David Lagercrantz, el escritor sueco del thriller político "Obscuritas", debió enfrentarse a numerosos prejuicios cuando tomó la decisión en 2015 de continuar la historia de Lisbeth Salander, protagonista de la saga "Millennium", luego del fallecimiento de su creador Stieg Larsson y si bien en un comienzo no estaba seguro de la hazaña por la notoriedad de ese best seller "después de un mes de lanzado primer libro" se dio cuenta que iba "lograr sobrevivir".
En una entrevista con Télam a propósito del lanzamiento de "Obscuritas", el escritor sueco contó que cuando decidió continuar la saga "Millennium" le generaba "pánico" la idea de encontrar su nombre "en todos lados", sobre todo a raíz del enojo inicial que mostraron los lectores cuando aceptó la misión de seguir escribiendo esa exitosa saga policial cuando su creador original ya había muerto. Pero, una vez lanzado el libro, las críticas se disiparon y ahora reconoce "el privilegio" de haber escrito "libros que generaron tanto debate".
-T.: Hay muchos prejuicios en torno al significado de las obras póstumas, ¿cuál es tu postura frente a estos discursos que sostienen, por ejemplo, que continuar una obra es matar al autor?
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-D.L.: Hay personajes que merecen seguir viviendo aunque ya no esté su autor, tal es el caso de Salander, la protagonista de "Millennium". Hoy en día es más aceptable tomar un personaje que ya existía y agregarle algo pero me sorprendí cuando se lanzó el primer libro que escribí de esa serie porque sucedió una especie de pánico moral y no estuve seguro si iba a poder sobrevivir, ya que mi nombre empezó a aparecer en todos lados y la gente estaba muy enojada. Empecé a sentir que había sed de sangre, que me querían matar. Fue recién después de un mes de lanzado el primer libro cuando me di cuenta que en realidad iba a lograr sobrevivir. La gente no estaba segura si yo iba a ser el adecuado por mi experiencia y sobre todo en comparación de un escritor como Larsson, un personaje sacrosanto en Suecia.
Pero se hace mucho esto de intentar que los personajes sobrevivan al autor. Estoy completamente a favor de la continuidad de los personajes si son buenos y valen la pena. Es interesante que se generen debates en la literatura y sobre sus límites, lo que se puede hacer y lo que no. Considero un privilegio haber escrito libros que generaron tanto debate, siempre es muy bueno hablar sobre literatura.
-T.: En "Obscuritas" aparece el conflicto de Afganistán y Estados Unidos de fondo, ¿cómo atraviesa este hecho histórico a la novela?
-D.L.: Cuando escribí la serie "Millennium" estábamos hablando de eventos que eran contemporáneos y me di cuenta que uno no entiende del todo los sucesos cuando están ocurriendo al mismo tiempo que uno los escribe. Es mucho mas fácil lograr claridad cuando uno se retrotrae en el tiempo, entonces pensé: ¿qué pasa si vuelvo en el tiempo hasta el momento en que Occidente se empezó a fragmentar, que fue cuando ocurrió la guerra con Irak?.
El punto de inflexión para los Estados Unidos fue cuando empezaron a torturar personas, cuando iniciaron una guerra que desestabilizó a Oriente Medio. Esto causó muchas migraciones y todos los movimientos que vemos ahora: el ascenso de la derecha, el Brexit, el surgimiento de Donald Trump, entre otros procesos. Me pareció que era un buen año para empezar mi novela. En el libro es interesante porque tenemos a un personaje que es experto en tortura y, además, se da cuenta que quienes las perpetuaron no fueron los talibanes sino Estados Unidos.
-T.: Mencionaste que te gustaría tratar más la temática de las dictaduras latinoamericanas en tus libros, ¿qué aspectos de estos procesos históricos te conmueven?
-D.L.: Es algo que me interesa mucho pero al mismo tiempo me horroriza. La democracia se está destruyendo desde adentro en todo el mundo y lo vemos en la invasión de Rusia a Ucrania, como en los países de Europa del Este y esto, obviamente, trae oleadas de refugiados que llegan a los países de Europa del Norte.
Nosotros estamos muy felices de acoger a las personas que lo necesitan pero lo que ha ocurrido en los últimos diez años es que no hemos logrado cuidar a estas personas como haría falta. Entonces, lo que se ve es una segregación en los suburbios. Las personas están cada vez más excluidas de la sociedad y esto lleva al delito. Vemos que esto también genera que se polarice la sociedad y que el partido de derecha obtenga mas de un 30 por ciento en las elecciones. Antes, Suecia era el país mas igualitario del mundo pero ahora hay una gran tensión y se puede decir que la sociedad sueca está fragmentada. Como periodista e intelectual, me interesa poder entender estos procesos.
Con información de Télam