(Por Leila Torres) El escritor sueco de policiales David Lagercrantz lanzó su nuevo libro, "Obscuritas", un thriller que aborda la polarización social, el debilitamiento de las democracias, la problemática de los refugiados y la salud mental a partir de la historia de dos protagonistas antagónicos, quienes, en conjunto, tejen una historia que explora la fascinación que genera la oscuridad en la que "no queremos caer y, sin embargo nos atrae", expresa el autor.
David Lagercrantz nació en Solna, Suecia, en 1962 y es autor de las últimas tres novelas que continúan la saga "Millennium" después de la muerte de su creador, Stieg Larsson. El escritor sueco se interesó en el género policial a muy temprana edad cuando era periodista de sucesos criminológicos en un diario. En diálogo con Télam contó que su profesión significaba "una forma de escapismo" porque su padre era un intelectual y él creía que nunca podría igualarlo. "Si intentaba ser exactamente igual a él, iba a ser un fracaso", confió.
De esta manera, encontró en el género "una vía de escape" y a la vez un recurso "para describir las emociones humanas, trabajar sentimientos que van desde el odio hasta el amor" y también "un género muy bueno para describir la sociedad en sí".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Su último libro "Obscuritas", publicado por la editorial Planeta, tiene como escenario narrativo el barrio Hasselby, ubicado a las afueras de Estocolmo donde un día se encuentra sin vida el cuerpo de un árbitro de fútbol. A raíz de este crimen arrestan a Giuseppe Costa, padre de uno de los jugadores del último partido en el que ha participado. Aunque el caso parece transparente y resuelto, Costa se niega a admitir el asesinato.
Los personajes antagónicos que articulan la novela son Rekke, un aristócrata bipolar con conexiones con las altas esferas de la sociedad, y Micaela, una hija de inmigrantes chilenos que lleva consigo las heridas de su familia y conoce los barrios humildes de Estocolmo. Detrás de esos personajes tan distintos, se desprenden numerosas reflexiones como las diferencias en las condiciones de vida de la sociedad sueca, el debilitamiento de las democracias y las problemáticas en torno a la situación de los refugiados. El género policial, afirma Lagercrantz, funciona como "una especie de cuchillo que pone de relieve las heridas que caracterizan a la sociedad", marcas que la historia "Obscuritas" deja al descubierto.
-Télam: Una de las conjeturas que despierta el título de "Obscuritas" como policial negro es cómo la oscuridad genera atracción y curiosidad, ¿qué otros significados se desprenden del título?
-David Lagercrantz: La obscuridad, la obscuritas, es algo que atrae a Rekke, el protagonista de la novela pero al mismo tiempo, es algo que lo empuja hacia abajo. Él todo el rato está buscando lo contrario, la claridad. De todas maneras, hay algo fascinante que genera la oscuridad porque genera que no queremos caer y sin embargo, nos atrae.
-T.: ¿Qué te interesa del género negro o policial en la literatura? ¿Puede la literatura funcionar como un prisma para pensar lo real?
-D.L.: El género es muy bueno para describir las emociones humanas, puede trabajar emociones que van desde el odio hasta el amor pero también es un género muy bueno para describir la sociedad en sí. Si pensamos en lo que es un crimen, un asesinato, el género puede funcionar como una especie de cuchillo que pone de relieve las heridas que caracterizan a la sociedad. También ayuda a generar entusiasmo, emoción, horror y, si es algo que nos emociona, hace que escuchemos cosas que de otra manera no les prestaríamos atención.
-T.: El policial como una excusa para hablar de temas que en otras ocasiones a lo mejor no nos atreveremos... ¿Cómo surge tu interés por este género?
