En la literatura contemporánea no se encuentran tantos ejemplos de autores o autoras que hablen de la rutina en un monasterio o la vida de las personas que se dedican a la fe. Carolina Luce hace referencia a la novela de Muriel Sparks en "La abadesa de Crewe", un libro que trata con ironía y hasta humor la vida entre religiosas que se desplazan en el conflicto y van de la pleitesía al agravio. La autora coloca un sistema de mensajes internos de este mundo, con un método que tiene al mismo tiempo algo de político y algo de maléfico.
Por fuera de la literatura y yendo a las nuevas tecnologías encontramos algunos perfiles en las redes sociales. En TikTok, por ejemplo, el usuario @marta_osb narra en primera persona cómo se vive en un monasterio: la lectura de los evangelios, leer la Biblia, la ciencia y la fe y diferencias entre las órdenes son algunos de los temas que aborda desde el testimonio personal.
En este perfil, además, que tiene 12 mil seguidores, la monja contesta consultas de personas que tienen preguntas, comparte sus reflexiones sobre temas no necesariamente vinculados a la religión y hasta comparte algunos emprendimientos que realizan las monjas que, a diferencia de Luce, han decidido proseguir con su proyecto de fe en los modos que impone la vida de clausura.
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- Télam: La salida de la protagonista es un momento clave de tu novela, un momento bisagra. ¿Cómo se vivían las salidas en el monasterio?
- FL: En la salida de Emilia no entro en cómo reaccionan las monjas ya consagradas, sí hablo de lo que les pasa a las más nuevas. Pero la realidad es que es un golpe tremendo para todas, muy fuerte. Se ve siempre como que "es la voluntad de Dios", siempre pasa por ese tamiz, esa justificación. Pero es un golpazo enorme y ahí se cuestionan todas, en mayor o menor medida, sus vocaciones. Se cuestiona también qué pasó con el acompañamiento, qué falló. Mi salida por ejemplo, en la vida real, yo sé que fue tremenda para muchas, porque tengo relatos en primera personas de otras ex monjas que salieron después que yo. Es una situación que provoca una movida de piso tremenda.
- T.: ¿Hay cuestionamientos o intención de convencer para que te quedes?
- FL: De parte de la iglesia no, la abadesa manda una carta donde comunica la situación y listo. Pero antes de eso, de parte de la casa religiosa, sí. En la novela es bastante claro. En el recorrido Marie muy frecuentemente se cuestiona, y no puede tomar ninguna decisión porque la abadesa y el entorno es muy fuerte. La abadesa es la que tiene el poder, es como la palabra de Dios, la madre espiritual. Hay como una especie de mala lectura del proceso de la que se cuestiona lo que está viviendo. Un afán de convencer, de "esta vida maravillosa es para vos". Y así hay muchas que se van quedando. Salir es mucho más difícil que entrar. Y además es una vida que tiene cosas lindas. A mí me gustaba mucho estudiar y el canto, entonces la soledad y la tranquilidad ayudaban. Había tiempo libre, no tenías que ocuparte de cosas menores como pagar las cuentas, ese tipo de cosas. La vida resuelta, ni una preocupación. Pero como las chicas entran en general muy jóvenes, a los 18, 20 o 22 años, hay también una necesidad tremenda de afecto. Porque se corta la relación con la familia, los afectos, los amigos. Y te adopta esa nueva familia, y se empiezan a formar esos lazos casi enfermizos. Las preocupaciones son si te dan más o menos bola, si te dan un cargo, o si te pidieron un favor especial. Una vida muy endogámica.
Con información de Télam