A cien años del nacimiento del artista uruguayo Carlos Páez Vilaró (1923-2014), Colección Fortabat le rinde homenaje con una exposición organizada junto con el Museo Taller de Casapueblo, que inaugura mañana a las 19 en el museo de Puerto Madero, y que recorre sus inicios, cuando comenzó a plasmar en pinturas, dibujos y cerámicas escenas cotidianas de la negritud, del candombe y de todo lo que ocurría en el conventillo de Montevideo donde tenía su atelier.
"Cien años de un rioplatense" se titula la exposición que rinde homenaje a Páez Vilaró, con el aporte de coleccionistas que han prestado piezas para la exhibición, realizada junto a la Embajada de la República Oriental del Uruguay en la República Argentina y el Museo-Taller de Casapueblo en Uruguay.
Muchas de las obras integraron la primera exposición del artista que curiosamente fue en Buenos Aires, en la galería Wildenstein, en julio de 1955, tal como relata la curadora María Dezuliani: "Carlos Páez Vilaró se encontraba en el conventillo Mediomundo de Montevideo, y recibió la visita de Lupo Stein, enviado de la galería, para inspeccionar su trabajo, que según le habían comentado, pintaba escenas cotidianas de la negritud. El taller era una habitación llamada Yacumenza, donde guardaban los tambores. El joven Páez Vilaró empezó a mostrar sus obras, referidas al candombe y a todo lo que ocurría en el conventillo. Sus óleos tenían la frescura de la inmediatez, él era partícipe de reuniones, testigo de costumbres y ceremonias. Esa visita lo animó a preparar 50 cuadros, 30 dibujos y 20 cerámicas". La mayoría de las obras se vendieron el día de la inauguración de aquella muestra de 1955.
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El recorrido en Fortabat invitará a los visitantes transportarse a los comienzos del artista uruguayo, en los que seguía los pasos de Pedro Figari primero y luego, trasladaba un aire cubista en sus óleos, tras haber conocido a Pablo Picasso en Francia, una impronta que seguiría con viajes a Bahía (Brasil) y África, volcando en sus obras lo que más le impresionaba de las distintas culturas.
Nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923, Páez Vilaró fue un reconocido artista uruguayo con una fuerte vinculación al candombe, ya que pintó centenares de obras al respecto pero también compuso letras para las comparsas, decoró tambores o actuó como incentivador de un folclore que en ese momento luchaba por imponerse contra la incomprensión.
Su pintura se enriqueció con la influencia del arte africano, luego de recorrer países como Senegal, Liberia, Congo, Camerún y Nigeria, donde además realizó obras en adhesión a la lucha de los africanos por la liberación de su continente. También dejó su sello en monumentales murales y cumplió su sueño máximo cuando concretó Casapueblo, en Punta Ballena: sin ser arquitecto, la definió como su barco quieto, trampolín para partir y siempre regresar. Una especie de baúl para almacenar recuerdos, una escultura habitable modelada con sus propias manos.
El 13 de octubre de 1972 se vio vinculado a una historia muy alejada del arte: el avión en el que viajaba su hijo Carlos Miguel junto al equipo de rugby del Colegio Old Christians desapareció en la Cordillera de los Andes. Luego de 70 días de infructuosos rastreos tuvo la alegría de recuperarlo con vida en vísperas de la Navidad.
Sus últimas obras realizadas en Argentina fueron exhibidas en junio de 2013 en el Museo de Arte Tigre. Como despedida, quiso homenajear al color blanco, disparador inicial que lo tentaba a enfrentar el bastidor.
Carlos Páez Vilaró fue un hacedor incansable y pintó hasta el último día de su vida. Falleció en Casapueblo, el 24 de febrero de 2014.
La exposición "Cien años de un rioplatense" se podrá visitar desde el 7 de septiembre hasta el 8 de octubre, de jueves a domingos de 12 a 20, en el segundo piso del museo Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, Olga Cossettini 141, Puerto Madero.
Con información de Télam