En un juego entre el pasado y el futuro, el autor y dramaturgo profundiza sobre los detalles de su infancia y el entorno familiar que consolidaron su interés por el relato oral, y sobre los efectos que tiene en la realidad la construcción de la mirada y el posible mensaje de la ficción.
- T: En una entrevista mencionaste a tu abuela como primera influencia del relato oral. ¿Podemos profundizar en aspectos de tu infancia y adolescencia en la construcción de tu carrera?
- M.T.B.: Siempre me preguntan sobre la influencia de las voces femeninas en mi obra y es algo que ni yo termino de descubrir, el por qué yo tengo esa tendencia a escribir personajes femeninos. Seguramente sean muchos factores. Pero a fuerza de pensar un poco, hay como una escena que me quedó muy marcada en mi infancia. Mi papá trabajaba mucho, y mi mamá y mi abuela también, pero trabajaban alternadas, en alguna época una y en otra al revés. Entonces tengo muy marcado cómo alguna de las dos perdía el hilo de la novela que miraban a la tarde, y la otra se la contaba. Quizás yo miraba la novela con mi mamá y después ella se la contaba a mi abuela cuando volvía del trabajo. Me acuerdo especialmente de Andrea del Boca.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Tengo como esa primera narración original, las narraciones de mi abuela duraban más que lo que duraba el capítulo; además mi abuela era de un pueblo del norte de Uruguay, en la frontera con Brasil, entonces hablaba con un cantito portugués. Hay algo de esas voces, de esa narración melodramática, de esa ficción en segundo grado, porque era alguien contando la novela, que siempre estuvo como ahí. Y también presumo que es el lugar de protección de la infancia, algo que para mí era muy seguro. Y para mí escribir es muy seguro y muy feliz.
- T: Vos dijiste que considerás un error evaluar el mensaje de una obra, que es necesario mirarla desde su valor artístico. ¿Qué pensás de las moralejas? ¿Mirás ficción y realidad como dos ámbitos separados?
- M.T.B.: No me gusta cuando se cree que la obra de teatro es el envoltorio de un mensaje que corresponde a otra disciplina, entonces hago una obra de teatro para decir algo importante en términos políticos, sociológicos, antropológicos, lo que sea. Eso me parece muy pobre, y evidentemente no les interesa tanto el teatro. Qué se yo, si te importa la gente que no come, en lugar de hacer una obra de teatro sobre gente que no come, andá a ayudar a un comedor.
Lo importante del teatro es el teatro. Después por supuesto, las obras siempre tienen un contenido político y uno es consciente de eso, debe ser consciente de eso. Respecto a la dualidad realidad - ficción, lo que me interesa a mí no es tanto la idea de la ficción como lo que sale a narrar algo que ve en la realidad, sino como la ilusión medio "wildeana" de que la realidad copie la ficción. La ficción nos enseña nuevas formas de mirar el mundo y después nosotros salimos a la realidad con esas nuevas formas de mirar, me interesa más ese movimiento inverso, como mirar al mundo con ojos de ficción.
Con información de Télam