(Por Marina Sepúlveda) En la muestra "Cruce de tiempos", integrada por los proyectos "QR: entre lo ancestral y el futuro" y su continuidad "QR+COVID", la artista y curadora Patricia Hakim provoca un encuentro donde el famoso código QR se transforma en una herramienta que habilita la experiencia de otorgar voz y espacio al saber ancestral y se vincula con la experiencia de la cuarentena a través de la utilización de la impresión 3D.
"Cruce de tiempos" reúne las piezas de "QR: entre lo ancestral y el futuro" trabajadas entre el 2016 y 2019 y "QR+COVID" surgidas desde un proyecto virtual nacido en cuarentena, donde arte, artesanía y tecnología son "herramientas" puestas en dialogo que despliegan las obras, un texto sobre su proceso y un video que condensa en unos 14 minutos todas las experiencias, además de la virtualidad que habilita el QR, en esa "yuxtaposición de la artesanía con la tecnología y el registro documental".
"En este preciso juego de aparentes contradicciones tempo-culturales, de tradiciones e innovaciones, de aislamiento e interconexiones, de simplezas y complejidades, de pasado y futuro, es donde se centra el objetivo del proyecto: se trata de unir mundos", escribe Hakim, en su doble rol de curadora y artista como síntesis posible.
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Sucesor del código de barras de lectura lineal utilizado en productos a ser vendidos, el código QR -cuyo significado es "respuesta rápida"- fue desarrollado en Japón ante la necesidad de incrementar la capacidad de datos a ser codificados y otorgar mayor velocidad de lectura. El desarrollo presentado en 1994 habilitaba su uso público, algo que contribuyó a su adopción generalizada desde principios de siglo, con la venta de teléfonos móviles dotados de lectores QR.
Esta herramienta indispensable para el mundo empresarial y logístico, muy presente en lo cotidiano, es utilizada para enlaces web, datos de contacto o simplemente para agregar información a las muestras de museos, entre otros usos posibles.
En sus proyectos, Patricia Hakim (Buenos Aires, 1963), la artista egresada de la Prilidiano Pueyrredón y la Cárcova, con especialidad en escultura, refuncionaliza este patrón bidimensional en negro y blanco para la creación de obras que pueden ser leíbles mediante una aplicación del celular, que se enlaza a información disponible en Internet.
La propuesta "QR: entre lo ancestral y el futuro" consistió en invitar a ocho artesanos del país a realizar un código QR con su técnica y materiales de trabajo con ayuda de un coordinador, un facilitador en la traducción del dibujo a la obra en código. El resultado de esta iniciativa se exhibe acompañado con un texto donde se explicita la experiencia del trabajo en territorio.
Cada obra es la representación de un QR que dispara su funcionalidad intertextual enlazando a un video sobre la experiencia concreta del proceso de fabricación -como el cuidado de las ovejas, el hilado del material y la hechura, o la tradición del bordado en Misiones- y la experiencia del artesano en tanto artista.
Si bien esta muestra tuvo cuatro exposiciones previas en 2019 que la llevaron al Museo del Barro (Paraguay) en el marco de Bienalsur, el Centro Cultural San Martín, el MUBA de Chaco y el flamante Centro Cultural del Bicentenario de Santiago del Estero, la actual exhibición aloja como novedad un segundo proyecto que amplifica objetivos y conocimientos al tiempo que, según Hakim, instala interrogantes sobre "el lugar del artista, del productor y sobre el rol híbrido del artista/curador" y los "modos en que diferentes técnicas y personas hacen y representan a su tiempo y lugar".
Al diálogo entre técnicas, la artista le incorpora una pieza mecatrónica del diseñador industrial Jorge Chernoff -su esposo- que vincula la obra de los artesanos reuniendo los ocho QR producidos en un objeto diseñado e impreso en 3D, que se abre cual flor, revelando los códigos, con audio y luces de colores. Lo que suma en esta exposición son pequeños objetos que remiten a ese diseño de 2019 en lo que llama "la múltiple" y que ofician de objeto-catálogo, dispuestas en el fino borde de la la vidriera que acompañan también el descenso de la escalera de ingreso a la sala.
El Museo del Barro de Paraguay fue el "disparador de todo este proyecto" cuenta Hakim en diálogo con Télam y recuerda su trabajo previo con el crìtico e investigador paraguayo Ticio Escobar, a cargo del área de Artes Visuales de esa institución, en el programa "Entrecampos regional" y su paso por 17 provincias. "En 2019 sentía que como artista y curadora le había dado el sentido que quería al proyecto. En realidad, como curadora me sentía muy satisfecha pero como artista -apunta- hay una insatisfacción crónica, vinculada con que nunca termina de suceder todo lo que uno quiere".
