(Por Claudia Lorenzón) Una muestra integrada por la obra de más de 40 artistas en las que el fútbol aparece en el cruce de lo sagrado y lo profano, en la exacerbación de las pasiones más diáfanas y más oscuras, y en la conformación social de los ídolos, se exhibe en la Casa del Bicentenario con la intención de abrir interrogantes sobre las contradicciones del deporte más amado por los argentinos, en el que convergen los sentimientos populares, los capitales económicos y las identificaciones culturales.
"Figuritas. Apariciones futboleras en el arte argentino" está integrada por fotografías, instalaciones, pinturas, esculturas, site specific y videos de más de cuarenta artistas contemporáneos muy jóvenes y otros consagrados de la década del 40 y 50 como Julio Vanzo, Marta Minujín y Guillermo Roux.
Expuesta en el segundo piso de ese espacio cultural, la muestra -con curaduría de Jesu Antuña, Joaquín Barrera y Marcos Krämer- está atravesada por tres núcleos: el primero ofrece un conjunto de obras en las que el fútbol se vincula con lo popular desde la tragedia, lo sagrado y la exacerbación de las pasiones. El segundo, aborda el cruce entre la imagen del ídolo futbolístico y la construcción de la celebridad, y el último, se concentra en los aspectos más físicos del deporte y en la potencia expresiva de sus cuerpos, ante la mirada pública.
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El primer núcleo, "Vida y fútbol", "intenta subrayar el gran espectro de emociones que puede canalizar el fútbol como deporte, por eso es el sector más caudaloso de la exhibición", explica Krämer a Télam y agrega que "el fútbol no es solamente algo que sucede cada cuatro años como el Mundial, ni dentro de los 90 minutos o los 100 minutos de un partido, sino que se transforma en una una especie de nave para seguir llevando adelante la vida cotidiana".
Este sector abre con la pintura del pampeano Martín Kazanietz, que en tres cuadros evoca "La piedad", de Miguel Ángel, y "a partir de un lesionado en un partido de fútbol, como figura central, se abren lecturas vinculadas a las relaciones de amistad, familiares y las relaciones sociales que surgen entorno al fútbol, vinculadas con la tristeza y la alegría. Por otro lado, aparece la cuestión religiosa", señala Barrera.
La pintura de Emiliano Guerresi, "Quién será el próximo gatillo fácil", es una obra cargada de simbolismos, donde un joven con la camiseta que lleva el número 10, está caído en el centro de un círculo naranja, evocando la soledad, el fracaso o el deseo de llegar a ser el mejor.
"El 10 siempre es la aspiración de ser y es una camiseta que se repite hasta el cansancio no solamente acá, aunque quizás más en Argentina por la historia de Maradona y de Messi. Es el número más repetido de las camisetas de fútbol, y si bien representa a una persona, al mismo tiempo es de nadie, y puede decirse que nos contiene a todos", señala Barrera.
El fútbol, la violencia y la muerte aparecen en la muestra representados en las esculturas de cemento del chaqueño Diego Figueroa, autor de nueve pelotas de futbol impactadas por tijeras, cuchillos y martillos. "Este artista, que trabaja con materiales más precarios e imágenes populares, pone en discusión lo que es la alta y la baja cultura", explica Barrera y señala otra obra del artista, "La piedad", con la que representa a un pibe asesinado por el gatillo fácil, en una escultura hecha con bolsas reciclables y mucha cinta de embalar.
La importancia del deporte en los clubes de barrio como factores de contención social también forma parte de la muestra y está representada con un banderín en el que aparece la figura de Evita junto a un grupo de niños con remeras deportivas, que participan de los juegos interprovinciales, de la artista plástica Fátima Pecci Carou.
Marta Minujín también está presente con una obra del año 1977, y es la única que remite al Mundial 78, de la dictadura. En esta pintura, de la colección de la Fundación Klemm, aparece la propia artista duchándose en el Monumental, y en los costados tiene detalles que aluden al uniforme militar, como un señalamiento de lo que ocurría en el país.
En el segundo núcleo de la muestra, denominado "El espectro", los curadores dispusieron "Una llamada silenciosa", en la que aparecen dos televisores, uno con imágenes en movimiento donde a través del texto sobreimpreso se intuye la presencia de Diego Maradona, mientras que en otra pantalla se observa la imagen difuminada del ídolo futbolístico, fallecido hace dos años.
"Decidimos ir un poco contra la corriente o de lo esperable y que no aparezca Maradona en toda la exhibición, partiendo de la idea de que su figura es la ausencia más presente desde hace dos años", explica Krämer quien agrega que "como su imagen ha sido consumida, tergiversada, leída y reinterpretada durante los últimos 50 años, no visibilizarlo era un modo de darle descanso a esa imagen y una especie de mención de luto".
