Responsable de un catálogo en el que se pueden encontrar títulos de Ana María Shua, Matías Kulfas, Axel Kicillof o Mariana Gené, Carlos Díaz analiza la coyuntura de la industria editorial nacional ante la problemática del papel y el crecimiento de las ferias del libro, aunque reconoce que en la editorial que conduce no han tenido que cambiar el plan de publicaciones y siguen encontrando estrategias para sostener el proyecto diseñado.
-T: En Argentina vivimos una crisis que afecta la bibliodiversidad que está relacionada con la falta de papel y la concentración de este insumo en dos papeleras. ¿Qué análisis hacés de esa problemática y cómo afectó y afecta al plan editorial de Siglo XXI?
-C.D.: Ha sido una problemática muy democrática en nuestro sector porque nos afectó a todos: los chiquitos, los medianos y los grandes. Todos hemos sufrido el problema de la escasez de papel y los precios del papel. Y no hay mucha defensa, la única es que si tenés un mango, un ahorrito, comprás papel pero como si estuvieras comprando literalmente oro. Cuando vemos que hay papel disponible nos abalanzamos, compramos y nos stockeamos. Hasta ahora no hemos dejado de publicar nada por falta de papel, sí hemos hecho malabares para conseguirlo y hemos pagado precios ridículos para conseguirlos, precios que en alguna medida, no en todas, tenemos que trasladar a precios de tapa de los libros. No podés trasladar todo porque no te lo compraría nadie, tenés que sacrificar algo en el camino. En Argentina estamos muy acostumbrados a estas épocas de crisis donde tenemos que hacer malabares, darle vuelta a las cosas. Lo tengo naturalizado y lo hago asumiendo que es así. El consuelo es que la falta de papel es un problema mundial pero no como en Argentina. Acá los aumentos son abusivos. Trato siempre de entender, no quiero ser caprichoso y mirar solo mi problema.
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-T: Post Pandemia, las ferias del libro, los eventos presenciales alrededor de los libros generaron gran convocatoria. ¿Cómo fue para la editorial esta etapa?
-C.D.: Notamos el deseo de reencontrarse, de salir. Algo que empezarnos a cambiar este año: no hacemos más presentaciones formales, en el sentido del autor con tres panelistas que hablan maravillas de su libro. Tratamos de organizar mesas redondas o diálogos con un eje que tiene que ver con el libro que estamos presentando pero que no sea tanto presentación sino pensar temas. Están funcionando muy bien. Eso también se ve en las ferias del libro, las que están bien organizadas son un éxito de público y de ventas. Hace 10 años eso no existía en la misma magnitud. Es algo más reciente.
Con información de Télam