Otro problema para el Museo Británico: alerta por goteras y humedad en sus distintas salas

22 de febrero, 2024 | 12.20

Un nuevo conflicto se suma al presente del Museo Británico, que tras las recientes críticas por un desfile de moda realizado frente a los frisos del Parternón reclamados por Grecia afronta ahora el deterioro de algunos de sus techos, una situación que puso en alerta a sus autoridades debido a las goteras que hacen filtrar el agua, sobre todo en las galerías griega, romana y asiria, donde los tejados se encuentran en mal estado debido a la anticuada estructura edilicia de ese imponente espacio cultural.

A partir de esta situación y, para evitar un mayor deterioro, las autoridades dispusieron unas finas láminas que cubren los cristales de las ventanas que faltan y colocaron calefactores industriales en las frías galerías junto a antigüedades de valor incalculable.

Uno de los lugares más afectados es la galería que exhibe los Mármoles del Partenón, que se está desmoronando, y allí los techos tienen goteras, la climatización presenta fallas, la pintura se descascara y las baldosas del suelo presentan grietas.

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El deterioro de los techos del célebre museo británico quedó más en evidencia por las sucesivas tormentas que se registraron en Gran Bretaña a fines de enero, por lo que el material que cubría las claraboyas se agitaba y ondeaba con los fuertes vientos y la lluvia, consigna el sitio Artnet News.

Entre las obras afectadas se encuentra una estatua romana de mármol de Venus agazapada, que data del 1-200 d.C., mientras que enormes esculturas y paneles de piedra tallada provenientes del palacio del rey asirio de Nimrud, en el actual Irak, el material que cubre la claraboya está dañado, por lo que el cielo se ve a través de los huecos.

Estas salas están ubicadas en la parte más antigua del edificio, que data del siglo XIX. Uno de los problemas más importantes y que llevan al deterioro tiene que ver con los niveles de humedad, que afectaron los relieves asirios, considerados particularmente valiosos debido a la pérdida de paneles similares en Irak que fueron destruidos por los extremistas del Estado Islámico en 2015.

La humedad también provocó problemas en el archivo central del museo y los valiosos registros históricos debieron trasladarse en 2017 desde su almacén del sótano y ubicarlos temporalmente en la sala de lectura redonda, que permanece cerrada a los visitantes, consignó The Art Newspaper.

El museo tiene 270 años informó un vocero de la institución que señaló que el plan maestro de recuperación y puesta en valor representa "uno de los proyectos de reurbanización cultural más importantes emprendidos en cualquier parte del mundo".

El costo de las obras está valuado en 1.260 millones de dólares, lo que incluye la renovación de sus galerías y exponer nuevamente sus colecciones. En los próximos meses se llamará a un concurso para seleccionar al arquitecto que modernizará el bloque occidental, y se estima que el inicio de obras será a fines de este año o principios de 2025.

En diciembre pasado, el Museo Británico anunció que la compañía petrolera y gasística BP aportará 63 millones de dólares, en 10 años y otras instituciones artísticas de alto nivel, como la Tate y la Royal Shakespeare Company, cedieron a la presión pública y a las protestas de ecologistas y renunciaron a la colaboración.

En respuesta al anuncio, manifestantes del grupo activista Embargo Energético para Palestina, que "exige" que el Museo Británico rompa sus vínculos con BP, empresa a la que califica de "beneficiarse del genocidio colonial de Israel", ocuparon el Gran Patio del museo el 11 de febrero mientras pedían un "embargo energético internacional a Israel".

Esta situación se suma a los frentes adicionales que tiene abierto el Museo, que desde hace unos días soporta una campaña en redes sociales por la devolución de una estatua moai -uno de los monumentos de piedra de la Isla de Pascua- y al mismo tiempo despertó el enojo del gobierno griego por montar un desfile de moda con los frisos del Partenón -reclamados por Grecia- como telón de fondo.

La polémica se generó por la decisión del diseñador británico Erdem Moralioglu de elegir la sala de exposición de estas prestigiosas obras antiguas del Museo Británico para presentar la colección otoño-invierno 2024 de su marca homónima, Erdem, inspirada en la cantante griega Maria Callas y su interpretación de la ópera "Medea" en 1953.

Grecia lleva décadas pidiendo la devolución de este friso de 75 metros desprendido del Partenón, que es una de las joyas del espacio londinense.

Con información de Télam