(Por Dolores Pruneda Paz) Pronta a cumplir 105 años el 10 de julio, Ides Kihlen, probablemente la artista en actividad más longeva de la Argentina, será el foco este año de una batería de homenajes que incluyen muestras de obra inédita atesorada por décadas en galerías y museos de Argentina, Estados Unidos y España, intervenciones y proyecciones de gran formato en la vía pública, un doctorado Honoris Causa y un registro audiovisual, a medio camino entre lo poético y archivístico, que logra dar cuenta de su extensa y singular trayectoria.
"El arte es para mí la vida misma, lo hice durante 80 años sin que nadie viese mi obra", dice Ides en su casa taller del barrio porteño de Recoleta, adonde, aunque con contadas e íntimas visitas producto de la pandemia, la acción no cesa y la rutina es insoslayable. Se levanta temprano en la mañana, se calza su vincha ancha que le acomoda el carré hacia atrás, sus lentes, su delantal de trabajo todo manchado de pintura y se pone a hacer eso que tanto le gusta: corta papeles, da pinceladas. Almuerza casi nada, descansa, le dedica un rato al piano.
Todo eso está en los videos que el artista Dardo Fabián Flores viene trabajando hace ya años. Un trabajo meticuloso, reflexivo, para dar contexto a la obra de Kihlen, quien ingresó en forma tardía y aleatoria a la arena artística, hace 20 años, a sus 85, cuando un galerista que fue a su casa a tasar unos cuadros de Fernando Fader terminó comprando cuadros hechos por ella. Cuadros que emprendieron el derrotero que hoy continúa: los vendió con éxito en ArteBA, siguieron exposiciones por galerías tradicionales como Rubbers y una primera gran retrospectiva en el Museo de Arte Decorativo.
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Este año llega con una seguidilla de reconocimientos. Abrió con una muestra en la Eleven11 Gallery de Palm Beach que se hizo en conjunto con la galería Vía Margutta de Córdoba y con buenas ventas en la Feria Mapa de Buenos Aires. Sigue con una exposición en la Galería Aina Nowack de Madrid y otra que inaugurará el día de su cumpleaños en la isla de Menorca.
Se suman la muestra que en Buenos Aires hará el Museo de la Escuela De la Cárcova, donde ella estudió, del 14 de mayo al 26 de junio, un doctorado Honoris Causa en la Universidad Nacional de las Artes que coincidirá con esa exposición, y el homenaje que entre junio y julio hará el Museo Nacional de Bellas Artes.
La Cárcova exhibirá "Retratos de un pasado reciente", obra de formación, de 1957 a 2022, curada por su director, Rubén Betbeder, que coincide con su paso por la escuela. "Algunas son figurativas aunque una de las curiosidades de Ides es que a lo largo de toda su carrera tuvo un desdoblamiento, en paralelo pintaba abstracto, dice a Télam Flores.
Ides recuerda a ese espacio con particular cariño: Allí transcurrió una época de gran aprendizaje de la mano de maestros que aún hoy atesoro en mi memoria, como De Ferrari, Kenneth Kemble y Oski (Oscar Conti). Jamás hubiese soñado con recibir un premio tan importante, que coincide con la celebración de los 150 años de la escuela. Fue una grata sorpresa porque además de aprender y trabajar había espacio para la diversión -cuenta-. Nos reuníamos muchas veces a pasar el día, hacíamos experimentos de cómo fabricar nuestra propia pintura, siempre teníamos alguna nueva idea en mente. Éramos amigos además de compañeros de estudio. Esa escuela fue para mí como mi propia casa.
La segunda mitad del año la espera con una retrospectiva de 40 obras en la galería Hutchinson Modern & Contemporary de Nueva York y otra en la Westbrook Modern Gallery de California. La idea es realizar un pequeño recorrido que incluye dibujos de los años 70 a piezas actuales. Los colores, formas y el movimiento de sus obras tienen una vitalidad y energía propias de un alma joven, explica Flores.
Nacida en 10 de julio de 1917 en Santa Fe, Ides pasó su infancia entre Corrientes y Chaco. En Buenos Aires estudió en la Escuela de Artes Decorativas que dirigía Pío Collivadino, fue discípula de Vicente Puig e hizo talleres con Emilio Pettoruti, André Lhote en París y Batlle Planas, quien le dejó una fuerte impronta. Se interesó más por los procesos del arte que por los resultados, más por el oficio que por la profesionalización de ese arte, y eso complejizó el trabajo de recuperación actual: no hay fechas ni títulos en sus lienzos, muchos fueron destruidos, otros reutilizados para hacer nueva obra.