El otro segmento de la muestra, "QR + Covid", nace durante la cuarentena, tiempo en que la artista perdió a su hermano médico, jefe de obstetricia del Hospital Ramos Mejía, mientras reclamaba en la marcha de médicos el "reconocimiento que no fueran solo los aplausos, sino mejores honorarios".
"La pandemia marcó el fin de ciertos proyectos", indica Hakim sobre el momento en que surge su idea de pedirles a los artesanos que diseñaran también tapabocas y enviaran sus fotos para un proyecto virtual.
Este año, con la invitación a exponer de parte de María Emilia Marroquín que coordina la Sala La Rueca del espacio cultural, la artista propuso mostrar algo: "inédito, materializar físicamente el proyecto que fue lanzado para las redes en abril de 2020", cuyo título engloba en "Cruces de tiempos" ambos proyectos, simbolizando dos temporalidades superpuestas.
"Materializo en una única imagen este conjunto, traduzco, y me planteo el problema de cómo exhibir los tapabocas de los que solo tenía la imagen", señala. La respuesta está en las representaciones de su propio rostro protegido con "mascarillas" diseñadas e impresas en 3D por Chernoff -pionero en traer la impresión 3D al país-, y los tapabocas de los artesanos.
Su cabeza modelada e impresa en 3D, una colaboración de su hijo Tomás, aparece por primera vez bien visible, lejos del detrás de escena o la video performance de encierro destinada a las redes, donde se la veía "muy tapada, oscura, en un momento en que no se sabía lo que deparaba el futuro", a principios de abril de 2020.
La obra logra un "choque", la "catalización de la última tecnología disponible para la representación de lo que puede ser un rostro, con las técnicas ancestrales", esgrime y sintetiza así su deseo de lograr en "una única pieza ese cruce de tiempos".
Hakim busca desde la creación "dar espacio y voz a otro que no sea necesariamente la artista que tiene algo importante para decir" y sostiene que construye con herramientas del arte un teatro, "un espacio de representación que tiene que ver con el quehacer de otros y no necesariamente con mi formación".
Joaquín Fargas, el ingeniero y artista que integra en sus producciones ciencia y arte, facilitó la producción de lo códigos destinados a los artesanos que permitieron materializar la idea de Hakim de dar voz. "El QR como un sistema de comunicación era la herramienta que me permitía este concepto de darle espacio y voz a otros, algo que también Fargas venía trabajando", señala.
Como artista, Hakim trabajó con sistemas de producción industriales, de termoformado, en investigación de materiales y en un diálogo productivo con Chernoff, algo que la lleva a la idea de "desfetichización del objeto artístico", sobre el que indica: "No me interesaba el objeto per se artístico sino lo que uno podía proponer, y tampoco me interesaba la idea del mercado, sino el del arte como una herramienta de transmisión y luego de construcción".
"Luego aparece la construcción con el arte, y ahora la herramienta del arte no como un fin en sí mismo, como me formaron, sino como una herramienta de articulación en la construcción de un mundo diferente donde uno distribuye, comparte, da lugar al otro y donde la voz de uno no es necesariamente la mejor", reflexiona.
Los QR artesanales no son obras colectivas, aclara. "Es obra mía, aunque no la realice", dice y cita como ejemplo el famoso mingitorio de Marcel Duchamp. "Es casi obsoleto el problema de la autoría, no es el problema. Lo que construyo es una plataforma, una muestra donde se explican el paso a paso de técnicas ancestrales y donde le doy voz y espacio realmente a otros, y el arte es esa herramienta que lo posibilita", asevera.
Las duplas de coordinador y artesano que participan, seleccionados desde el rol curatorial de Hakim están integradas por Florencia Califano, Eusebia Reynaga en arcilla (Salta); María Alejandra Bulacio, Marcelo Mazzarelli con ramas y cuero (Santiago del Estero); Bulacio y Ricardo Contreras en telar (Santiago del Estero); Alejandra Mizrahi y Claudia Aybar en randa (Tucumán); Andrei Fernández, Marisel Castillo de lana de oveja (Salta); María Blanca Iturralde y Mariela Bys bordado, (Misiones); Carolina Sampor y Mabel y Analía Rodriguez de la Asociación Qomlashepi Onataxanaxaipi, con cestería (Chaco); Mauro Pesoa y Maria del Carmen Toribio en chaguar (Formosa); y Jorge y Tomas Chernoff, en 3D, (Buenos Aires).
"Cruce de tiempos" podrá verse hasta el 15 de junio, en Bartolomé Mitre 1670, ciudad de Buenos Aires, de lunes a viernes de 11 a 19, con entrada libre y gratuita.
Con información de Télam