El viento es una presencia constante en "Margot en el lago Cardiel", al punto de convertirse en un personaje más, en uno de los hombres solos que pueblan la historia.
A propósito de ese viento patagónico que impregna su novela como sonido que no deja de soplar, Fabián Martínez Siccardi comparte con Télam un microrrelato que le dedicó.
"El viento patagónico, a su manera, siempre me ha hablado. Lo que para otros es un zumbido informe, un vacío sonoro, para mí son notas que cambian todo el tiempo. Es un lenguaje mudo que no pronuncia palabras ni articula ideas, pero no por eso carece de un significado profundo e indispensable. Ese viento es la música de la meseta y de los hombres y las mujeres que la habitaron durante siglos hasta que una colonización brutal los tornó invisibles. Ese viento es la música de los colonos que ocuparon ese espacio abierto a punta de pistola. Y es también, para mí, la música de la estancia a orillas del Cardiel donde mi abuela Angelina amasaba pan y hacía mermelada de calafate, donde los azules del lago y el marrón de la meseta se combinan para dar sentido a un paisaje que me conforta y me hace sentir, cada vez que vuelvo a la Patagonia y escucho ese viento, que he regresado a casa".
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Con información de Télam