En El magún la mayoría de los recuerdos son narrados y recontados por mujeres, quienes parecen ser fundamentales en la transmisión de la memoria: "Al tiempo que no les enseñaban a escribir o no le publicaban sus textos, no podían prohibirles trasmitirse cosas de unas a otras de forma oral", dice la autora de la novela, Larisa Cumin, sobre la relación entre mujeres y palabra.
-Télam: ¿Cuál es la importancia de que la historia sea transmitida por las mujeres, de madres a hijas y viceversa?
-Larisa Cumin.: Es paradójico el tema de las mujeres y la palabra a lo largo de la historia. Al tiempo que no les enseñaban a escribir o no le publicaban sus textos, no podían prohibirles trasmitirse cosas de unas a otras de forma oral. Y eso es muy poderoso. Las mujeres en nuestra sociedad fueron las que cargaron con el peso y la liberación del decir, del contar, de pasarse secretos, recetas e historias de todo tipo que sobrevivieron gracias a esa trasmisión, a ese trabajo y ese placer anónimo. Justamente en el prólogo de los cuentos de hadas de Ángela Carter, que aparece en el epígrafe de mi libro, ella habla de ese rol tan fundamental de las mujeres a la hora de narrar los cuentos maravillosos.
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-T.: Las mujeres parecen ser fundamentales en ese ritual de transmisión
-L.C.: Y en la novela aparecen sobre todo mujeres narrando, pero también mujeres tejiendo, cocinando, trabajando. La palabra va y viene de unas a otras, y creo que hay algo de mamushkas en ellas, hay algo del acompañarse y cuidarse a través de la palabra. Y de poder arrullar también a la propia madre en ese acto de contarle. En este sentido me parece tan significativo que 'El magún' haya sido publicado por Rosa Iceberg, una editorial que publica a escritoras mujeres y que es dirigida por una mujer. Es hermoso para mí que este texto sea parte de un catálogo que arma un ramo de voces nuevas.
-T.: Cursaste la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, ¿se puede enseñar a escribir?
-L.C.: Sí. Más bien se puede aprender a escribir, y a escribir mejor, y para eso hay que hacerle lugar a la otredad, ser permeable y al mismo tiempo confiar en lo propio y trabajar mucho. De hecho actualmente me dedico a acompañar a otros en sus procesos de escritura, dando talleres, y aprendo también estando en ese otro lado, en esa cocina. Respecto a la Maestría en Escritura Creativa, la amé, fue un espacio muy lindo donde compartí mucho del proceso creativo con grandes profesores y compañeros. Lo que más valoro de esa experiencia fue que me acercó a géneros y textos que para mí eran ajenos, así como también a desarrollar aún más una mirada desde lugar de la escritura a la hora de leer.
Con información de Télam