El escritor español Domingo Villar, uno de los grandes fenómenos de la novela negra con piezas como "La playa de los ahogados", murió hoy, a los 51 años, en el hospital Álvaro Cunqueiro de la ciudad de Vigo, adonde había sido ingresado hace dos días tras sufrir un ACV, informó el sello Siruela que lo publicaba en España y la noticia se hizo eco rápidamente en la prensa internacional.
Nacido en Vigo en marzo de 1971 e instalado en Madrid hacía casi 30 años, Villar fue uno de los escritores gallegos que más impactó en escena literaria policial, cuando en 2006 incursionó por primera vez en el género con "Ojos de agua", libro protagonizado por un inspector solitario llamado Leo Caldas, habitante en la ficción de su Galicia natal, que inmediatamente se convirtió en un bestseller un hoy va por su 23 edición.
"Por fuera, mi obra es una novela policíaca, por dentro es un canto de amor a mi tierra" había dicho más de una vez el escritor. De hecho escribía en castellano y en gallego -lengua en que su aceptación se volvía exponencial-, pasando de una lengua a otra con la agilidad de la oralidad.
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Las redes sociales se hicieron eco de una noticia que conmovió al mundillo local de las letras y a sus lectores. Dolores Redondo, otra gran representante de la novela negra contemporánea en español, escribió en Twitter: Se va un hombre bueno. Estoy desolada por la pena, y no dejo de pensar en su familia. Mi homenaje será a su magnífica obra literaria. Uníos a mí leyendo y releyendo sus libros. En ellos volveremos a reencontrarnos".
Otro exitazo de Villar fue "La playa de los ahogados", segunda entrega de la saga Caldas, que con su parsimonia narrativa y la complejidad de los sucesos lo consagró, en ese 2009, en la escena literaria policial internacional con más de 20 ediciones y una adaptación al cine del director Gerardo Herrero con Carmelo Gómez como Caldas, es policía que con cada caso traía más preguntas que respuestas.
Casado con Beatriz Lozano y padre de Tomás, Mauro y Antón, Villar se definía como "un pesimista alegre". Y el fin de lo que sería su celebrada trilogía llegó en 2013 con "El último barco", una novela de 712 páginas, más que las dos anteriores juntas.
Durante el aislamiento de la pandemia por Covid-19 publicó un libro de relatos con linograbados que llamó "Algunos cuentos completos", escritos, dijo en su momento a la prensa, "para ser leídos a mis amigos, sin otra ambición que encontrar la sorpresa y la sonrisa.
Antes del accidente, Villar estaba trabajando en un nuevo caso para Leo Caldas, el inspector que con sencillez de movimientos y elegancia reflexiva transmitía la melancolía del paisaje y del sentir de los gallegos.
Con información de Télam
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