicado en el museo alemán después de recibir el cuadro en 1980, y es una orientación que persiste.
Por estos días, el Museo de Bellas Artes de Boston, Estados Unidos, expone hasta abril en "Mondrian: Foundations" una faceta menos conocida, que revela al artista inquieto y experimental que fue absorbiendo nuevas influencias y se alejó de las convenciones, con la presentación de 28 pinturas y dibujos: desde la temprana "Los grandes estanques en el bosque de La Haya" (1887) a la clásica "Composición con azul, amarillo y rojo" (1927).
"Quiero acercarme lo más posible a la verdad y por lo tanto estoy abstrayendo todo hasta llegar a la fundación... de las cosas", rescata el museo las palabras del artista.
Pero más allá del arte abstracto o su obra previa que rompió con la tradicional pintura neerlandesa, a Mondrian fue un apasionado del jazz y le gustaba bailar.
Llegado a Estados Unidos quiso conocer los estilos musicales en boga y se interesó por el boogie-woogie, y los nuevos ritmos de la música norteamericana influyeron fuertemente en su trabajo. De hecho, sus últimas obras maestras -"New York City I" y "Broadway Boogie Woogie"- expresan esta nueva vivacidad a través del movimiento autónomo y alegre de los bloques de color, según concuerdan los especialistas.
Mondrian falleció a los 71 años por neumonía en el hospital, dejando una inconclusa "Victoria Boogie Woogie".
Con información de Télam