Este gran ciclo de homenaje, que tendrá como cierre una muestra en el Palacio Duhau, del 15 de diciembre a febrero de 2023, puede llevarse a cabo gracias a la colaboración de Ingrid González Monteagudo y Silvia Kihlen, hijas de la artista, quienes tienen acceso a todo su cuerpo de obra.
-Télam: ¿Qué te generan estas distinciones?
-Ides Kihlen: El reconocimiento me llena de alegría y orgullo pero no hubiese modificado mi recorrido artístico. El arte es para mí la vida misma, lo hice durante 80 años sin que nadie viese mi obra, no necesite de la mirada ajena para poder crear, eso es algo que viene de mi interior. Cuando a los 80 mi obra salió al mundo, no niego que me alegró que haya sido valorada, pero no es el motor de mi creación artística.
-T: ¿Recordás tus primeras conexiones con la pintura y con la música?
-I.K: Una y otra son expresiones de mi mundo interno. Mi madre era pianista, mi padre ingeniero industrial y un gran dibujante y mi hermana tocaba el violín. En mi hogar siempre hubo libros de arte europeo, música y seguramente eso fue una influencia. Cuando pinto y toco el piano soy feliz, es algo que amo y necesito hacer.
-T: ¿Qué significó pintar a lo largo de tu vida?
-I.K: La pintura es un ejercicio de expresión intelectual y espiritual. Sin embargo el estudio, la formación académica y el trabajo son imprescindibles para adquirir la técnica necesaria. Esto hace la diferencia.
-T: Recién a los 85 mostraste por primera vez tu obra ¿Qué significó para vos que una institución reconociera tu arte a la hora de volver al solitario del taller?
-I.K: En realidad nunca salí del solitario de mi taller. Solo de a ratos para estar presente en los eventos que se iban suscitando, pero mi trabajo diario nunca cambió y mi taller sigue siendo mi lugar especial en el mundo.
-T: ¿Qué te significa, hoy, esa mirada de los otros que llegó a partir de exponer?
-I.K: Me alegra que mi obra haya tenido éxito y el reconocimiento que implica, pero no cambió mi rutina. Solo algunas veces tuve que preparar algún trabajo especial para alguna muestra, pero en general hago lo que siempre hice.
-T: ¿Esta pandemia se refleja de alguna manera en tu producción?
-I.K: El blanco y negro siempre fue parte de mi obra, acompañado por una paleta colorida de fondos y formas. La diferencia es que en Pandemia me volqué mucho hacia los monocromáticos. Como si el mundo se hubiese vuelto todo un poco mas gris.
-T: ¿Los primeros días de aislamiento trastocaron en algo en tu mundo?
-I.K: Hace un par de años tenía 103, por eso no modificó mucho mi estilo de vida, que es mi casa y mi taller, pero tuvo un impacto indirecto porque afectó la vida de mi familia y mis seres queridos . Todos tuvimos temores, si algo nos hizo saber esta pandemia es que no somos infalibles ni lo sabemos todo.
-T: Si tuvieras que repasar tu vida de una manera tramposa, abreviándola a unos pocos hechos esenciales ¿Cuáles destacarías?
-I.K: El descubrimiento del arte, la llegada al mundo de mis hijas y mi nieta y poder llegar a los 105 años haciendo lo que más me gusta en la la vida.
-T: ¿Qué temas urgentes te conmueven hoy del mundo?
-I.K: Es un poco triste haber vivido tantos años y ver que continúan las guerras, aunque trato de pensar que también hay gente buena, gente sensible que es solidaria y espero que los jóvenes empiecen a cuidar este planeta. No hay otro adonde ir.
-T: ¿Qué significa a tu edad la vejez?
-I.K: No pienso en la vejez. La edad no me impide continuar haciendo aquello que es mi pasión. Tengo proyectos, siempre pienso a futuro, nunca digo no puedo, solo lo hago.
-T: ¿Existe algo en la vida de una persona que pueda mantenerse coherente, o con alteraciones menores, durante más de 10 décadas y media?
-I.K: Si, en mi caso existe. Siempre mi eje se mantuvo intacto con el paso del tiempo.
Con información de Télam