En la obra de la artista rosarina Mariana Tellería, el video donde el astro futbolístico ejecuta el segundo gol a los ingleses en el mítico partido disputado en el Mundial de 1986, los jugadores han sido borrados de la pantalla, lo que deja en evidencia la ausencia de la figura de Diego; pero por el relato de Víctor Hugo Morales, uno sabe qué es cómo está y dónde está cada imagen del mejor gol de la historia", dice Barrera.
En la otra obra, una fotografía tomada sobre una pantalla evoca otros de los momentos épicos de ese partido: el gol con la mano a los ingleses, con una imagen que borra el momento en que Maradona acciona con su mano, y pone en escena parte del cuerpo y las piernas de Diego saltando en el aire y del jugador inglés que está junto a él.
"Esta imagen es inmediatamente reconocible pese a que no se vea la maniobra. Uno sabe qué gol, de qué fecha, quién lo hizo y ante quién", dice Krämer quien agrega que "ese aspecto como acrobático del cuerpo de Maradona abre el segundo gran núcleo de la muestra sobre la potencia del cuerpo en el fútbol como mecanismo expresivo, como vehículo, incluso, de danza, de expresión corporal".
En este caso, "hay una heterogeneidad muy grande de obras que se detienen en la potencia física y en los otros cuerpos que se van de la línea normada, de los cuerpos supuestamente sanos, supuestamente bellos, supuestamente potentes del deporte", agrega Krämer.
En este sentido, la obra de Julio Vanzo -la más antigua de todas las imágenes de la muestra- que pertenece a la colección del Museo Castagnino de Rosario muestra "un entrecruzamiento de los cuerpos y también de los colores de los clubes de futbol de Rosario que nos resultaba interesante a la hora de plantear este núcleo ya que Vanzo es maestro de maestros", señala Barrera.
La conocida y provocativa obra de Nicola Costantino, de la serie de más de 20 años de peletería humana, integrada por pelotas de silicona, en la que reproduce anos y pezones masculinos, integran esta parte de la muestra, "que condensa la idea de que justamente el fútbol es una aparición porque la mayoría de los artistas que participan de la muestra no trabajan el fútbol como tema, sino que emerge en determinados momentos porque el fútbol es un símbolo cultural que, aún cuando alguien lo odie, en su vida se manifiesta de algún modo", señala Krämer.
Lo político y el deporte se entrecruzan en una instalación "Boquita el origen del mal", de Marcia Schvartz que da cuenta de un momento histórico del club Boca Juniors, y remite a cómo lo deportivo puede convertir en presidente a alguien, en este caso a Mauricio Macri, que llegó a la política tras su paso como directivo del club.
La obra de manifiesto clima bizarro, tiene en el centro a un hombre de color blanco inmenso que está mirando imágenes de un pequeño televisor, rodeado de una bandera del club Boca Juniors, y una imagen de Yuyito González, mientras acaricia su miembro.
La exhibición reúne además una obra de Rosana Fuertes, de la serie "Sin fin de camisetas", en la que aparece una gran cantidad de camisetas de futbol de distintos motivos y colores adheridas a una pared, "portadoras de la amplitud de identidades que fueron mutando de los 90 al presente, porque hubo un cambio bastante radical en la relación al futbol y al negocio deportivo que derivó en un trenzado entre futbol, deporte e imágenes", dice Krämer.
Otra de las obras, de Laura Ojeda Bar, "consiste en una reinterpretación, una especie de robo simbólico de una obra de Berni, del año 37, que está secuestrada en Nueva York y se llama Club Atlético Nueva Chicago. Nunca se exhibió en Argentina y está en el Moma de Nueva York y tampoco se exhibió allí, siendo que es una pieza central de Berni", señaló Barrera.
El tercer núcleo de la muestra está referida a la construcción del ídolo, a través de los medios y el exitismo, donde aparecen figuras de Messi, Houseman. En una de las paredes del lugar, la serie del artista Alejandro Kuropatwa, denominada "Familia", exhibe fotografías de Conejo Tarantini y Pata Villanueva, quien luce guantes hechos con billetes, en un período de tiempo que remite a la opulencia del neoliberalismo, donde la vida privada se ventiló a través de los medios de comunicación.
Una obra final aparece en la fachada del edificio, colgando desde un balcón y pertenece a la artista cordobesa Constanza Chiappini, quien trabaja con banderas y en este caso la finalidad era "mostrar la poesía visual que trabajan las banderas de cancha con frases muy cercanas a la poesía popular, con una bandera que lleva los colores celeste y negro, de Belgrano de Córdoba", señaló Barrera.
La muestra se podrá visitar hasta el 26 de febrero de 2023, de miércoles a domingos, de 15 a 20, en Riobamba 985, de la Ciudad de Buenos Aires.
Con información de Télam