La desjerarquización de la lectura como prioridad de los libros y la des-mitologización de los libros como condicionantes protagónicos en la formación de la sensibilidad, la lucidez y la capacidad crítica fueron otros de los puntos abordados por María Pía y Julián López después de presentar, cada uno, su primer relato publicado para lectores infantiles. "Hay evitar la idea de que la lectura es mejor que otros consumos culturales", dice la socióloga y ensayista.
"Podría decir que mi oficio es leer, parte de mi trabajo es leer, en el sentido de escribir, preparar clases, dar clases, todo tiene que ver con un mundo en el que el libro y la lectura como práctica tienen un lugar central. Sin embargo, mi vínculo fundamental con la lectura es el placer. El modo en que yo estoy ociosa, disfruto en vacaciones o paso ratos muy divertidos es más leyendo que mirando tele o viendo películas", cuenta ella.
Su vínculo con la cultura audiovisual es "bastante menos rico" que con la lectura, asegura, "y eso no lo digo volviendo más prestigiosa ni valorable una acción que la otra; al revés, diría que en prácticas de consumo cultural, ¡qué feo decirlo así!, que en los modos en que nos entretenemos, imaginamos y disfrutamos y ampliamos nuestra sensibilidad, muchas veces me producen casi envidia personas que tienen sensibilidad audiovisual, que pueden estar encontrando mundos muy diversos con lo que ven en cine o en televisión, del mismo modo que me sucede con quienes encuentran esa sensibilidad muy matizada de poder comprender con interés y avidez lo que tiene el mundo de la música".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
"Siento que todos esos matices, esa capacidad de prestar una atención absoluta, solo me la reclama la lectura. Y eso no habla mejor de la lectura que de otras cosas, habla de mis límites", sostiene la autora de ensayos como "Mutantes. Trazos sobre los cuerpos" y "Sábato o la moral de los argentinos" y novelas como "Teatro de operaciones".
A su entender "lo que hay que evitar es la idea, muchas veces jerarquizante, que se produce por efecto de la propia primacía de la cultura letrada y de una sensación bastante compleja, que hasta diría que debemos ponernos a discutir, que es la idea de que ese consumo cultural, que es la lectura, es mejor que otros o forja mejores personas o amplía mejor la sensibilidad. Creo que no es así, sino que en cualquiera de las artes o lenguajes en los que se producen obras culturales hay que poder intervenir o forjar sensibilidades críticas y modos críticos de intervenir en ellos".
Es decir, "podemos ver cine o series ingenuamente o podemos verlas exigiéndoles más, podemos leer libros que están escritos con una gran atención sobre la lengua, sobre las facultades narrativas, o leer libros que aplanan mucho la propia imaginación de quien lee y resuelven la lengua de un modo muy tautológico".
¿Está sobredimensionada entonces la lectura de los libros? ¿Hay un pretendido elitismo cultural que desatiende las tramas, historias y desafíos de lectura que pueden presentar formatos por fuera del libro? ¿Qué es, en definitiva, leer?
"Para mí es lo único posible -consigna por su parte Julián López-. Creo, sí, que hay que sacar a la lectura como exclusividad de los libros y del tráfico de saberes y extorsiones de lo que se debe leer", y advierte: "hay que aprender a leer, eso nunca se sabe, ése es un saber que siempre se olvida, hay que aprenderlo siempre".
Con información de Télam