"Las indignas", última novela de Agustina Bazterrica, que propone una distopía de mujeres sometidas a castigos corporales extremos por una secta que promete la redención a través del sacrificio, se expande en metáforas que conectan con las vejaciones y muerte a las que son sometidas muchas mujeres en la actualidad y, en ese sentido, la autora espera que "el libro sea una gota que se sume al océano de la lucha feminista".
- Télam: La lectura de la novela remite a los castigos de la Inquisición, pero si se amplía la lectura y la metáfora, hay una relación con el panorama presente y los negacionistas que buscan volver a la década del 30 y destruir los derechos conquistados. ¿Hasta dónde se extiende la metáfora desde tu punto de vista?
- Agustina Bazterrica: El peligro de volver al oscurantismo de la Edad Media es permanente, de volver al terrorismo de Estado es algo real para mí. Por eso hay que seguir pensándonos, hay que seguir leyendo, discutiendo, por eso es tan importante la memoria e insistir en el nunca más. Para que no haya retrocesos tenemos que saber que la democracia no está garantizada. Justamente, hace pocos días conversaba sobre los 30.000 desaparecidos y las posturas negacionistas. Voy a parafrasear a Martín Kohan, 30.000 es una cifra simbólica y abierta, un reclamo, porque nunca se informó la lista completa, con los nombres y apellidos de las personas que se secuestraron, torturaron y desaparecieron en la clandestinidad. Por eso 30.000. Todos sabemos que para tener cifras precisas es necesario lograr el acceso a las listas oficiales de todas aquellas personas que mataron, de todos los bebés que se robaron. Suena poco probable que suceda, por eso la cifra es abierta, en reclamo incasable de justicia.
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- T: La vulnerabilidad de las mujeres está presente también desde un presente donde muchas son violentadas o son víctimas de femicidios.
- A.B: Simone de Beauvoir dijo que el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente. A través de "Las indignas", intenté pensar en cómo nuestros cuerpos son considerados objetos descartables, en cómo nos quieren disciplinar. Ojalá el libro sea una gota que se sume al océano de la lucha feminista. Y si bien siempre intento no caer en la literatura panfletaria, es inevitable que la reflexión sobre el patriarcado, que me atraviesa, me duele, me enfurece, se filtre en lo que escribo porque al día de hoy cuando violan a una mujer en grupo o la matan hay personas que todavía dicen pero tenía la pollera muy corta. Porque todavía existen territorios donde una mujer, no importa la edad, no importa la clase social, puede ser violada, puede ser asesinada sin mayores consecuencias para los violadores, como demuestra en sus investigaciones Rita Segato.
Con información de Télam