-D.L.: Cuando era joven fui periodista de policiales en un diario pero para mi era una forma de escapismo porque mi padre era un intelectual que escribía de temas muy complejos y me daba cuenta que no podía ser igual que él, porque iba a ser un fracaso si intentaba ser exactamente igual. Entonces, busqué esta vía de escape y pensaba que, quizás, cuando terminara mi carrera de escritor de novelas de crimen iba a escribir sobre cuestiones bien cultas. Finalmente, la escritura me llevó por otros caminos y ahora quiero hacer ambas cosas: seguir escribiendo, por un lado, novelas de crímenes y al mismo tiempo hacer feliz a mi padre en el cielo y escribir sobre los temas que él escribía.
-T.: ¿Cuáles fueron los disparadores a la hora de escribir la novela?
-D.L.: Una vez que terminé la serie de Millennium me pregunté "¿Qué hago ahora? ¿Sigo con este género?" y la respuesta evidentemente fue "sí". Mi primer amor literario fue Sherlock Holmes y pensé en su genialidad y la capacidad de ver mucho en los pequeños detalles pero también pensé en lo que no me gusta de Holmes, que es esa arrogancia y esa seguridad con respecto a su propia genialidad. Me pregunté qué pasaba si sustituía esa arrogancia por una especie de duda introspectiva y por más oscuridad y así fue como comenzó este camino.
-T.: En "Obscuritas" los protagonistas son muy opuestos en su personalidad. ¿Qué tensiones genera esta dualidad?
-D.L.: En un primer momento decidí que mi protagonista fuera de clase alta. Y cuando uno es de clase alta puede darse el lujo de tener debilidades, porque tiene una red de contención. Entonces, esto me llevó a pensar en la sociedad sueca, en cómo los ricos se están volviendo cada vez más ricos y empezamos a tener problemas en los suburbios, en los guetos, hay cada vez más inmigrantes. De hecho, hace un tiempo escribí un libro sobre un futbolista, Zlatan Ibrahimovic, que era de la misma zona en Suecia de mi protagonista mujer. Entonces, tenía por un lado a Rekke, de clase alta y quien nunca pudo darse el lujo de ser débil porque su contexto lo obligaba a ser fuerte. Y lo reuní con una protagonista mujer de clase baja y, de esta manera, logré describir un poco la manera en Suecia. Con un personaje débil pero muy inteligente y una protagonista que es una luchadora.
- T.: Micaela Vargas es una inmigrante chilena que lleva consigo las heridas de sus padres, ¿en qué sentidos se puede pensar este personaje como una simbología sobre las herencias familiares?
-D.L.: Las heridas que lleva una familia se heredan y las de esta protagonista evidentemente fueron generadas por los crímenes de Pinochet. En Suecia empezamos a acoger refugiados a principios de los 70 y los primeros que llegaron fueron de Latinoamérica, de países como Chile y Argentina. Ellos llevan consigo un gran sufrimiento. Yo conocí a muchos y uno no sabe cuál es el peso de estas heridas pero siente que están ahí. Me interesó mucho contar estas historias que sucedían en los suburbios y quería tener una protagonista mujer de una familia de refugiados porque me parece que es una parte importante de la historia de Suecia y también tengo muchos amigos chilenos, como así del resto de América Latina. Ahora también están llegando refugiados de otras zonas, como de Ucrania...
-T.: En cuanto a Hans Rekke, el protagonista masculino, es muy pesimista. ¿Hay una crítica al pesimismo como un aspecto propio de alguna generación en particular?
-D.L.: Es interesante el planteo porque podría ser algo así pero en realidad lo que pasa con Rekke es que es un personaje bipolar y esto genera depresión. También es interesante desde el punto de vista de un detective porque él ve el mundo de manera distinta según cuál sea su estado de ánimo. Puede estar en un estado más bien optimista y ver al mundo como un lugar más bien positivo pero, de un momento a otro, puede estar deprimido y cuando está así, es como si el velo que le cubre los ojos se cayera y empezara a ver otra cosa. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es realmente Rekke un personaje brillante o es más bien oscuro y loco? Me parece interesante esta idea de poder ver distinto el mundo según cuál sea nuestro estado de ánimo.
Con información de Télam