(Por Jorge Pailhé) En Tierra de los despojos, su primera obra literaria de ficción, el periodista y ensayista Hugo Muleiro bucea en las relaciones, silencios y secretos de un hombre y una mujer jóvenes pertenecientes a familias poderosas de un plácido pueblo, que por alguna razón romperán con ese statu quo y abandonarán esa zona de confort para finalmente sentirse vitales, recuperar el deseo y enfrentar situaciones límites.
Muleiro, periodista de vasta trayectoria en medios gráficos y autor de varios ensayos en algunos solo y en otros junto con su hermano Vicente- incursiona en la ficción para escribir este thriller psicológico costumbrista que pinta una aldea, la de la ciudad de La Cúpula y sus pueblos cercanos, cuyos habitantes viven con tranquilidad sostenidos en la riqueza de los cultivos de la zona.
La vida transcurre en orden en La Cúpula, y la pregunta que surge es quién construye ese orden, quién moldea a esos personajes; qué hacen esas personas cuando eso se pierde, cuenta Muleiro a Télam sobre su ópera prima de ficción, publicada recientemente por MT Editores.
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Con una prosa ágil, el autor nos transporta a ese clima social apacible y desde allí conoceremos la historia de Ángelo y Camila, dos jóvenes pertenecientes a poderosas familias de La Cúpula diametralmente opuestos en cuanto a sus búsquedas y deseos, pero que por cuestiones de la trama se alejarán de esa atmósfera que aprovechan o sufren, según el caso.
Cada uno por su parte empieza a comprobar que detrás del lánguido transcurrir de la comarca hay codicia, crueldad y violencia en función de los intereses de las familias poderosas a las que pertenecen. Son las que reúnen y aumentan sus propiedades, las que ubican funcionarios en los municipios y en la justicia, las que controlan la prensa, destaca el periodista, que a lo largo de 40 años de trayectoria profesional trabajó en distintos medios incluido Télam, donde fue jefe de redacción.
Muleiro no se ha privado de exponer en su obra una idea, una especie de enigma que lo acompaña desde siempre y que califica como una zona gris que uno mismo tiene todo el tiempo y explica como cierto vacío en el que uno no sabe qué va a hacer, uno no sabe hacia dónde va el pensamiento, son esos espacios en que la mente viaja adonde quiere y tal vez le cambia a uno lo que estaba por hacer, por ejemplo.
Las cosas que hacemos y que no hacemos están motivadas por algo, reciente o remoto, que determinan la mayoría de las cosas que finalmente concretamos. Es una interrelación fatigosa, lo admito, pero puede llevar a cosas importantes. Los personajes empiezan a ver por qué le suceden cosas haciendo este ejercicio, que termina por darles respuestas que pueden ser provechosas para ir hacia el deseo, completa.
Respecto de la trama, el autor de ensayos periodísticos como Los garcas, Los monstruos y La clase un cuarto revela que, al menos en el caso de Ángelo, todo comienza cuando, como travesura, decide entrar en el consultorio de su psicólogo para leer las notas del profesional.
La armadura de Ángelo comienza a crujir por una suerte de travesura tardía: colarse en el consultorio del terapeuta -al que acude también por imposición familiar- para espiar las anotaciones. Se abrirá entonces a un mundo y a hechos dramáticos desconocidos, ilustra.
Camila, en cambio, vive intoxicada por la angustia, espera cada día una carta de su madre, expulsada de la familia por razones que nunca le explicaron, y que teme conocer y comprender. Deambula llena de furia por calles que aborrece, detesta las costumbres y los modos amables. Pero no se atreve a dar un solo paso en ningún sentido hasta que las circunstancias la obligan a hacer, prosigue Muleiro.
Esta mirada al exterior, incluso no expresamente querida, puede desencadenar en ambos jóvenes también una búsqueda interior, una confrontación con el pasado convenientemente olvidado, pero que actúa como mano invisible para sus acciones y que, tarde o temprano, puede derivar en un estallido fuera de todo control.
"Tierra de los despojos" pregunta a través de las vivencias de Camila y Ángelo cuál es el precio de la vida relativamente cómoda, el andar diario sin complicaciones. Qué costo puede tener esta clase de elección y dónde quedan los deseos, los proyectos, los sueños, por disparatados o arriesgados que parezcan, analiza el autor.
Ciertamente, el tema de la pérdida del anhelo, de la búsqueda del deseo, también está presente en la charla con Muleiro, oriundo de San Fernando de 67 años y ferviente lector y difusor de la poesía desde su página web La poesía alcanza.
No conectarse con el propio deseo es una cuestión muy propia de estos tiempos que te llevan a sacrificar tus sueños, dejarlos para más adelante, un dilema del presente bastante interesante, comenta.
La comarca de La Cúpula es por supuesto un lugar de ficción, pero no por ello irreal: Muleiro dice que para pintarlo recorrió distintos pueblos en los últimos ocho años, seis de ellos compartidos con la tarea de escribir la obra.
Escribir la ficción supuso un gran cambio respecto de la redacción de los ensayos, que demandaron mucha más rigurosidad y en definitiva los hechos ya existen, hay que contarlos en base al archivo, las entrevistas, las estadísticas, etc. En cambio, la ficción necesita de otro tipo de elaboración, tratando de no caer aunque cueste- en la redacción periodística, cierra el periodista.
Con información de Télam