El Museo del Prado inauguró una exposición permanente con obras de reconocidos pintores que imitaban el estilo y la técnica de otros artistas hasta hacerlos indiferenciables: una sala especial que estará dedicada a copias, versiones, pastiches y falsificaciones, un acercamiento inédito al patrimonio de la pinacoteca española.
La sala 40 del museo madrileño estará dedicada entonces a "falsificaciones geniales", dijeron desde la pinacoteca en un comunicado sobre la muestra titulada "En los límites de la creatividad", con obras imitadas de grandes artistas, como Rafael, Rubens y Tiziano, un conjunto que propone reflexionar justamente sobre el valor intrínseco de las copias.
La sala reúne entonces una selección de pinturas vinculadas con el arte italiano del Renacimiento, seleccionadas con el objetivo de mostrar distintos ejemplos de copiado y de las motivaciones para su coleccionismo.
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"Desde el Renacimiento y hasta el siglo XIX la cultura del coleccionismo concedió un papel relevante a las copias pictóricas. El Museo del Prado posee un considerable número de ellas al haber heredado una parte de las que pertenecieron a las Colecciones Reales y a las instituciones eclesiásticas", informaron.
Según el museo, las razones por las que se atesoraron este tipo de obras fueron múltiples, desde la imposibilidad de poseer los originales de obras célebres, hasta su propio valor como testimonios del talento de copistas de renombre.
Algunas llegaron a la Corona simplemente como regalos y otras fueron encargadas por esta para dejar constancia de obras importantes que iban a ser regaladas a otros.
Por otra parte, cuando se instauró el sistema de formación en las academias, la copia de los grandes maestros fue impulsada como método esencial de aprendizaje para los artistas más jóvenes. Esta práctica cobró un gran auge, especialmente en el siglo XIX.
Se destacan, por ejemplo, las "Bodas de Psique y Cupido", de un anónimo, copia del óleo sobre lienzo de Giulio Romano (1499-1546): las diferencias con el original se aprecian sobre todo en la relación entre el fondo y el primer término y en el color. Estos cambios ponen de manifiesto que la copia se realizó a partir de un grabado -debido a Giorgio Ghisi- y no del fresco original.
En el caso de "La Sagrada Familia con san Juanito", cuenta el museo que "a lo largo de su carrera, pero especialmente en su juventud, Luca Giordano sorprendió a sus contemporáneos por su extraordinaria capacidad para imitar el estilo de varios grandes maestros del pasado": en esta muestra se ve cuando emula a Rafael al reinterpretar con libertad la composición de su Virgen del Amor Divino. "Como ponen de manifiesto las iniciales «RSV» (Rafael Sanzio de Urbino) en la zona inferior derecha, en la obra de Giordano hay una cierta intención falsaria", añade el Prado.
La fascinación por Tiziano hizo que la copia de "Perseo y Andrómeda" -que muestra a Andrómeda siendo liberada de un monstruo marino por el héroe griego Perseo- fuera solicitada repetidas veces en los siglos XVI y XVII por la nobleza española y algunas cortes extranjeras. El Museo del Prado presenta un duplicado a tamaño real, de factura ligera y minuciosamente ajustado a la escena, que podría ser el encargado por Felipe II para sustituir al original (hoy en Londres), que había regalado a su secretario.
Con información de Télam